La actitud del PP una vez han entrado a formar gobierno en Cenicientos, muy al estilo Valdemorillo, han querido imponer sus normas ante su feria taurina que, su anterior alcaldesa ya tenía diseñada y firmada, tanto en cuanto a toros y toreros. Digamos que, de cara al aficionado, estábamos todos más contentos que unas castañuelas en pleno repique porque en dicha plaza se daban varias circunstancias dignas de elogio. Ante todo, en un pueblo chiquito como Cenicientos, el mismo tenía la grandeza de lidiar el toro auténtico y contratar a toreros llenos de heroicidad para ganarse un sueldo digno.

Barrunto que los dirigentes actuales del pueblo madrileño no deben ser muy aficionados porque cuestionar los toros de Peñajara en el primer festejo con Rubén Pinar, Adrián de Torres y Damián Castaño, ese cartel es muy difícil de hacer en cualquier plaza de primera y, un pueblito madrileño lo lleva a cabo. En segunda instancia, en una corrida concurso de ganaderías que, por cierto, Juan Pedro Domecq no figura y con la intervención de Gómez del Pilar, Román y Borja Jiménez. Todo ello aderezado con una novillada. ¿Cabe grandeza mayor? ¡Imposible!

Al parecer, según me ha contado un banderillero y un matador de toros de los a priori actuantes, el ayuntamiento tenía la gentileza para con los toreros de darles un poquito más de dinero que si fuera una plaza de tercera, que lo es. Pero como se da la circunstancia de que el toro es de coso de primera, los diestros y sus cuadrillas eran recompensados un poco más por aquello del gran riesgo que asumen. Llega el PP con la feria hecha y, empiezan los problemas. ¿Qué tienen ustedes contra dicha feria que, es la admiración de todo Madrid? Se hacen los locos, quieren cambiarlo todo, rebajar los sueldos que se habían pactado con el ayuntamiento anterior y, ahí ha venido la hecatombe, hasta el punto de que las asociaciones taurinas que velan por los toreros han decidido ponerse en huelga contra el ayuntamiento actual. Eso se dice llegar y besar el santo, pero en el culo porque si dicha feria había despertado la ilusión de muchos aficionados de Madrid, justamente, aquellos que admiran al toro en su pujanza, pueden quedarse sin ver los toros si Dios no lo remedia.

Imagino que, Cenicientos, como todos los pueblos de España tendrá problemas de mayor nivel que la feria taurina y, fijarse en dicha nimiedad si de economía hablamos, me parece una banalidad sin límites. ¿Qué quieren que se jueguen la vida los chavales y no les quede ni para tabaco? Por favor, seamos serios que, como es preceptivo, los toreros, frente a dichos toros corren un riesgo tremendo, algo que no está pagado con dinero. Es más, si los nuevo dirigentes se encuentran la feria montada, miel sobre hojuelas, no viene al caso cambiar nada cuando, insisto, la programación de dicha feria es algo envidiable, lo haga quién lo haga.

Al final, si no se llega al acuerdo necesario puede ocurrir que el pueblo se quede sin su feria y los toreros y sus cuadrillas sin el sueldo digno que esperaban tras jugarse la vida de verdad. Ahora entiendo el comunicado de las asociaciones al ponerse en contra de estos dirigentes de nueva ola que, como dice el comunicado antes mentado, lo primero que han hecho ha sido subirse el sueldo. Todo un disparate en toda regla. Sigo creyendo que, en política, de un bando y de otro, existen miles de oportunistas, vagos que, en la política han encontrado un auténtico filón. Ellos sabrán lo que hacen y, respeto a los sueldos, allá con sus conciencias pero, que boicoteen la feria del pueblo que les ha elegido, la barrabasada no puede ser más grande.