Me viene ahora a la mente la afirmación repugnante de un tal Pablo Iglesias que le dedicó a la famosa periodista Mariló Montero. Hay que azotarla hasta que sangre, lo dijo aquel apestoso y canalla de Iglesias que, como premio, el amo de España, tres minutos más tarde le hizo vicepresidente del gobierno. Eso sí, previamente, el innombrable Sánchez había negado cualquier tipo de vinculación política con el apestoso y nefasto Pablo Iglesias, Dios lo tenga en su gloria política. Como el asunto venía de la mano de un comunista, la izquierda, le dio todas las bendiciones a tan siniestro personaje, al tiempo que callaba la derecha de España.
¿Qué dijo entones el feminismo de tan asqueroso personaje? Ni una sola palabra. Todos callaron porque les hizo gracia el comentario puesto que, como se trababa de una periodista de derechas, lógicamente, que se le azotara a todos/as les pareció lo más normal del mundo. ¿Se puede ser más hijo de puta? Así sucedió. Digo todo esto porque, como sabemos, en estos días han defenestrado a Luis Rubiales porque le dio un beso a una jugadora tras haber ganado el mundial de fútbol, algo que, en el momento en que todo sucedió, las componentes del equipo le dieron aires de normalidad, si se me apura, de una broma. Pero, claro, tenía que aparecer en pantalla un solemne maricón para destrozar la carrera del hombre que, como tantas veces dijeron, engrandeció al mundo del fútbol con sus gestiones como nunca en la vida había sucedido.
Y si era tan bueno en sus gestiones, ¿cómo es posible que nadie haya roto una lanza a su favor? Es más, se la ha acusado de agresor sexual por algo que, insisto, en aquellos momentos todo el mundo le dio aires de normalidad. Fijémonos hasta donde llega el grado de locura que, a Rubiales se le acusa de agresor sexual mientras que, la guarra de Irene Montero hizo una ley para beneficiar a todos los violadores, la prueba es que ciento cincuenta están en libertad y otros mil casi a punto de ver el sol por las calles. Cierto es que, algunos de los violadores en libertad, por supuesto, han seguido con su tarea, seguir violando pero, eso es una nimiedad si se compara con Rubiales. ¿Verdad?
Si eso que tenemos en el Congreso se le llama gobierno, que baje Dios y lo certifique. Allí anida la locura, el odio, la animadversión, la bajeza y todos los calificativos ruines que queramos añadirle. ¿Lo duda alguien? Ahí están las pruebas. Pero claro, había órdenes estrictas desde que vieron el besito de Rubiales con Jeni Hermoso para, ante tal motivo, establecer una cortina de humo que impidiera ver todo lo que están tramando para formar un nuevo gobierno que, por supuesto, todo estará rociado con tintes de criminalidad. Ese era el motivo por cual, un simple beso, les vino como anillo al dedo para despistar al personal pero, en mi caso, esa bola no me la tragué.
Aconsejo a todos los hombres que no le den un beso a ninguna mujer, ni en la mejilla ni en los zapatos que, a más de uno puede costarle el puesto. Eso sí, todo el que quiera besar a otro hombre tiene la bendición del maricón de turno porque todo lo que huela a homosexualidad o lesbianismo es lo más admirado del mundo. Miremos al gobierno y lo comprenderemos todo.
Mientras todo eso pasa, los criminales de Barcelona habían preparado un atentado contra los corredores de la vuelta a España para que, en un lugar determinado a la altura de un puente tuvieran preparado un sabotaje para echar doscientos libros de aceite para que resbalaran todos los corredores y, por consiguiente hubiera una mortalidad. Se llegó a tiempo y se evitó la masacre pero, ¿han dicho algo desde el asqueroso gobierno? Ni media palabra. Hay que ser ruines por naturaleza para actuar de dicho modo. Eso sí, el Excelentísimo Presidente del Gobierno de España, un cafre llamado Pedro Sánchez, de entrada pone como presidenta del Congreso de los Diputados a una mujer repugnante pero que, sus delitos no cuentan para nada porque en política se justifica todo y, si eres político, tu persona queda exonerada como tal de todas las aberraciones que puedas cometer.
La susodicha se llama Francina Armengol, era presidenta del gobierno balear, en la época de la pandemia la pillaron con su novia de borrachera en un bar de Mallorca; eso no deja de ser una anécdota pero que, la muy indeseable ha masacrado a los baleares con impuestos criminales, prohibió los toros, donó cientos de miles a chiringuitos que a ella le apetecía, los que eran de su cuerda, claro. Y, como atentado mayor a la sociedad en que vivía prohibió el castellano, hasta el punto de expulsar a todos los médicos que no supieran catalán. ¿Se puede ser más rocambolesco? O sea que, para dicha tiparraca, lo primero y único era que los grandes cirujanos de las islas hablaran en catalán, que salvaran vidas era una auténtica gilipollez. Gentuza como la citada, en política los tenemos por cientos.
Y, volviendo al tema de Rubiales, la actitud de España ante semejante personaje me ha parecido muy lamentable, yo diría que bastarda porque, señores, que salga un maricón con poder en la televisión, arremeta contra Luis Rubiales pidiendo su cabeza y que todo el mundo, políticos, periodistas y demás especies innombrables, que todos secundaran al maricón me parece un acto incalificable. Lo digo porque, sin saber nada de fútbol, en mi caso, si he leído muchas veces, dicho por los periodistas que ahora le han negado, que la gestión económica y social de Luis Rubiales al frente de la Federación había sido ejemplar. Eso decían los medios de comunicación. Siendo así, ¿dónde está el delito? Está clarísimo, besó a una mujer y eso es un acto sacrílego. Los violadores deben de estar en libertad pero, lo que tenía tintes de broma tras el partido, ha llevado a Rubiales a la más absoluta ruina y, por supuesto, a Jorge Vilda, el que era el entrenador. Me he convencido, en este país hay que ser de izquierdas y maricón, con semejantes atributos te respeta hasta Dios; ahora bien, si no lo eres, ni de izquierdas y te gustan las mujeres, menuda ruina te has buscado.
En la imagen, la damnificada Mariló Montero.