He tomado partido porque lo que vivimos no es una democracia real. Estas fueron las palabras del diestro Morante de la Puebla en que, días pasado hizo semejantes manifestaciones. Claro que, a mi entender, ha llegado tarde para dilucidar lo que ha decidido puesto que, no hace falta ser muy listo para comprender que, desde el momento en que Iglesias y Sánchez se dieron el abrazo de Judas, desde aquel instante estaba clarísimo que se imponía, como en todos los socialismos, la dictadura pertinente, eso sí, rociada por esa cortina de humo en la que, a lo lejos, se vislumbra la democracia que todos quisiéramos.

Es cierto que, si hablamos de política todos debemos de temer. Es decir, no me fio de nadie. Es verdad que, el socialismo o comunismo es la peor seña de identidad para un país y, a las pruebas me remito tras lo que la historia nos ha contado en los últimos cien años, sin ir más lejos en el tiempo, de lo que ha supuesto el aberrante socialismo apoyado siempre por el asqueroso comunismo, sinónimo de pobreza, desdicha y miseria para sus votantes porque ellos, desde siempre, han vivido como monarcas que se lo pregunten al apestoso de Pablo Iglesias que él responderá.

Dicho lo cual, hace unos días presentaba yo mis “quejas” porque la Comunidad de Madrid ha hecho oídos sordos hacia la tauromaquia, cuando, como prometieron darle todo el apoyo posible del mundo y, llegado el momento, cosas de políticos en campaña en que todo se apoyará y, cuando hay que apoyar, si te he visto no me acuerdo. Ya lo dijo el profesor Tierno Galván cuando afirmó aquello de que las promesas electorales se hacen para no cumplirse, toda una puñalada que les asestaba a los suyos, sabedor que eso era lo que hacían, mentirle al electorado, razón por la que él, como alcalde de Madrid fue totalmente idolatrado. De igual modo, es el caso de La Junta de Andalucía que, su presidente, Juan Manuel Moreno se declaró partidario acérrimo de la fiesta de los toros y, nosotros, le creímos, supina nuestra ignorancia que no supimos discernir.

¿Qué pasa ahora en este momento tan delicado? Lo dicho, la Junta, en vez de ayudar a la tauromaquia ha puesto medidas más drásticas para que, en el fondo y en la forma, la celebración de festejos –Linares ha sido el último ejemplo de la política nefasta-taurinos sea totalmente imposible que, en realidad, no lo es, las pruebas las tenemos en esos gladiadores que han sido capaces de montar festejos con apenas mil personas en los tendidos mientras que, el señorito Francisco Rivera, se siente dolido ante el empresario de El Puerto de Santa María al que todo el mundo acusa de traidor mientras que, de momento, a Garzón, nadie ha podido imputarle nada y vendió, como él dice, las entradas pertinentes de acuerdo al aforo establecido.

Rivera, claro, quería montar su parodia a lo grande en Ronda, como ha sucedido desde siempre y, en una sola tarde ganar una fortuna puesto que, mientras haya bobos capaces de pagar entradas astronómicas para ver la citada parodia y de paso hacerse la consabida foto, todos contentos. En el fondo de la cuestión, el tal Rivera debería de haber atacado a la Junta Andaluza, nunca a un empresario que ha dado un festejo aceptando y adoptando las normas establecidas. Es muy fácil echar la piedra y esconder la mano, lo más sencillo del mundo, esencialmente lo que hizo el referido Rivera.

No soplan buenos vientos para el toreo porque, ante todo, reina la confusión ante todo aquello que tanto habían prometido, al estilo Pedro Sánchez, todo es mentira, ahí tenemos las grandes pruebas en Madrid y Sevilla, feudos dominados por la derecha con acciones propias de la más aberrante izquierda retrógrada y comunista. Tengo la impresión de que todo el mundo ha confabulado para la destrucción de la fiesta y, pruebas las tenemos de sobra. ¿Qué será de nosotros como aficionados y, lo que es peor, de todo el colectivo taurino?

Ahora, como sabemos, el toreo juega en tercera división y, encima, gracias a esos héroes casi anónimos que, arriesgando lo que tienen y lo que pedirán prestado, son capaces de seguir montado corridas de toros, amén de, entre tantas cosas, hasta tener en contra el maldito poder que todo lo corrompe. Y demos gracias que nos queda la tercera división porque, tal y como se preveía todo, nadie pensábamos que se podría dar un solo espectáculo en España.

En la imagen vemos a Morante, según el arte de Mer Fidalgo con sus lápices.