Manuel, que Dios te guarde porque ahora empieza Cristo a padecer. Digamos que sería un consejo para Manuel Diosleguarde que, como se sabe, se ha doctorado en la feria de Santander, por cierto, con una salida a hombros tras su legítimo éxito. Verdad es que Diosleguarde ha llegado a la alternativa rodado, cuajado y habiendo logrado muchísimos éxitos en su etapa novilleril. O sea que, ha hecho todo lo correcto, lo que en verdad había que hacer y siempre por el sendero de la lógica. No es Manuel Diosleguarde un desesperado que ha querido tomar la alternativa por sentir una excitación artística al uso, a sabiendas que podría ser su última tarde; todo lo contrario, porque, lo que se dice proyección la tiene por doquier.
Claro que, como digo, para todos los nuevos matadores es ahora cuando empieza Cristo a padecer aplicando un refrán para definir que, el futuro puede ser muy oscuro para Diosleguarde y para el resto de sus compañeros que se han doctorado este año al igual que todos los que han confirmado en Madrid. Las pruebas así lo atestiguan. Sinceramente, me pongo en la piel de este chico y me pongo a temblar como si me entraran los escalofríos de la muerte. Y no es para menos.
Todo el mundo anhela hacerse un hueco en la profesión, algo tan lógico como cabal y con mayor énfasis sí sé es consciente de tener auténticas posibilidades como torero. Es el caso del muchacho aludido al que le deseamos toda la suerte del mundo porque, como decía, su carrera novilleril despertó muchas ilusiones entre los aficionados y, por encima de todo, llenó de convicciones al propio protagonista. Por todo ello, siempre serán lógicos sus sueños y anhelos.
La pena que sentimos los aficionados ante el devenir de estos chicos que empiezan es tremenda porque, claro, somos conscientes que no hay puestos para todos. El toreo, si de matadores de toros hablamos es un automóvil; lo explico. ¿Cuántos pasajeros caben en un coche? ¡Cinco! No caben más. Pues en el escalafón de los matadores de toros hay anotados casi doscientos y, lo que se dice puestos para poder triunfar hay muy pocos y, lo que es peor, no hay relevo. Ahí está Morante, El Juli, Manzanares, Roca Rey, Talavante, Ferrera, Daniel Luque, El Fandi, Pablo Aguado, Juan Ortega, Ginés Marín, Tomás Rufo, el regreso a los ruedos de Emilio de Justo……..Todo ello en el elenco al que aspiran todos los toreros del mundo.
Siendo así, ¿qué tiene que hacer Diosleguarde para entrar en ese circuito si apenas quedan puestos? Terrible su futuro el que, por uno de esos milagros del toreo todos quisiéramos que se despejara pero, complicado lo es en grado sumo. Hemos hablado diríamos del primer circuito del toreo aunque queda el segundo pero, ¿está todo el mundo dispuesto para afrontar ese reto que supone matar lo que nadie quiere? Y, con toda seguridad, los que luchan en ese circuito tampoco quieren dejar su brazo a torcer, caso de Manuel Escribano, Rafaelillo, Octavio Chacón, Curro Díaz, Alberto Lamelas, Domingo López Chaves, Pepe Moral, Sergio Serrano, Paco Ureña y una inmensa lista más que, todos aspiran a la gloria.
Fijémonos si es difícil lograr un puesto que, como no te lo reserven por el artículo treinta y tres, vas jodido de por vida. Claro que, semejante privilegio es para muy pocos elegidos como fue el caso de Tomás Rufo que, el pasado año le dieron el entorchado de figura el mismo día de su alternativa. Él, y punto. Este año hemos tenido como triunfador total en Madrid a Ángel Téllez y, el pobre, siendo un gran torero, apenas ha podido arañar unas cuantas sustituciones. Y, cuidado que Téllez salió por la puerta grande de Las Ventas declarándose como triunfador del ciclo isidril y, ¿en qué ferias está puesto? Muy difícil es el camino para Diosleguarde como para el resto de sus compañeros que se han doctorado. Y es duro decir todo esto porque si se retiraran los que llevan “mil años” como matadores podría haber alguna que otra posibilidad pero, no es el caso; las figuras quieren ser eternos en su profesión y, menos mal que el pasado año se retiró Enrique Ponce, lo digo porque de seguir en activo, todavía quedarían menos puestos para los chavales ilusionados.