No me queda otra opción que pedir perdón a todos mis lectores porque, el pasado jueves sufrí una indisposición que me llevó hasta el nosocomio. De repente, sin causa que lo justifique, se me rompió una vena en la cavidad nasal y sufrí una hemorragia tan grande que la que sufriera Manuel Diosleguarde en su cogida en Cuéllar, con todo mi respeto y admiración hacia tan pundonoroso torero.

Por momento sentí pánico, negarlo sería una estupidez por mi parte porque, de mi nariz manaba sangre a borbotones y, ya sabemos las consecuencias que ello puede derivar si no se controla la hemorragia muy pronto. Tuve suerte porque mi hijo que siempre está al quite, se personó en mi casa en menos de cinco minutos desde que le hice la llamada, me trasladó al centro hospitalario y allí ha estado internado varios días.

Me atendieron en el acto, me pusieron un globo nasal que, al hincharlo dentro de la nariz tapona por completo la hemorragia y, a su vez, sutura la vena que se ha partido. Allí, en el nosocomio, el teléfono no paraba de sonar puesto que, para mi fortuna, tengo mucha gente que me sigue y, lo que es mejor, que me quiere en calidad de amigos, como siempre dije, el tesoro que siempre me asistió.

Todo ha pasado y me queda pedir perdón a mis lectores amigos y, ante todo, darle gracias a Dios de que todo haya quedado en un susto de espanto.