Rafael García Garrido se ha lucido al confeccionar los carteles de Valencia puesto que, el hombre, con su dinero es dueño de hacer lo que le venga en gana pero, por encima de todo, hay que pensar en los aficionados que, en cada plaza, existen unas preferencias a las que ningún empresario debe de ningunear y, en el caso de Valencia, si de un torero reclamado por su afición no es otro que Román, por mucho que les pese a los que digan lo contrario, entre ellos el propio empresario que se ha lavado las mano como Pilatos dejando en la calle al torero más emblemático de la capital del Turia.
Román, además de ser valenciano, en la actualidad es todo un icono para el coso de la calle de Játiva –y no digo Xátiva como dicen ahora los progres de la basura izquierdosa- puesto que, en todas sus actuaciones en dicho coliseo, Román ha dejado siempre una bella lección de pundonor. Nadie podíamos dudar, tras lo antes contado, que este torero no estuviera en los carteles de la feria de julio valenciana y, nuestro gozo en un pozo y no te quiero decir el del pobre Román.
Los partidarios de las figuras, todos ellos sostienen que, el que ha llegado hasta arriba es por su valía y, seguro que es cierto pero, si te van cortando el camino cada vez que un torero humilde avanza un poquito, ¿cómo se pude llegar a ser figura? Es más, la rotunda actuación de Román en Madrid le aleja de toda sospecha. Su comparecencia en la última de sus actuaciones rayó en lo más épico que se recuerda en la feria de San Isidro. Valor a raudales, toreo encajado y auténtico, ganas de jugarse la vida de verdad, nada de cuentos ni historias. Como digo, una tarde rotunda dentro del material que le cupo en suerte pero, es ahí donde yo quiero ver a los toreros, no con el burro medio muerto para que luego se salgan de rositas, de Madrid y de cualquier plaza. Pues ya lo estamos viendo, ese esfuerzo tan brutal ha tenido como pago, la exclusión de Román en su plaza, un lugar donde le adoran; no digo que Román por él solo vaya a agotar el papel pero, en la corrida torista, por ejemplo, ahí pudo haber un hueco para este diestro tan singular como gallardo. Todos los hechos vienen a demostrar que, de un plumazo, la empresa ha querido quitarse de en medio a Paco Ramos y a Jesús Chover.
Y, cuidado, estamos aplicando la lógica más cabal puesto que, si Román no está en la feria de Algeciras, por citar una plaza cualquiera que celebra su feria por estos días, nadie se rasga las vestiduras al respecto puesto que, si mal no recuerdo, es posible que el chaval no haya pisado jamás esta plaza aludida pero, por el amor de Dios, estamos hablando de Valencia, su plaza, su feria, su pueblo, su gente, su afición y, verle como espectador en una barrera en estos días, para todos, será una pena enorme. Una vez más, Román nos hace pensar para que nos hagamos la pregunta que mil veces nos hemos hecho, ¿sirven de algo los triunfos? Analicemos el caso de Román y que conteste el que sepa.
Eso sí, mientras esta desdicha sucede en Valencia y con el torero más representativo de la ciudad, la prensa valenciana no ha dicho esta boca es mía; todo lo contrario, han ensalzado la labor del empresario diciendo que actúan cuatro toreros de la comunidad en la plaza valenciana. A la sazón, Manzanares en calidad de figura del toreo que no falta en ninguna feria, lo anormal sería que falta en la capital del Turia. Nek Romero, un novillero destacado que, por lógica actúa en la novillada y, Paco Ramos y Jesús Chover, de Castellón y Valencia respectivamente que, como dije, la empresa pretende quitárselos de encima de un solo plumazo. Pero, insisto, el torero más emblemático con el que ahora cuenta Valencia es Román, queramos o todo lo contrario. Otra cosa muy distinta es que, Rafael García Garrido, por intereses oscuros no haya querido contratarle.
Foto de Andrew Moore de Román frente a un toro de Adolfo Martin.