No hace falta ser muy listo para saber que, en toda la Comunidad Valenciana el toro sigue siendo el rey en la gran mayoría de sus pueblos, costumbre ancestral en la que, pese al riesgo que ello implica, algunos iluminados, en su maldito cargo que ostentan, dicen que la sociedad evoluciona y que los toros se deben de suprimir por aquello del respeto hacia los animales. Es el caso de la localidad de Tabernes de Valldigna en la que, por vez primera en su historia el ayuntamiento ha prohibido que se corran toros por sus calles, rito de toda la vida pero que, insisto, como en política hay muchos iluminados que, a su vez, son los peores dictadores, lo que a ellos no les gusta no existe y para que no exista, lo prohíben y no hay ley alguna que ampare a los aficionados y, en este caso al pueblo en general.
Como se desprende tras comprobar los hechos tan lamentables como son la prohibición del toro por las calles de Tabernes, no hace falta ser ninguna lumbrera para adivinar quién manda en dicha localidad puesto que, leyendo su nombre ya lo dice todo, Sergi González. Es decir, se llama Sergio pero como quiera que en Valencia y de forma concreta los “catalanistas” de nuestra comunidad, por aquello de erradicar el español, el pájaro citado se hace llamar Sergi que, como era preceptivo, milita en las filas de Compromis, el que dirigía aquella insensata llamada Mónica Oltra que, pese a ser cogida con las manos en la masa, todavía defendía su inocencia.
Claro que, los tabernenses deben de ser santos hasta el límite de los altares –tampoco lo serán mucho tras haber votado a dicho personaje- deberían de plantarse ante el ayuntamiento y explicarle al personaje la cuestión por la que ha ejercido esta dictadura inexplicable pero que, como digo, a estos tipejos les gusta más que a un tonto un lápiz. El tipo en cuestión ha hecho lo mismo que la indeseable alcaldesa de Gijón pero, en este caso, sin plaza de toros en Tabernes, ha prohibido que salgan toros por las calles, como digo, una costumbre traducida en fiesta desde siempre pero, ante los caprichos de un tipo apestoso, Tabernes se ha quedado sin su fiesta taurina.
Y dice el tiparraco que, el hecho de prohibir que salga un toro por sus calles es una cuestión de principios. ¿De qué coño habla el tipo aludido? ¿Qué entenderá él por principios? Que baje Dios y lo vea. Ya es patente que, todos los partidos de izquierda, todos, sin distinción, abogan siempre por el animal pero al ser humano que lo parta un rayo. Como explico, todas estas gentuzas son todos muy animalistas, nada es más cierto. Claro que, si esa política la emplearan para favorecer al ser humano otro gallo nos cantaría. Pero, insisto, no he conocido jamás a un político de izquierdas –salvo las excepciones de rigor- que sea preocupe por los problemas de sus homónimos.
La izquierda, políticamente dicho, es criminal en todos los sentidos pero, si nos adentramos en los partidos regionalistas como Compromis –en castellano se diría Compromiso- o el mismo Podemos, la hecatombe la tenemos servida. Son gentuzas que lo que pretendían era tener un trono para reinar, para imponer sus leyes y, una vez que lo consiguieron se olvidaron de los pobres inocentes que creyeron sus mentiras y patrañas y les votaron. En Tabernes de Valldigna deben de tomar lección y si en las próximas elecciones votan a semejante partido, ello demostrará que todavía les pasa poco.
La Peña Taurina de Tabernes se encuentra muy molesta ante la actitud de un individuo impresentable pero, como quiera que el alcalde tenga el poder para hacer lo que le venga en gana, que se jodan los peñistas y, sin duda, todos los que aman dicha fiesta. ¿Cuándo comprenderemos que, dentro de la democracia se esconden cientos de dictadores esparcidos por toda España? Eso que lo ven hasta los niños de pañales, millones de personas no se han dado cuenta, entre ellos, los habitantes de Tabernes de Valldigna que, por una decisión arbitraria y dictatorial se han quedado sin toros. Que sigan votando al alcalde que les representa que, todos, sin distinción, acabarán en las cloacas del pueblo.