José Antonio Morante «De la Puebla» ha sido un torero que le ha gustado beber de la fuente del toreo antiguo, barroco, sentido, e improvisado.

Según declaraciones al diario Abc, antes su pasión era Juan Belmonte, el espejo donde mirarse, un torero evolucionado para sus tiempos, «Cuando yo empezaba, tenía más fijación hacia Juan Belmonte, más quieto, con una estética más mirando al público que al toro.» Pero poco a poco, Joselito, El Gallo, la figura de esa edad de oro fue calando en el espíritu del torero de La Puebla del Río, «Pero con el tiempo me fui dando cuenta de la grandeza de Joselito, porque tenía una verdad tan sencilla y tan grandiosa que ha sido una fuente donde inspirarme.

Esa época del toreo ha marcado mucho en la tauromaquia de Morante, ferviente admirador de lo clásico y añejo, el toreo eterno que nunca pasa de moda, “Joselito -remarca el sevillano- ha sido para mí una inspiración, una utopía, un aprendizaje.

En tiempos de crisis, parece que toda celebración queda en un segundo plano. En tiempos de crisis las fechas señaladas tienen menos relevancia, pero para un aficionado, es inevitable no recordar una  trágica efeméride,  el centenario del rey de los toreros, «Es una pena que el centenario de José parezca gafado con este Covid-19, pero su obra, tanto torera como humana, no hay virus que la olvide”.