El viernes pasado día 1 estuve invitado a un coloquio organizado por la asociación cultural «Los Puñetas» de Mejorada del Campo (Madrid) que en colaboración con su paisano el matador de toros y actual banderillero Antonio Perez organización dicho acto que resultó ser ameno, cercano y romántico.

En dicho acto intervenimos el citado matador y actual banderillero Antonio Pérez, Lucas Manuel Belinchón (apoderado y empresario), Ángel González «El Pechu» (recortador en festejos populares), y un servidor, presentó y moderó el coloquio el periodista Diego Cervera que supo conducir exitosamente dicho acto.

Aunque luego haré un breve repaso de la interesante intervención de cada uno de los que participamos en dicho evento primero quiero escribir sobre algunas cosas que me transmitió el entorno y el ambiente del local donde se realizó el coloquio.

Empezaré por escribir que el coloquio se hizo en un bar ambientado con fotos y motivos taurinos, una cabeza de toro preside una de sus paredes y una gran bandera de España está puesta en el fondo de una cristalera de dicho bar, todo eso acompañado de un ambiente de gentes que transmiten esa nobleza que aún conservan algunos pueblos me hizo sentirme a gusto, por momentos sentí pararse el tiempo cuando todo era más cercano y los pueblos conservaban sus señas de identidad.

El coloquio se realizó en una sala de dicho establecimiento que dispone de buen espacio.

El público asistente ocupó todas las sillas habilitadas para dicho evento, entre las personas que presenciaron el acto había varios niños, gente joven y de mediana edad, también presenció el coloquio un muchacho joven de la localidad que además es alumno de la escuela taurina del maestro «El Juli» quiere intentar la hermosa y difícil aventura de querer ser torero, casi al final del acto y reclamado por su paisano el torero Antonio Pérez se sentó en la mesa del coloquio y se le hicieron algunas preguntas.

El tema del que se habló en el coloquio era sobre el toreo de antes y el toreo de ahora.

El periodista Diego Cervera supo conducir magníficamente el acto y sacar lo mejor de cada uno de los intervinientes con preguntas directas e interesantes.

Antonio Pérez el torero local, habló de su paso por la profesión cuando estaba luchando por funcionar como novillero y después como matador de toros en España, habló también de su marcha y viaje a tierras del Perú que se fue para unos días y al final estuvo allí casi un año, contó alguna anécdota divertida de aquellos viajes de 10 horas para ir a torear por aquellos pueblos rodeados de montañas y estrechos caminos polvorientos donde en alguna ocasión en la bodega del autobús en el que viajaban también iban como pasajeros gallos de pelea.

El apoderado Lucas Belinchón, comentó entre otras cosas que a él le gustaban más otros tiempos pasados de la tauromaquia donde había más pasión y respeto por la misma, que mérito tienen estos apoderados independientes en estos tiempos donde la contratación de los toreros en muchas ocasiones se mueve en una cuerda de intereses.

El recortador Ángel González «El Pechu», expuso que ser recortador era su pasión, que en la plaza sentía una adrenalina delante del toro que no la había sentido en ninguna otra parte, también comentó que admiraba mucho al recortador Paquito Murillo y que algunos de los mejores consejos como recortador profesional los recibió de él, dijo también que el mundo del recorte está muy profesionalizado y que el nivel de exigencia de los públicos es cada vez mayor.

Por mi parte entre algunos aspectos personales comenté que llegado mi último año como torero en activo, también se me acabó la última gota de valor que me quedaba, dije que los toreros cuando empezamos somos atrevidos y con el tiempo yo al menos me volví precavido, también hablé de que hace unos 35 o 40 años no existían los recortadores profesionales, los recortadores de otros tiempos eran la gente del pueblo que salían a correr y a pegar algún recorte a las vaquillas o a los toros de capea la capea de su pueblo.

También dije que actualmente los toreros tienen mucha más técnica que antes pero que los toreros de antes eran más autodidactas y la gran mayoría de ellos tenían más personalidad que ahora.

Se hablaron de muchas cosas que darían para varios relatos, pero he querido simplificar este así.

No quiero finalizar este relato sin dejar de escribir dos anécdotas que me pasaron en dicho coloquio.

La primera anécdota es que durante una de las intervenciones del periodista Diego Cervera comentó al público asistente que yo escribía en un blog y que a él le gustaba la forma de como lo hago, se le ocurrió preguntarme que si seria capaz de dirigir un coloquio, le contesté que esa respuesta la tendría que dar el público, los asistentes al coloquio me pegaron una ovación y Diego, automáticamente me paso el micro y me echo como le dije a él «el toro encima», me dijo «el micro es tuyo, continua» , resolví la simpática y espontanea situación lo más digno que pude, entre las preguntas que hice le pregunté a Antonio sobre su cambio del oro a la plata, al recortador Ángel que si nunca quiso ser torero y al periodista Diego Cervera le pregunté que quienes eran sus escritores favoritos, como he escrito unas líneas más atrás también había algunos niños entre el público y con permiso de sus padres les pregunté que si alguno de los dos querían ser toreros, los dos me respondieron que sí.

La anécdota final fue que el bar «Chapí » donde se celebró el coloquio está cerca del centro de ese gran pueblo y aparcar el coche por allí es difícil por lo que tuve que aparcarlo algo retirado de dicho local, el bar tiene dos entradas y salidas, salí y cogí una calle equivocada al llegar a una plaza rodeada por una fuente me di cuenta de que no iba por el camino correcto, pregunté a una pareja que paseaban por la zona, les di la explicación de donde había aparcado el coche, les dije que lo había dejado en una calle empinada que hacía cuesta arriba y que cerca pasaba una carretera donde se veía un letrero que indicaba la dirección del pueblo de Velilla de San Antonio y a la otra parte indicaba la dirección de Madrid, me dijeron por donde tenía que seguir pero otra vez me perdí por una calle que daba a un parque grande, allí pregunté a otra pareja, una chica que estaba hablando con un hombre dentro de un coche, les di la misma explicación que a la pareja que me había encontrado anteriormente y la mujer muy agradable por cierto suponía donde podía tener el coche, le pidió el favor a su amigo de que me llevase al sitio, el hombre amablemente me invitó a subir al coche y me acercó al mío, en el corto trayecto le comenté que venía de un coloquio, me preguntó si era el coloquio taurino, al decirle que si y enseñarle el trofeo que nos había entregado el dueño del local, me dijo que él era aficionado y que no había asistido al coloquio porque había salido tarde de trabajar, al final dimos con mi coche gracias a esta persona y a su amiga que le pidió que me llevará, desde aquí les doy las gracias a esos dos desconocidos de gran voluntad y buen corazón.

Y también quiero finalizar el relato dando las gracias a los organizadores del evento y en especial al bar Chapí y a su dueño que nos hicieron sentir como en casa, enhorabuena también a todos los participantes del coloquio y al público asistente tan encantador que nos acompañó.

Julián Maestro, torero