Hola hija, en primer lugar quiero pedirte disculpas por hacer este texto público, sé que te gusta pasar inadvertida pero es que tenía la necesidad de hacer un escrito donde me puedas leer lo que a veces no te puedo decir en persona porque tú me comentas y sé que en cierto modo es verdad, que en ocasiones me pongo muy pesado.

Ahora sé que al menos me dedicarás unos minutos para leerme lo que tantas veces te quiero decir.

También sé que algún día Dios quiera que sea dentro de muchos años cuando tú padre ya no esté en este mundo buscaras este escrito lo volverás a leer con la añoranza del transcurrir de la vida y te dirás, en esto quizá llevaba razón mi padre.

Empezaré por decirte que aunque sé que tú ya lo sabes has elegido una profesión muy bonita pero también muy difícil, por eso quiero escribirte que seas siempre tú y que no te dejes influenciar por nadie, eso creo que lo harás bien porque desde pequeña tuviste en ese sentido una personalidad muy acusada, impropia diría yo de una niña de la edad que tenías entonces.

Quiero también escribirte hija que luches por tus sueños como lo llevas haciendo ya desde hace algunos años, sé que te llegarán momentos de desesperación donde pienses que no llega tu recompensa artística , habrá días donde dudarás de ti, pensaras que no has sido llamada para esa profesión, es en esos momentos cuando quiero que te acuerdes de tu padre y recuerdes lo que él siempre decía, «Natalia, no es pasión de padre pero tu vales para la interpretación» y nunca te lo he dicho porque me dejé llevar por la pasión de padre, te lo digo porque he sido uno más del público cuando has actuado y he visto las reacciones de la gente, he sentido y escuchado los aplausos que les salían del corazón, he observado cómo les transmitías con tu voz, con tu forma de sentir, de expresar e interpretar y eso no son piropos ni pasión de padre, eso lo he vivido y sentido yo como uno más del público, ese que ignora o critica lo que no le gusta porque nunca olvides que el público es soberano y siempre expresa lo que le sale del alma.

También quería contarte que si algún día te llega el éxito nunca te olvides de tus raíces, tú vienes de una familia humilde y luchadora.

Si lo consigues nunca niegues una sonrisa ni una foto a nadie, trata a todo el mundo con cercanía sabiendo cuál es tu sitio y cuál es el que debes de dar a ellos.

Nunca olvides que los públicos son los que un día te suben y al otro te pueden olvidar.

Sé agradecida en el triunfo y fuerte en el fracaso que de todo tendrás.

Nunca te olvides si llegas de quien estuvo al principio y sobre todo de quien te ayudó, cuídate mucho de los amigos y de las amistades que conozcas si te llega la fama, porque no siempre serán los más convenientes ni los de verdad, de todo habrá, más bien cuida tus amig@s de siempre, los de verdad, esos son muy pocos y cuesta tenerlos, nunca los olvides.

Y si no te llega el difícil y casi imposible éxito, trata de al menos estar en lo que te guste y de ser lo buena persona que eres porque todo en la vida es efímero y al final queda la persona.

Si de una cosa me siento orgulloso hija es de haber hecho lo que siempre quise hacer, no di mi brazo a torcer y siempre estuve en lo que me gustó, no acepté reproches ni críticas por llevar la vida que siempre quise llevar, a veces en el límite de todo, pero me mereció la pena aunque solo consiguiera parte de mis sueños, con eso me sentí bien pagado, nunca me sometía a horarios de fábricas ni de oficinas, a veces viví mejor que otras, pero te vuelvo a repetir que siempre hice lo que sentía y me gustaba, tuve que renunciar a muchas cosas, pero la vida y mi profesión me recompensó con otras.

Por eso finalizo este escrito diciéndote que siempre luches por lo que te gusta, que seas la persona que ahora eres y que logres o no tus sueños siempre te habrá merecido la pena perseguirlos y luchar por ellos.
Ánimo hija, siempre recuerda que tu padre te dirá su frase.

Natalia, tú vales mucho, por eso un día serás una gran actriz.

Julián Maestro, torero