Si hay alguien en el toreo que merezca una página entera de halagos esa página lleva por nombre Isidoro del Prado y Miguel Velasco o Miguel Velasco e Isidoro del Prado.

Merecen una página de halagos y merecerían mil reconocimientos más por la hombría, pureza, torería y honradez que han demostrado a lo largo de su dilatada carrera taurina.

Isidoro y Miguel o Miguel e Isidoro, son dos toreros que han dedicado al toro toda su vida.

Se forjaron en las capeas de Guadalajara y torearon buen número de novilladas en su época.

No tuve la suerte de verlos torear como novilleros, pero me cuentan que hacían una pareja perfecta, Miguel era un torero poderoso que podía y sacaba partido al toro San Marcos, Isidoro me cuentan que tenía muy buen concepto del toreo, que era un torero con pellizco de artista.

Si he coincidido con ellos alguna tarde como por ejemplo en Madrid en aquel ya lejano año 1991 en su etapa de banderilleros y vi con mis propios ojos el poder y la facilidad que tenían para ir al toro.

Creo por lo que he visto y también por todo lo que he escuchado de ellos que cualquiera de ellos podía haber funcionado como toreros de oro, pero la falta de suerte y su dirección artística no dieron con el taurino adecuado.

Tampoco hubiera sido fácil porque Isidoro y Miguel salieron muy jovencitos de casa (12 o 13 años) a buscarse la vida como toreros y pronto descubrieron la mentira y la falsedad que reinaba en aquellos tiempos del toreo, dar con un hombre íntegro como ellos y además de eso ser buen taurino no era fácil en aquellos tiempos de picaresca y hambruna.

Miguel e Isidoro, siempre han sido dos toreros muy respetados y queridos por sus compañeros, la prueba está que cuando se hicieron banderilleros rápidamente los compañeros les votamos para que nos representaran en la junta directiva de la Unión de picadores y banderilleros, Isidoro, llegó a ser presidente y Miguel, miembro de la junta directiva, fueron reelegidos varias veces.

Durante el tiempo que ellos estuvieron en ese cargo se preocuparon de los intereses del colectivo, pero sobre todo se preocuparon de los intereses de los compañeros de abajo, de los más humildes.

Ya sabemos que el mundo del toro está lleno de intereses e injusticias y Miguel e Isidoro, no pasan ni tragan con eso, ellos son muy fieles a su filosofía del toreo y conocieron y tienen unos valores que no los venden ni los prostituyen a ningún precio.

Llegó un momento en que no estaban a gusto por diferentes cuestiones en dicho cargo y se fueron.

Prefirieron volver a ser libres, creo personalmente que Isidoro y Miguel, no son hombres de despacho, no ceden un ápice de lo que consideran más justo, ellos son hombres de entrenamiento  en la casa de campo, de ponerse delante del toro cada vez que pueden porque a pesar de tener 70 años se siguen poniendo delante del toro y de las vacas en el campo siempre que se presenta la ocasión, ellos nacieron para ser toreros y nunca llevaron bien eso de los despachos y el politiqueo.
Si de una cosa me  arrepiento es de no haber nacido antes, para así poder haber toreado con Isidoro y Miguel, que época tan bonita, romántica y dura vivieron.

En Guadalajara y toda su provincia son toda una institución por todas las batallas ganadas en esos pueblos tan duros de entonces, allí y en todos los sitios donde torearon siempre dejaron su poso de toreros – toreros, dentro y fuera de la plaza.

Amigos y toreros Miguel e Isidoro, os deseo larga vida y salud.

Aún nos quedan largas charlas taurinas cada vez que nos veamos, aún me quedan por escucharos mil anécdotas y vivencias taurinas que vivisteis y seguís viviendo porque vosotros sois y seréis toreros hasta el último suspiro de vuestras vidas.

Un abrazo a los dos.

Julián Maestro, torero