Vengo de otro oficio muy distinto a este como la gran mayoría de los compañeros que he conocido en esta faceta.
El concepto que tengo de la mayoría de las personas que desembocan en la figuración es bueno en el plano personal y muy interesante en muchos casos, en el profesional por las dignísimas y hasta interesantísimas profesiones que algunos han ejercido o siguen ejerciendo.

En mi corto peregrinar por el mundo del cine y concretamente en el del figurante he conocido, veterinarios, escritores, músicos,  pintores de cuadros, militares, abogados, periodistas, estudiantes de carrera, etc.

Personas con mucho mundo vivido, mil experiencias enriquecedoras, en casi todos les intuyo una especie de toque artístico, porque la mayoría sin saberlo o sin querer demostrarlo transmiten ramalazos de arte, en su forma de estar, de hablar, de sentir, de querer interpretar, etc.

También he intuido en alguno como si llevasen en su interior un actor o actriz frustrado y nunca mejor dicho, existe aquel que le gusta dar la nota e intentar a toda costa dejarse de ver no solo ante las cámaras que es lo que más pretenden ese tipo de personas sino ante los compañeros en los tiempos muertos entre secuencias y grabaciones. Gracias a Dios estos son los menos pero alguno existe.

Hace poco conocí a una escritora que acaba de publicar una bonita novela «Nubes negras», allí estaba figurando esa mujer, otro día conocí a una señora ama de casa con hijos y vocación de actriz me dijo una frase muy bonita decía que «sus días grises cuando hacía figuración se convertían en días de Luz».

Detrás de cada figurante existe una historia,  algunas apasionantes, personas que proceden de los oficios más insospechados y que llegan a ese mundo por las circunstancias personales de cada uno, unos porque a su edad ya no los cogen en ciertas profesiones, otros porque están próximos a la jubilación y les viene bien cotizar a la seguridad social,  otros por sacarse unos eurillos extra, otros por figurar y valga la redundancia.

La mayoría es gente buena y honrada que quizá perdieron su trabajo y prefieren ganar cuarenta euros honradamente antes que robar.

Para finalizar quiero escribir que en su mayoría me parece gente muy interesante que está cada día que figuran bajo un disfraz encima de su piel, sin protagonismo de actores de primera pero que sin ellos tampoco se podrían hacer películas, (una cadena no funciona si le falta un piñón).

Y a ti actor que vas de prepotente y miras con desprecio o haciendo de menos al figurante, quizás algún día caiga tu fama y tengas que recurrir al oficio que menos te esperabas.
Y a los actores que nos tratan con respeto decirles que la humildad les hace más grandes y que sus principales admiradores somos la figura de los humildes pero honrados figurantes.

Julián Maestro, torero