Esta nueva situación por la que atraviesa el Mundo, que estamos sufriendo en España y que no podía ser ajena a los Toros, debería sacar a la relucir esos valores que transmite la Tauromaquia por medio de sus buenos ejemplos.

Dichos valores no son exclusivos de nuestro Planeta de los Toros, porque afortunadamente también los percibimos en otras facetas como son el deporte o el día a día de las familias, y podríamos creer que tenemos asumidos esos preciosos argumentos más que algunos dogmas de Fe, pero mientras que estos los podemos recitar -aunque no nos los creamos-, parecemos incapaces de aplicar los primeros por muy consabidos que los tengamos.

Ante una situación de tanta emergencia el Gobierno declara el Estado de Alerta y desde ese momento comenzamos a observar tan múltiples como dispares comportamientos, desde insolidarios que asaltan los supermercados para acaparar, hasta quienes se ofrecen voluntarios para ayudar a los más vulnerables; desde quienes se lanzan a las calles para continuar como si nada sucediera, hasta quienes se organizan para permanecer aislados del mejor modo posible; desde quienes se dedican a difundir bulos para que aumente el miedo ante la situación, hasta quienes se prestan a ayudar sin descanso a quien pueda necesitarlo, transmitiendo su calma y poniéndose a disposición de todos.

Es verdad que los pasos de actuación de nuestro Gobierno van siendo una calamidad y que en nada han contribuido a mejorar el panorama –antes al contrario- pero no es menos cierto que muchos ciudadanos demuestran ser merecedores del único método que reconocen como válido: la mano dura.

Estábamos tan tranquilos, unos regulando penalmente el uso del piropo e incapaces de dedicarse a verdaderos asuntos de gobierno, y otros inconformistas quejándonos sobre la monotonía de las primeras ferias españolas pero deseando que comenzasen los ciclos para ver toros; unos preparando el camino hacia su independencia para que esta nunca tenga lugar, pero que el proceso imposible les permita vivir de ella, y otros preocupados por cuántos días faltan para que llegue la primavera, casi ajustándose el capirote o contando los volantes.

Todos en nuestro derecho y tan tranquilos, hasta que llega el Coronavirus y nos sacude, y los medios de comunicación lo dejan todo para no hablar de otra cosa, y se frenan las regulaciones de género, y se suspenden las ferias, y ya no importa cuántos días faltan para que llegue la primavera aunque los independentistas continúen preparando su independencia inviable, porque cuando un tonto coge una linde, si la linde se acaba el tonto sigue.

¿Y ante tanta adversidad dónde quedan nuestros valores? ¿Recordamos alguno de ellos? Nos piden que nos quedemos en casa para cumplir una serie de sencillas medidas y nosotros ¿qué hacemos? ¿Qué hay sobre aquello de la capacidad de sacrificio, resistencia ante la adversidad, espíritu de lucha, ánimo de victoria, compañerismo, solidaridad, elegir las tareas más duras para rebajar de ellas a los más débiles, ayunar si es preciso, y si toca limpiarnos el culo con papel de periódico? O en el bidet o con una hoja de pámpano.

¿Y tenemos una idea de cuál va a ser el panorama cuando volvamos a la calle? ¿Cuántos millones de parados? ¿Alguna idea sobre la gente que será desahuciada? ¿De verdad creemos que las ferias que se han aplazado podrán ser retomadas? ¿En qué lugar del orden de prioridades pondremos el debate sobre el tamaño de las puyas?

Seguro que todos conocemos a muchos buenos aficionados y pensando en ellos os voy a proponer un juego, con la doble intención de amenizarnos el confinamiento y de que saquemos algunas conclusiones.

Preguntadle al amigo más aficionado que tengáis: ¿Cuáles son los valores de la Tauromaquia?

Escuchad atentamente su respuesta y os agradeceré si después nos hacéis participe de ella a través de la cuenta de Instagram.

José Luis Barrachina Susarte