Hace unos días, concretamente el jueves 7 de mayo, se organizó un tentadero en la ganadería de El Montecillo, la ganadería que dirigiera magistralmente el genial e icónico Don Francisco Medina, Dios lo tenga en la gloria. El tentadero se había promocionado en las redes sociales de los dos protagonistas, David Sánchez –Actual propietario- y Gonzalo Caballero, como un acto para explicar a los más jóvenes en qué consistía la labor del tentadero. Me encanta cualquier idea que sea promocionar la tauromaquia entre los jóvenes, y enseñar el campo bravo, pero hay que cuidar las formas, no todo vale.

Sonaba todo muy bien, muy apetecible,  muy educativo, incluso podía ser ilustrativo. El tentadero se convirtió en un baño de masas, pocas personas aguantaron mucho tiempo, pero el volumen fue de unas 18mil personas, en apenas una hora de emisión. Algo bueno e ideal para aprovechar la ocasión para fomentar la afición, culturizar a los aficionados, dar su visión del tentadero; hacer las cosas amenas y a la vez enriquecer culturalmente a los aficionados, por lo menos dar la sensación, que alguien ha visto algo que le vaya a instruir para futuros tentaderos. Por cierto, para grabar no hace falta tener las dos cuentas activas -Montecillo y Caballero-, que da la sensación, que más que mostrar una labor del campo quieres conseguir seguidores. Un ejemplo de tentadero bien hecho, La Quinta, recomendable 100%.

El tentadero se promocionó como una forma divertida de conocer el campo y sus labores.  En todo momento careció de una estructura explicativa, donde las partes involucradas precisen las partes a desarrollar; evidentemente desde la solemnidad y el respeto que demanda una labor tan importante como un tentadero. En ningún momento se entrevió la importancia que tiene un tentadero. Muchas risas, voces, un ganadero picando con la cámara del móvil, mientras los otros charlaban, sin prestar atención. Para colmo, en un momento salió el novillero de tapia, lo dejaron solo, sin prestarle atención, ni consejo, y acabo cogido por la erala, y se escuchó una frase por parte de David Sánchez “es joven… que se levante”. Es cierto, es joven, un novillero joven que carece de las tablas que da el oficio, por eso deberían estar pendientes de su labor, si le hace falta un capote, o una rectificación. Siempre hay tiempo para charlar… divagar si la vaca ha sido buena, mala o regular, cuando esté encerrada.

Una falta de respeto y seriedad al rito del tentadero, al animal y al chaval que estaba delante. Mientras los protagonistas se daban palmaditas en la espalda, según ellos para fomentar la tauromaquia. Si esta es la visión de futuro que tienen… apaga y vámonos. Les gusta mucho figurar, y darse baños de masas. Así ni se fomenta, ni se educa. Espero que cuando los abonados jóvenes acudan al ver el tentadero, sea algo más serio, más educativo y pierdan el tiempo de explicar, cada uno de los pasos a seguir, y sus motivos.

Yo estoy a favor de la regeneración, de la juventud en la tauromaquia, de un cambio, -desde torosdelidia.es hemos promovido siempre la juventud y como atraerla a la tauromaquia, varios artículos dan fe- pero para bien, no para que otros peor preparados, hagan de la tauromaquia su cortijo particular, donde campen a sus anchas con sus amigotes. La gloria se alcanza en el ruedo, y es el único lugar, donde un torero y un ganadero pueden tener argumentos. Todo lo demás, son quimeras, para figurar. Seguir en el candelero sin necesidad de triunfar. Vender una moto a cambio, que solo se queda en un “quiero lo que tienen los otros, sin necesidad de trabajar ni luchar”.

Por Juanje Herrero