En una temporada incierta, muy difícil, con un país envuelto en una gran crisis, cualquier noticia sobre los estragos que ha provocado el Covid’19 es una tragedia. Prácticamente todas las noticias son una debacle del sector, todas…  salvo una.

El Erte al que ha sido sometido  Vicente Zabala de la Serna en El Mundo, ha sido una bendición para la veracidad del periodismo taurino. Gracias al covid, disfrutamos de un periodo de honestidad y justicia en el periodismo,  donde el sectarismo partidista del que siempre hace gala Zabala de la Serna ha quedado prácticamente erradicado. Por lo menos, hasta el mes de septiembre… aunque sin actividad taurina, podría estar de “vacaciones” hasta diciembre. Una gran noticia para la tauromaquia. Aunque sinceramente, con el declive que ha sufrido la sección taurina de El Mundo, tal vez su director tome la decisión de no mantener un crítico taurino, y solo acepte colaboraciones esporádicas.

Un hombre que ha hecho un daño irreparable a cientos de personas. Todo con un único fin… su propio interés y el de sus amigos. Un ególatra y tirano, al que mucho definen como una mala persona.  Una verdad que se repite en la boca de gente que se ha cruzado en su camino.

Ahora escribe a través de su secuaz de “compañía”, Juan Diego Madueño. Un chaval que tiene la personalidad justa y necesaria para pasar el día. Y que ahora se dedica a prestar colaboraciones esporádicas en El Mundo, muchas por encargo de su “valedor” Zabala de la Serna.

La vida sigue, y nadie parece acordarse del hombre que se instaló en el sistema para ordeñarlo a dos manos. Con su despotismo y falsedad consiguió ser más eficaz como “guardaespaldas” que como “periodista taurino”. En su pluma erradica todos los males de la tauromaquia. Amigable con el que le interesa…  familia Lozano, Zuñiga Hijo y compañía, despiadado con el que no le interesa. La verdad que ser despiadado no significa que sea verdad lo que escribe, simplemente que su objetivo es contario al de sus intereses.

Por desgracia, Movistar toros sigue empeñado en el sectarismo de Zabala, y es un flotador en la inmensidad del océano. Triste realidad para un canal que esta de capa caída, apostar por el nepotismo.

La realidad es que no hay lugar para los malvados. “Apesebrado” de un sistema que siempre ha querido controlar, y nunca ha podido. No le gusta que le haga sombra ni el sol. Por eso, la sección taurina que “dirige” va cuesta abajo y sin freno, cosechando una audiencia irrisoria. ¿Será el fin de Zabala? Ojalá, pero no lo creo, hierba mala nunca muera. Y volverá, disfrazado de lobo con piel de cordero, al rescate de una tauromaquia que el mismo ha denigrado, desacreditado y deshonrado, con sus bochornosas falacias.

Por Juanje Herrero