El escritor de cine más importante de España, toreó y dejó poesía y novelas taurinas antes que guiones.

Rafael Azcona, nacido en Logroño el 1926 y extinto en Madrid hace 12 años, ha sido el escritor de cine más importante de España y, para los que saben mucho del tema, de Europa. Fue premiado, goyeado, laureado o galardonado a muchas bandas aunque asistió a pocas galas: “Los guionistas no interesan a nadie. La película es del director y a la gente le gusta ver a las actrices y actores protagonistas”.

Entre casi el centenar de cintas guionizadas por Rafael, quién por edad o por ser cinéfilo no ha disfrutado o disfruta con “Plácido”, “El verdugo”, “El pisito”, “El cochecito”, “La prima Angélica”….o por referirme a las últimas “La lengua de las mariposas” o “Los girasoles ciegos”. Por cierto. Estos días en el festival de cine de Málaga se estrena “Los europeos”, basada en la novela de Rafael con el mismo título, con guión del riojano Bernardo Sánchez.

En las líneas que vayan surgiendo trataré de reflejar al Azcona taurino. Fue  aficionado y dejó rastro inequívoco. De cine sé lo mismo que de arameo ¡Nada!

El padre de Rafael, Dionisio “Retana”, era cojo y sastre en su domicilio. Muy aficionado a los toros, creó una cuadrilla torera con cojos que entretuvieron por pueblos de La Rioja, Navarra, Vascongadas… “Retana” era el matador y jefe de cuadrilla. Sus últimas actuaciones fueron al principio de los cuarenta.

Antes del paseíllo humedecían una zona del ruedo, la disimulaban con arena superficial, y el número estrella lo protagonizaba uno de los rencos cuando citaba en el tercio empapado y escapando de la vaca o becerro  se “sorprendía” hundiendo la pata de palo en el barro y no podía huir. Ahí llegaba la carcajada y el “ayayayay” por la posible voltereta, la cuadrilla al quite con capotes unos y los otros tratando de desenterrar el palo…¡En fin! Las cosas que tanta gracia hacen a los maduros cuando ven a un desvalido en peligro.

Rafaelito siendo niño asistía al apartado en la plaza de Logroño, cerca de su casa, con su padre que como era amigo del que vendía las bebidas le dejaba quedarse hasta por la tarde, en el cuarto de las gaseosas con un bocadillo, para ahorrarse la entrada. Vio a todos los toreros de feria de los años treinta y cuarenta y su ídolo, “por quietud, liturgia, personalidad y emoción fue Manolete”.

No quedó ahí la cosa y entrenaba con los “toreros” locales. En ocasiones se anunció en festivales con vacas o becerradas hasta el mismo año 51 que se fue a Madrid a tratar de vivir escribiendo cosa que no veía claro en su pueblo donde “yo escribía hasta de toros pero no había manera de ganar un duro”.

Alternó en Logroño con Pepe Renta, al que hizo de banderillero en la localidad serrana de El Rasillo, La Rioja, Valentín, Herraiz, Illera, El Pinturas, Paco Miranda…y fue alma de un programa taurino, “Alamares”, en Radio Rioja que mantuvieron aficionados y “cuando ya fue rentable se hizo cargo la empresa titular”.

De aquellos años dejó muestras literarias contundentes. Escribió un romance a la muerte de Manolete que el torero local “Pacotín” recitaba en programas teatrales, veladas benéficas y actos similares. O en cualquier taberna o juerga de Logroño cuando estaba a gusto y la compañía  de cuartilleros llevaba “la carga”. Hasta en San Sebastián lo he escuchado, con Paco Camino presente, en una cena.

Entresaco algunos versos: “Feria de san Agustín, que yo he visto y recuerdo. Feria de san Agustín, Linares de los mineros”.  “…sol de agosto en los sombreros; va empujándole a la gente un pasodoble torero. “…tú tenías que triunfar, justificar tu dinero, darte al toro cada tarde y seguir siendo el primero”. “…y para sellar tu triunfo te perfilaste, sereno, y liando la muleta y arrastrando tu pie izquierdo, enterraste en el morrillo hasta la bola el acero”. “…Ten tranquilidad Manolo”. “Ay, don Luis ¡que ya no veo!”. “Venía la madrugada a tu encuentro desde el cielo; La luna, desesperada cortó de raíz sus cuernos; cuando pasaste a su lado Saturno tiró el sombrero; cordobeses Rafaeles te salieron al encuentro….La piel de toro de España lleva en hombros tu recuerdo”.

Es una muestra sentimental, taurina y culta de aficionado. El poema es muy largo y expresivo ¡Manolete era su torero!

Por el 49 impactaron los novilleros Litri y Aparicio llenando plazas y protagonizando ferias con sus novilladas. En Logroño triunfaron e hicieron la “mili”: Un día de cuartel, dos de hotel, jura de bandera, comida con la tropa y… a torear.

El momento taurino fue recordado 56 años después con Rafael y Julio Aparicio en jornada gastronómica madrileña a la  que asistió Miguel Flores. Estos dos toreros presenciaron el homenaje que se dio a Rafael en Logroño y en el Bellas Artes de Madrid al poco de morir. No se le fue viva la actualidad novilleril referida a  Rafael que dedicó un poema a cada torero.

“Julio Aparicio que llevas el Cossío bajo el brazo, en aulas de tarde y sol, barrera, tendido y palco”. “…creador de esta ciencia tan hombre siendo un muchacho, sin importarte la muerte que te ronda los costados…”.

“Este “Litri” es una estaca disfrazada de torero. ¿Qué viene el toro? ¡Que venga! Él no se quita de en medio”. “…¿Parar, mandar y templar? ¡No me venga usted con cuentos! Desde que “Litri” es “El Litri” ya no existen los terrenos, ni el peligro ni el valor, ni la prudencia ni el miedo”.

Lo anterior solo puede escribirlo un buen aficionado y gran prosista que también dejó un poema titulado “Becerro”. Espigo algunas líneas: “No eras nada y ya eres todo, tembloroso becerrete en la tarde sin clarines. Tu testuz, que aún es frente que piensa y sueña en la ubre, sin adivinar la muerte…”. “De esa luz que ha de alumbrar tu bravura, en unas suertes que, sin tú saber por qué, te llevarán a la muerte”. “…dulce becerro que tiemblas en el prado verde, verde…”.

Tengo delante otro poema dedicado a las torres gemelas de la catedral de Logroño y titula así: “Las torres de La Redonda son banderillas puestas al Ebro”. “El Ebro, toro de nácar, encampanado y violento embiste contra Logroño, tranquilo banderillero que burla su acometida con un esguince del cuerpo, para dejarle en los lomos un par de torres al quiebro”. “….¡Igual que un toro boyante que se arranca desde lejos, igual te estás arrancando a la ciudad que, sin miedo, te espera con los pies juntos y metida en tu terreno!”. “…¡Vieja estampa de “La Lidia”, daguerrotipo en reflejos de banderillas barrocas, oro sobre azules frescos!…”.

Azcona se fue de Logroño a Madrid en el año 51 y su primer libro escrito es “Cuando el toro se llama Felipe”. Primavera de 1954. Antes le publicaron otros escritos después. Fue editado y publicado en Tetuán en 1956 cuando Rafael trabajaba en “La Codorniz” y en diario “Pueblo” dibujando y escribiendo.

Por el año 2002 pude encontrar dos tomos en Librería Rodríguez, dehesa clave para conseguir “ejemplares” difíciles, y con el ganadero de bravo Antonio Briones nos reunimos a comer y a que nos los firmara Rafael. Dijo textualmente: “En Madrid te decían: “Si me escribes tantas páginas te doy 1.000 pesetas. Hasta que no entregabas no te pagaban. Había que hacerlo rápido y creo que está escrito en dos o tres noches. La idea es buena pero está hecha con precipitación. En lugar de un chaval espontáneo que quiere ser torero, el espontáneo es un toro manso que siguiendo el Ebro, desde Santander, llega a los sotos de Navarra donde había toros bravos. No vale la pena que lo leáis. Es un rollo”.

Mentira jodida. Es muy entretenido y ridiculiza a los que quieren “ser toreros” por nacer en, llamarse cómo, imitar el habla andaluza…un repaso a los tontos taurinos …”Una historia que hace llorar hasta a los guardias”.

El libro es una maravilla. Al final, “Rafaé” confesó que no quería ser torero porque le daban mucha pena los pobres toritos. Mató el toro de estocada en la barriga y lo tuvieron parte de la tarde y la noche a hombros arrojándolo de vez en cuando al pilón de una fuente del lugar.

El libro es taurino total y merece una película. El autor denota ser aficionado, conocer a los necios que en la fiesta pululan y dominar la ironía, la crítica, la burla, el argot real y los diversos ambientes. Una bendición que enseña con risa, denuncia y fotografía con mucho humor el toreo y su ambiente real y chungo.

Pedro Mari Azofra.

PIE DE FOTO:

-Años 40. Azcona con el novillero Illera en la plaza de Logroño.

-1949. Rafael lancea una vaca en La Manzanera de Logroño.