La lotería no es un invento reciente. Hace dos milenios los chinos y más tarde los romanos ya tenían lotería, el keno en la China de la dinastía han, o los sorteos que se celebraban en la antigua Roma con motivo de la festividad Saturnalia. Sin embargo, no fue hasta el siglo XIII cuando surgieron en Europa los primeros sorteos denominados «loto», que al parecer fueron un invento del monje Celestino Galiano.

En el siglo XVIII, durante el reinado de Carlos III, debido a las necesidades de la Hacienda Pública, se creó el primer juego de lotería en España. Recaudar fondos para las arcas públicas ha sido y es la tónica en todos los países europeos.

Si pensamos en los ingredientes clásicos de la lotería nacional, no podemos olvidar la participación de los niños de San Ildefonso: los pequeños que cantan los premios. Desde 1771, se han seleccionado niños que tengan una voz clara y fuerte y que articulen bien las palabras para sacar y cantar los premios de la lotería.

España no es el único país con una edición especial de Lotería de Navidad. Por lo menos en Francia, Italia y Bélgica hay de mayor cuantía de premios y en Hungría y Chipre en menos medida. Sin embargo, en la popularidad de la Lotería de Navidad a España solo le iguala Argentina.

Las administraciones de lotería son una pieza muy importante de la tradición. En cada barrio hay una. También han generado polémica, porque las administraciones ganan un porcentaje fijo, pero ridículo comparado con el dinero que mueven. Es algo parecido que les han pasado también a las farmacias y los estancos, todos competencias del Estado.

¿A quién le ha tocado en la lotería? A mí no, primero porque no suelo echar lotería. Si ganara, ¡eso sí que sería un milagro! ¿Conocen a primera mano a alguien a quien le haya tocado? ¿Le ha tocado el año pasado? ¿Tampoco? ¿Y por qué seguimos comprando participaciones de lotería con tanto ímpetu, con tantas ganas y esperanzas? La ilusión es la clave. Allí está la delgada línea roja entre hacer las cosas con cabeza o por pura ilusión.

Se suele decir: «Bueno, si a mí me toca, no me va a pasar lo que le pasó al vecino, que gastó todo el dinero ganado, compraba regalos a todos, compraba coches y organizaba fiestas sin parar. Al final se arruinó.» ¿Cómo sabe que no le va a pasar lo mismo? La verdad es que no lo sabremos hasta ese momento. Para ser rico también hay que estar mentalmente preparado y nadie enseña eso. No es lo mismo nacer en una familia que desde hace generaciones ha sido adinerada que hacerse rico de la noche a la mañana.

¿Por qué seguimos pensando que algún día nos va a tocar un premio multimillonario?

Según un dicho: «Es más probable que caiga un rayo que ganar el primer premio de la lotería». La lotería se basa en gran medida en la psicología, por la eterna promesa de hacerse rico rápido y sin esfuerzo. Cuán realista sea esto no es tan relevante. La lotería le da a la gente la oportunidad de soñar.

Jugar a la lotería puede ser simplemente una especie de pasatiempo. Después de todo, es agradable sentarse un sábado por la noche a ver las noticias y esperar a que comience el emocionante sorteo de lotería. «Igual hoy me toca'», pensamos.

Los números también son importantes para las personas. Simbolizan fechas relevantes,  como cumpleaños de niños, aniversarios u otros acontecimientos o cosas de la vida personalmente importantes. Por eso a la lotería se suele jugar con los mismos números. Implica superstición, pereza, y también valor emocional.

La parte de vicio, la adición y peligro se halla en que podemos apostar a todas horas física y electrónicamente en salas de juego, en casinos o por internet. Quién no tiene disciplina para controlarse, se puede perder el camino.

Hace unos diez años ¿Se acuerdan del intento de construir un Euro Vegas en la comunidad de Madrid? No se llevaba a cabo porque los dueños exigían una serie de privilegios y cambios en la legislación española, además de atraer consigo otros negocios menos legales como prostitución y delincuencia. No es lo mismo el concepto de Euro Vegas que Euro Disney.

En China la población es muy jugadora y muy fumadora. La lotería y el juego es allí casi una religión, a pesar de que estaba prohibido durante mucho tiempo. Las claves en China son las creencias en la superstición y la numerología y el deseo de hacerse rico rápidamente en una sociedad donde el dinero es hoy prácticamente el único parámetro por el que se mide el éxito de una persona.

En todas partes a muchos les gusta echar la lotería. Es un hábito, un sueño, una ilusión que nos hace vivir felices un momento, tener un rato agradable. ¿Hay algo malo en eso? Claro que no. La felicidad está en las cosas pequeñas y si a alguien le hace feliz la lotería de Navidad o la del Niño, adelante dijo la de Alicante.

Quiromasajista Juha Karlsson

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