En la vida no dejas de aprender, de evolucionar, de crecer y de sorprendente. Y ayer, Mary Fortes nos dió una lección magistral en Informe Taurino. Una clase solemne de torería, de saber estar, de esfuerzo y perseverancia, y también de adaptación.

Nacida en Castellón, y Malageña de adopción ejerce hoy las funciones de profesora en la escuela taurina, inculcando a sus alumnos los valores presentes y pasados de la tauromaquia. Un momento cumbre de la noche llego en la parte de las anécdotas, presente también estaba la formidable torera Conchi Ríos.

La anécdota tiene una moraleja bruta, palpable, imperecedera y tangible. Con su personalidad arrolladora, Mary Fortes nos dio una lección de vida. De cómo puede sacar otra perspectiva en lo mundano. De cómo depurar la presión de una tarde de toros, y mentalizarse para estar a gusto consigo misma.

Un día, se encontraba ella en el puerto dando un paseo, asimilando el próximo compromiso y mentalizándose para volverse a vestir de luces. Un antojo surgió durante esa caminata,  y no fue otro que ir a saciar su hambre con un helado. Mientras disfrutaba de su helado en un banco, comprendió en ese momento, que en la vida no puedes gustar a todo el mundo. Es decir, su obsesión siempre fue agradar a todos los que en la plaza se congregaban para verla, con la presión que ello supone. Pero ese día, algo cambio, y comprendió que no a todas las personas les gusta lo mismo, gracias a los sabores de los helados. Se liberó de la presión establecida hasta el momento, y comenzó a expresar lo que ella sentía, sin importarle si agradaba a unos u otros. Y fue entonces cuando su toreo cobro más fuerza, vuelo e importancia.

Eso es el aprendizaje. Entender de repente algo que siempre has entendido, pero de una manera distinta. Muchos son los toreros, que les meten en la cabeza que hay que salir arreando, que hay que triunfar cada tarde, que hagan lo que sea necesario para cortar algún apéndice. En ocasiones, cuando uno quiere dar lo mejor, y agradar a todo el mundo, nunca acaba dando con la tecla correcta y acaba traicionando su propio concepto del toreo. Por eso, muchos toreros hasta que no asimilan que tienen que torear para ellos, salvaguardar su concepto, y darle ese toque de personalidad, no acabamos realmente de ver todo su potencial.

Una lección de vida, en una anécdota de los años 70, que Mary Fortes guarda a buen recaudo en su corazón. Al final, esa revelación le cambio la forma de ver la vida.

Por Juanje Herrero