Es en esta época de inactividad taurina cuando toman auténtica relevancia los aficionados a los toros puesto que, con sus actitudes demuestran que, pese al parón invernal, la fiesta sigue tan viva como en pleno mes de agosto, todo un mérito incuantificable. Son ellos, los aficionados, los que le recuerdan al mundo del toro que, pese a la ausencia lógica de festejos, la llama sigue viva en el corazón de todos aquellos que aman la Fiesta con mayúscula.

Son innumerables los actos que proliferan por toda España al respecto, lo que viene a demostrar que, los amantes del tan bello arte no descansan; es más, hasta les siguen dando protagonismo a los toreros por aquello de los agasajos a los que son invitados en los que, el nombre de cada homenajeado aparece con letras de oro en las distintas salas donde acude el invitado de rigor. La actitud de peñas, clubes y demás entes que enaltecen la fiesta taurina, todos, sin distinción, deberían tener el gran reconocimiento por parte de las gentes del toro que, como explico, hasta sin toros son capaces de darle vida a la Fiesta.

Sigo creyendo que, los organizadores taurinos deberían ser conscientes de dichos actos, al igual que los toreros y, en plena temporada, todo aquel que ostente el carnet acreditativo de pertenecer a cualquier organización de aficionados, todos ellos deberían tener un descuento especial a la hora de comprar la localidad correspondiente en cada feria que se celebre en España. Y son los toreros los que, desde sus tribunas, deberían hacer valer el derecho al que cito. Ellos, más que nadie, saben de la verdad que encierran mis palabras que no son otra cosa que el hecho de los reconocimientos que a diario se les hacen en distintos lugares donde existen aficionados.

Lo contado viene a demostrar la gratitud que sienten los aficionados por los toreros y, sin duda alguna, el amor inmenso que le profesan a esta fiesta tan singular como auténtica. Eso sí, ahora, los toreros, los homenajeados, todos están muy contentos con las actitudes por parte de los aficionados pero, a su vez, los diestros deberían de saber que, todo lo que ahora hacen a favor de los protagonistas, durante la temporada, se gastan el dinero en comprar su entrada y, como digo, en esta época invernal hasta les cuesta el dinero de sus bolsillos.

Son muchas las tertulias o actos de agasajo a los diestros, incluso muchos hombres y mujeres de la crítica taurina no dudan un instante en ir al lugar al que son llamados, todo ello para que la fiesta no duerma ni en invierno, digamos, para que resplandezca en cualquier día del año. Esta es la grandeza que emana del corazón de los aficionados, los críticos, los organizadores; de todo ese elenco de personas que, por afición, por amor a la fiesta como antes decía, son capaces de afrontar cualquier sacrifico que les pida, todo antes de que la fiesta quede dormida.

Los aficionados que muchas veces son duramente criticados por el taurinismo, en estos momentos de silencio sepulcral para los toros, son ellos mismos los que refrendan las actuaciones de los toreros que, sin importarles su estatus social, son debidamente agasajados por aquello que en el ruedo han hecho; pero todos, desde el más grande hasta el más humilde. Entre otros, como sabemos, Borja Jiménez es reclamado en distintos foros, tanto en España como en Francia. ¿Cabe distingo mayor? Y, cuidado que lo dicho tiene suma importancia, lo digo porque los aficionados, como nos sucede a quienes amamos esta fiesta singular que en que, todos juntos barruntamos las grandes posibilidades de Borja Jiménez, de ahí el énfasis de todo el mundo en que jamás se apague la llama de este diestro ejemplar que tantas cosas buenas nos hace presagiar. Aunque Borja, al respecto, no está solo, si acaso es el icono más representativo por su gran temporada, especialmente en su triunfo apoteósico en Madrid frente a los toros de Albaserrada. Son muchos los diestros reclamados en este tiempo de parón para que, todos, sin distinción, sigan contemplando viva la llama del toreo.