Tras las declaraciones de Pablo Iglesias, caudillo de España porque Dios es un gracioso, al respecto de su disconformidad con la fiesta de los toros, apenas unos pocos toreros se han molestado en contestarle y, lo que lo han hecho, lo hicieron en tono menor o, en el mejor de los casos con la carta que le escribió a dicho personaje nuestro admirado Victorino Martín García. Un documento admirable que, como se comprenderá no merece dicho sujeto puesto que, hablarle con educación y respeto a semejante dictador me parece un dislate en toda regla.

Las dictaduras siempre son malas pero, cuidado, si las mismas son de izquierdas, las que van revestidas de la legalidad democrática, es entonces cuando tenemos que huir de forma despavorida, si es que tenemos algún lugar donde llegar. Y esto es lo que hace ese tipo siniestro que, amparado por el que tiene cogido de los cojones, el tal Iglesias es el que lleva la batuta de España, para mal, claro está; pero amigo, es el vicepresidente del gobierno por mucho que nos pese y lo tanto que nos duela. El tipo tiene la sartén por el mango y todo lo que a él no le guste hay que erradicarlo y, los toros, como se sabe, son su punto de mira.

El tema de los toros es algo muy serio para España y, si no tomamos cartas en el asunto, la tragedia puede ser de época. Es lamentable ver a la Unión de Toreros solicitando ayudas, las mismas que los trabajadores de una fábrica de tornillos y, se les ha denegado todo. ¿Qué clase de gobierno tenemos que defenestra a un importante sector de la sociedad, simplemente porque viven de los toros? Lo dicho viene a demostrar que nos rigen unos sectarios acaudalados gracias a la bendita democracia pero que, el segmento de la población que ellos deciden, para esos no hay ayuda alguna. Oiga, ¡que son seres humanos como los demás¡ Que se jodan, por haber elegido una profesión criminal como es la de matar toros. Más o menos, esa es la contestación que reciben los toreros.

Tenemos un gobierno sectario, parcial, muy amigo de sus amiguetes pero que, el pueblo en su conjunto les importa una puta mierda, a las pruebas me remito. A los dictadores les incomoda que el pueblo hable, que nadie tenga la osadía de criticarles y, tanto Iglesias como su jefe, les viene muy mal que alguien les diga lo contrario de lo que ellos piensan. ¿Será que no leen los periódicos o escuchan la radio? Lo digo porque, a diario, son cientos las críticas de todos los disconformes pero, al parecer, ellos no se dan por enterados.

El mal que sufrimos el colectivo de los toros es algo tremendo, dantesco pero apenas es nada comparado con la situación de España en que, millones de personas se han quedado sin nada, el mundo de los toros entre ellos, pero que a estas gentecillas nada les asusta y mucho menos les preocupa porque, en realidad, lo que querían era un sillón cómodo en el que aposentarse eternamente, algo que si Dios no lo remedia así sucederá.

Lo que la gente no imagina y se lo toman a pura broma es que el citado Iglesias, antes de que acabe el año estará promoviendo el referéndum sobre toros sí, toros no. Y el que lo dude que anote la fecha de este ensayo que, para mi desdicha, será la prueba macabra de haber acertado en algo este pronóstico terrible. No se trata de mandarle cartitas al susodicho, ni mensaje vía Tuitteer y demás zarandajas; la situación amerita mucho más, en este caso, en tan pronto podamos salir a las calles como Dios manda, todo el toreo y cientos de miles de aficionados debemos de plantarnos frente al Congreso de los Diputados para que, estas gentes apestosas que nos gobiernan, que se den cuenta de la verdadera situación, en este caso, del grave problema que se nos ha creado por culpa de unos indeseables.

Es todo muy complejo lo que digo porque ahora que nos quejamos todos de tantas cosas horribles que padecemos, a la hora de emitir el voto, convertidos en tribus africanas, les damos el voto a estos tipos que, como han demostrado ya muchas veces solo son capaces de generar hambre, miseria y desolación. Confiemos que, en las próxima elecciones, pese a tantos millones de personas desoladas y hundidas en el fango de la desesperación, quiera Dios que sean capaces de cambiar de opinión porque, como se ha demostrado, la maldita izquierda solo genera miseria y desolación y, para colmo, división entre los españoles porque ellos se encargan de dicha cuestión.

Así, como está este toro, se ha quedado el pueblo español, totalmente mutilado.