El que pretenda entender algo del entramado empresarial por aquello de aplicar lógica, fracasa con estrépito. Claro que, a nadie nos debe de caer de nuevo que, como millones de veces dije, los triunfos de los toreros, si los demás no quieren no sirven para nada. Convengamos que, un diestro, el que fuere, triunfador de una determinada feria, al margen del caché que el diestro pueda tener, ese éxito ya debería ser atributo suficiente para ser contratado para el año venidero. Pero, amigos, eso es la teoría porque la práctica es harina de otro costal y no precisamente de la buena.

La prueba de lo que digo la hemos visto en esos carteles heterodoxos que se han montado en Linares que, más que para congraciarse con los linarenses, la empresa, con dichos carteles pretende echar a los aficionados para siempre del coso de Santa Margarita. Entiendo que todo el mundo tiene derecho a torear pero, si de hacer bien las cosas se trata o cuando menos con justicia, los carteles de la feria de San Agustín servirán, más que para conmemorar la muerte de Manolete en dicha plaza, para certificar la defunción de tan bello coso porque, en próximas ocasiones no irá nadie y, dudo que este año vaya alguien.

Para las dos corridas de toros se ha contratado a tres chicos ilusionados que, tras terminar el festejo tendrán en su bolsillo menos dinero que un niño en el baño o, nadie lo sabe, hasta es posible que se hayan tenido que llevar ellos la toalla para secarse.

Morante acude de nuevo tras su estrepitoso fracaso del año pasado pero, como quiera que ahora le alaban de trabajador constante, aquel fracaso no ha empañado para nada su contratación que, con los animalitos del año pasado, igual en esta ocasión que viene precedido por el botafumeiro de todos los malos aficionados que reinan en el periodismo, hasta es posible que se haga el ánimo  y engañe a tirios y troyanos; lo digo porque en honor a la verdad, el pasado año no engañó a nadie.

Paradojas del destino, el que hiciera la faena de más lujo del pasado año en dicha feria, Juan Ortega que, junto a Curro Díaz fueron los triunfadores del ciclo, ni uno ni el otro aparecen este año en los carteles. Para su fortuna, Juan Ortega, porque así lo han decidido los demás, está en todas las ferias que se están montado con etiqueta de figura y, sinceramente, no ir a Linares le traerá sin cuidado pero, pensemos por un momento que para el chaval de Sevilla, volver a Linares fuera su tabla reivindicativa, imagino que el pobre estaría para morirse de la pena. Así es el mundo del toro en que, insisto, las condiciones para Juan Ortega le han venido rodadas para pasar por alto la página linarense pero, pese a todo, eso es una puñalada trapera, más bien una estocada en todo lo alto.

Y no hablemos de Curro Díaz al que, de forma sorpresiva, nadie le reclama en los púlpitos oficialistas del periodismo. ¡Ver para creer! Sepamos, si es que alguien lo duda, Curro Díaz es el torero que más trofeos “Manolete” acaudala en sus vitrinas, lo que nos hace sospechar que sus triunfos eran verdaderos porque, si mi memoria no me es infiel, jamás defraudó en dicha plaza. Se le ha condenado al ostracismo en Linares que, como mal, podía ser el menor; pero no, su condena está sellada en todas las corridas de ferias donde tantas tardes ha triunfado en todos los ruedos y, ahora le pagan con traiciones. ¿Lo entiende alguien? Y, cuidado que no estamos hablando de un cualquiera; se trata de un torero que ha triunfado en España, Francia, América y, sin ir más lejos, el pasado domingo -que venía precedido de un gran triunfo en México-, aunque fuera en un pueblo, como diría nuestro compañero, paró los relojes al torear como sueñan los toreros. Iniesta, en la provincia de Cuenca, fue la plaza agraciada y, por ende, en la Monumental de Castilla La Mancha porque dicha corrida se televisó por CMM.

Tras tantos años como aficionado confieso que no entiendo nada porque, la ilógica es algo que siempre se me escapó de las manos. Pienso en Linares y, mi cabeza me apunta de todo. Es verdad que el aforo permitido no da para mucho pero, igual estábamos el año pasado y Curro Díaz como Juan Ortega, ambos torearon en Linares. Conforme están las cosas, ¿habrá que pagar por torear en vez de cobrar? Dejo la pregunta en el aire porque de números sé muy poquito y de toros mucho menos, al menos de las relaciones entre apoderados, empresarios y toreros.

Y si queremos seguir con el tema de las ausencias, ahí tenemos el caso de Escribano y Serrano en Madrid, dos héroes que se jugaron la vida en la primera corrida de la temporada en Las Ventas, triunfaron y, el empresario, al ser preguntado por esas ausencias dijo que ambos toreros ya había tenido su oportunidad, por eso triunfaron. Pero vamos a ver, ¿si un triunfo no sirve para que te repitan en dicha plaza, para qué diablos sirve? Lo dicho, los toreros llegan hasta donde los empresarios se propongan, pruebas las tenemos por doquier.