La frase la dijo en el día de ayer José Luis Moreno, el que fuera buen torero cordobés, en la actualidad, apoderado de Manuel Escribano. “Ver torear bien es terapéutico para el alma” Sin duda, toda una filosofía en todo su esplendor que, no nos queda otra opción que felicitar al matador. Claro que, como muy bien apostilló, Moreno, “ver torear bien” es lo que cala en el alma de los aficionados.

Claro que, aquí radica el quid de la cuestión. Torear bien pero, ¿quién decide lo que se entiende por torear bien? Imagino que eso será cuestión de nosotros, los aficionados, los que diremos quién torea bien, mal o regular ¿verdad? Yo me imagino que José Luis Moreno, en el día de ayer, se acordaría de la faena de su poderdante hace cinco años en Sevilla con el toro Cobradiezmos y, seguramente, por ahí andarían los tiros porque en la mencionada tarde, Escribano, además de torear muy bien, a dicho valor le añadió como aditamento para el corazón de los aficionados, la bella sensación de que se estaba jugando la vida. Porque lo que se dice torear, pese a todas las circunstancias adversas que nos rodean, lo vemos muchas veces. Eso sí, lo de torear bien es otro cantar.

Ese “bien” es el que me sigue volviendo loco porque, dicha acepción cada cual la interpretará a su manera, digo yo. Pero será el corazón de todo aficionado el que se emocione por aquello de haber visto torear bien, porque de vulgares pegapases está el mundo lleno. Siempre dije que, torear lo hacen muchos, pero de ahí a llegar al alma de los aficionados media un abismo casi siempre insalvable. Llegar con el fundamento del arte porque arrebatar, en un momento determinado, lo hacen muchos pero, de ahí a que la obra quede memorizada en el corazón de los aficionados dista un abismo tremendo.

No es menos cierto que, en el mundo del toro, pese a torear bien, la gran mayoría se quedan en el camino y, José Luis Moreno fue uno de ellos; una víctima más del sistema que, tras muchas idas y venidas, apenas le permitieron al diestro cordobés aflorar todo lo que llevaba dentro, hasta el punto de que, aburrido, se marchó para siempre del toreo en calidad de artista de la torería.

Quiero pensar que José Luis Moreno, con esa capacidad creativa que tiene en todos los órdenes, su frase, la que le salió del alma, la dijo refiriéndose al toreo en general porque, como es sabido por todos, en el día de ayer en que toreó su amigo y poderdante Manolo Escribano, por culpa de los toros, en su caso, no tuvimos opción para ver torear bien a nadie, algo que, casi siempre es un sueño el que tenemos los aficionados y que tantas veces, al despertar, nos encontramos con la triste realidad que nos invade.

Eso sí, ver torear bien sigue siendo el sueño que tenemos todos para, al despertar, guardar en nuestro corazón esa obra que todos anhelamos y que muy pocas veces encontramos. Otra verdad que aplasta no es otra que ver dar pases y más pases; eso es aburridísimo por completo. Pobre de aquel torero que tenga que basarlo todo en la voluntad y, cuidado que todos somos conscientes de que torear “bien” no es fruta diaria que la podamos comprar en cualquier tienda; torear bien es una condición del alma de ciertos toreros que, cuando el milagro sucede todos quedamos emocionados.

A propósito de torear bien, a poco que ayuden los toros, el próximo domingo podremos ver gracias a CMM desde Torralba de Calatrava a dos artistas de la tauromaquia que, insisto, como colaboren los toros veremos torean BIEN, pero con mayúsculas. En el cartel, nada más y nada menos que Finito de Córdoba y Curro Díaz, dos artistas que, lo de torear bien les sigue saliendo del alma.

Gracias a José Luis Moreno por recordarnos tan bello axioma que, a no dudar, solo de pensarlo ya nos emocionamos. “Ver torear bien es terapéutico para el alma”

Lo que mostramos en la foto es la definición correcta de lo que se llama torear BIEN, algo que es privilegio de muy pocos elegidos, es el caso de Finito de Córdoba que, todavía, a estas alturas de su carrera, nos sigue emocionando a todos.