Cuando veo toda la basura humana que alberga el PSOE en la actualidad me entran vómitos por doquier, por muchas razones, pero entre ellas, por lo que dichos hombres citados en el enunciado, Leguina, Bono y Page han supuesto para el mundo de los toros. La metamorfosis que ha sufrido el socialismo en los últimos veinte años es la peor hecatombe que pudiera suceder en política. Es más, ante todo lo que hemos vivido, no barruntábamos ni de broma que la catarsis de odio, rencor, malas acciones, mentiras, trampas, hipocresía y falta de criterio en todos los órdenes del mencionado partido que, los que conocimos la grandeza de aquel PSOE de antaño, nos morimos de la vergüenza al comprobar en qué ha quedado dicho partido, un nido de víboras al más alto nivel.

Por las razones apuntadas, uno que en su día votó a dicho partido con toda la razón del mundo, al comprobar la realidad de lo que estamos viviendo, una sinrazón permanente en la que estos idiotas actuales nos toman por tontos, sencillamente porque no estamos de acuerdo con ninguna de sus malditas políticas, todas ellas rociadas de odio al por mayor. Pensar que el malvado Pedro Sánchez, por su ansia de poder, ha hipotecado a España en manos del comunismo y el separatismo nos produce náuseas.

Siendo así, no cabe otra opción que recordar a políticos socialistas de un altísimo nivel como Joaquín Leguina, José Bono o Emiliano García Page, todavía mandatario en la actualidad. Eran hombres de izquierdas, pero muy respetados porque tenían sentido de Estado y, por encima de todo, jamás cuestionaron la libertad de nadie ni mucho menos las putas prohibiciones que estos apestados nos han impuesto. Como dije muchas veces, empezó todo con aquel desaprensivo llamado Zapatero que, haciendo honor a su nombre en una zapatería hubiera encontrado el lugar que le correspondía. Lo digo porque, además de arruinar a España en su mandato, en la actualidad, es el amigo del más criminal de los mandatarios hispanoamericanos, un tal Maduro del que, el cafre de Zapatero se siente orgulloso de su amistad. Así es el socialismo actual, no entremos en mayores valoraciones que, con el ejemplo citado creo que queda dicho todo.

El socialismo presente lo ha destrozado todo, toros incluidos; claro, no podían ser una excepción la fiesta taurina. Está claro que, desde hace ya bastantes años, hablar de izquierda no es otra cosa que hambre, miseria, calamidades, prohibiciones, subida de impuestos a los pobres, apoyo a etarras, criminales, separatistas y a toda la gente de mal vivir que, gracias al estúpido de Sánchez, ya no son de mal vivir, sino de vivir como reyes gracias a la hipoteca que contrajo Sánchez con todos ellos.

Dicho lo cual, por lógica, tengo que citar a los políticos socialistas antes aludidos que, ellos mismos están asombrados, llenos de estupor porque no entienden cómo y de qué manera camina por la política el indeseable de Sánchez; es el prototipo de todo lo contrario que aquellos legendarios políticos hacían, de ahí el desencanto general que reina en sus corazones al verse impotentes para frenar las barbaries del guapo de la Moncloa que, lo único que le importa es el sillón presidencial porque las gentes de este país, para él, apenas somos un rebaño de borregos.

Pensar que, en nuestro mundillo, los toros, dichos hombres reseñados eran santo y seña para nuestra fiesta y, tras la cruel metamorfosis que ha sufrido el partido, no es que no tengamos ningún apoyo estatal para la fiesta de los toros es que, como nos descuidemos lo más mínimo, la erradican para siempre como sucedió en Barcelona. Como dije, Emiliano García Page, siendo presidente en la actualidad de Castilla La Mancha, es un socialista de la vieja escuela que respeta a sus gentes en todos los órdenes y, los toros no son una excepción; más bien, una gran causa a la que apoyar.

Así era el socialismo de antaño con personalidades muy ilustres dentro de la política cuando, en la actualidad, respecto a nuestros mandatarios oficiales solo tenemos hienas con hambre, que no es otra cosa que martirizar a los ciudadanos con impuestos criminales con la única finalidad de ellos vivir como auténticos marajás. Eso sí, pontificando el analfabetismo que, en realidad, eso es lo que quieren, que no haya gente que piense ni razone, siendo así, el voto lo tienen asegurado eternamente.

Para la asquerosa de Celaá, los hijos no son de los padres que, en realidad eso quiere el gobierno, aleccionarnos para que sean borregos. La ley de educación permite a todo el mundo aprobar sin hacer el más mínimo esfuerzo; es decir, más borregos para la manada. Y si seguimos tirando del hilo encontraremos un gobierno que solo defiende la mentira y la falsedad que, hasta el momento, es lo que le gusta a la mayoría de nuestros compatriotas. Ahí están las pruebas.

Pensar que tenemos un gobierno de descerebrados nos quita la ilusión por vivir. Lo digo porque ayer, frente a las cámaras de la televisión, apareció ese vulgar borrego llamado Ábalos y el muy analfabeto comparó a Puigdemont con Nelson Mandela. Hay que ser cafre, retorcido, mala gente, animal, analfabeto, descerebrado, ruin y todos los adjetivos que queramos añadirle porque, -siendo de izquierdas, con ello está todo dicho- hasta los niños de primaria saben- sabían antaño- que mientras Puigdemont es un delincuente fugado de la justicia de España, Mandela ha sido el más grande político que ha dado la humanidad en el último siglo; un hombre que se pasó treinta años de su vida en la cárcel por defender la libertad y que una vez llegó al poder, unió a blancos y negros, afloró la concordia entre unos y otros para sembrar la bella semilla de la paz.

Respecto a la política, como diría el maestro Facundo Cabral, o cambiamos o desaparecemos. Al paso que vamos, desaparecemos, seguro, lo sabe hasta Dios porque no noto síntoma alguno de que la gente quiera cambiar su voto; vamos, si es que alguna que otra vez se ponen urnas para votar, cosa que dudo muchísimo. Maduro es el ejemplo de lo que digo y, por dicha razón sigue en el poder. Hagamos buena la frase de Fernando de los Rios, aquel socialista que anhelaba la libertad y que se entrevistó en Moscú con el líder moscovita, Lenin. Cuando Rios le preguntó a Lenin por aquello de la libertad, el criminal comunista le respondió: Libertad, ¿para qué? Aquí la única libertad es la mía. Y, exactamente, eso sucede actualmente con Pedro Sánchez que, para libertad, ya tiene la que él usa y hace lo que le pasa por los cojones, sí señor.