Todos tenemos mucho miedo al escándalo pero, la única forma que tenemos para evitarlo es no hacer nada punible de ello porque, para bien o para mal, en la actualidad –y creo que siempre ha sido así- todo se sabe. Aquello de escandalizarnos e ir de víctimas por la vida creíamos que era propio de la clase política pero, para desdicha nuestra hemos comprobado que en el mundo de los toros existe mucha corrupción que, mientras nadie lo descubra todo está bien de forma aparente. El problema viene cuando se tira de la manta y vemos lo que hay debajo sepultado, un horror en toda regla que jamás creíamos ni sospechábamos que pudiera existir. Y, lo más sangrante, en ocasiones se juntan los políticos y los taurinos y es entonces cuando la bomba de relojería está a punto de estallar.

Lo contado nos hace sospechar, yo diría que mejor afirmar que el ser humano es débil por naturaleza, en el ámbito que fuere o en la profesión que se desarrolle y, los toros no escapan de tan mal endémico en todos los órdenes. Y lo más sangrante de la cuestión es cuando ese daño lo hace quienes menos te esperas; en este caso, los que tiene etiqueta de honrados, ahí viene el derrumbe de cualquiera puesto que, los delincuentes habituales, los que todos conocemos, de ellos podemos esperar todo pero, que ese segmento del taurinismo se apoye en la clase política para que, entre unos y otros hagan la maldad a espaldas del pueblo, de los votantes e incluso de la misma oposición es algo tan deleznable como horrible.

¿Tan difícil es ser honrado? Una tarea como pueda ser la honradez del individuo, la que veo tan natural como la vida misma, tan rentable como la salud que disfrutamos y que la embarremos con actitudes nefastas con la finalidad de llenar nuestros bolsillos de forma ilícita, ello no deja de ser un acto criminal, una barbarie en toda regla; pero claro, cuando se tiene la seguridad de la impunidad en el hecho, todo es posible en cierta clase de individuos. Lo lamentable, como antes decía, es cuando te cogen en mantillas y luego no sabes qué hacer y mucho menos sin tener el más mínimo argumento para defenderte. Es ahí cuando viene la tragedia al más alto nivel porque, amigo, has quedado con el culo al aire cuando todos creíamos que lucias un traje de Armani.

Apaños, componendas, arreglos…llamémosle como queramos, han existido toda la vida de Dios pero, que políticos y taurinos se confabulen para la maldad es algo imperdonable. Me duele en el alma, insisto, aquello de que personas a las que creía honradas se me hayan ido por los cerros de Úbeda como si fueran pistoleros de la época al más puro estilo Curro Jiménez.

Aquello de ostentar una parcela de poder para ejercer la dictadura particular de tal o cual individuo me parece una canallada en toda regla; y luego criticamos a los dictadores políticos al más alto nivel cuando, si te descuidas, en un pueblo cualquiera te puede salir un “caco” disfrazado para quitarte la moral y, lo que es peor, para robarte todas las ilusiones, es entonces cuando perdemos la fe en el individuo, en la política, en los gestores públicos y en todo aquello que tenga que ver con los cargos públicos porque, os lo aseguro, todo eso en las empresas privadas no ocurre, sencillamente porque aquel que ose tocar una “peseta” que no sea suya puede ir a la calle en el acto y, si se me apura, hasta la cárcel, que en realidad es el lugar idóneo para todo aquel que hace la maldad y la peor fechoría.

Si de escándalos hablamos, hace pocas fechas hemos visto como se le ha premiado a un señor que, precisamente se le conoce por sus escándalos al por mayor, algo que saben mejor que yo los toreros que son sus damnificados pero, no pasa nada, cría fama y échate a dormir, lo triste, insisto, es cuando te descubren, cosa que ocurrirá más pronto que tarde.

Claro que, aquelarres como el que cito los he conocido hasta en la Iglesia en que, un cura que su única misión era quitarles la fe a los feligreses, hasta me cupo la desdicha de descubrir y denunciar al susodicho que, además de ateo, era pederasta, trincón, falsificador de cheques, un delincuente en toda regla que, para mayor escarnio le hicieron hijo predilecto de la ciudad los políticos de turno. Visto lo cual, todo es posible en este mundo de locos que vivimos que, como se demuestra, lo único importante es el vil metal, al precio que fuere, pero siempre el dinero de por medio.

En la foto que mostramos, el toro que exponemos es el puro referente del mayor escándalo en la ganadería brava española que, para nuestra desdicha, es algo que sucede cientos de tardes. Y no hace falta ser muy listo para adivinar a qué ganadería pertenece el torito que mostramos.