La última corrida de la feria de Pamplona en la que Antonio Ferrera lidió seis toros de Miura, en realidad, apenas tuvo opciones para el lucimiento y, con mostrar su ciencia lidiadora anduvo más sobrado. Todo un trago que Ferrera tuvo que pasar pero que lo admitió con esa serenidad que da la profesionalidad de un torero que, en esta ocasión no tuvo que echar mano de las tonterías que suele hacer puesto que, los Miura, como se sabe, no admiten bromas por parte de ningún torero. Como digo, si de un profesional hablamos, Antonio Ferrera lo es en grado sumo.
Admitiendo la profesionalidad que mostró Ferrera en la tarde de ayer, sigo confesando que no me gustan las corridas de un solo espada porque, como fuere, aún saliendo todo perfecto, son tremendamente aburridas y, pese al esfuerzo que realizó Antonio Ferrera frente a los Miura, no aportó el menor atisbo de gloria; es más, tuvo que ejercer de lidiador y, por momentos de gladiador antes las fieras. Y, para colmo, hasta el mismísimo Emilio Muñoz le recriminó de forma cariñosa que, su pese a su buena voluntad, lo realmente cierto es que quitó a dos compañeros del cartel como pudieran haber sido Octavio Chacón o Sergio Serrano, dos auténticos valientes y grandes toreros que podían haber tenido su justa oportunidad.
Pese a todo lo dicho, la grandeza de Antonio Ferrera en el día de ayer no estriba en el tremendo esfuerzo que tuvo que hacer para matar los Miura que, sin duda es un hecho admirable. Lo que nos emocionó a todos es cuando el director de la Casa de la Misericordia dijo que Ferrera había donado sus honorarios a dicha entidad benéfica y, sin pretenderlo, en ese instante, Ferrera se estaba ganando el respeto de toda España; del toro y más allá de dichas fronteras porque, hacer un esfuerzo bárbaro, increíble, sublime como el que él hiciera y, sus honorarios que en realidad deberían ser altos, que los donara para dicho ente caritativo, ahí me descubro yo y con toda seguridad todas las gentes de buena voluntad que puedan haber en el mundo que, sin duda, son la inmensa mayoría.
Y es ahí donde le dedico una gran ovación al diestro que, como se ha comprobado no hago mención a las orejas ridículas que se le entregaron que no premiaron nada porque, artísticamente, no había nada que premiar, pero si las mismas tenían como finalidad agradecer al diestro lo mucho que hizo en el ruedo y, además, su gran gesto altruista, si fue así, alabado sea Dios. Gentes de esta estirpe son los que hacen falta en el mundo de los toros y fuera del mismo que, por supuesto, los tenemos, ahí está el caso de Amancio Ortega por citar a un gran empresario que, cada año hace una donación elevadísima para causas benéficas, por tanto, lo de Ferrera en Pamplona debemos de enmarcarlo.
Su gesto, como digo, nos recuerda a muchos toreros de antaño que, como norma, cada temporada, toreaban varias corridas o festivales para los más necesitados, una costumbre que ha desaparecido por completo pero que, por ejemplo, en cierta ocasión, Rafael de Paula, el más medroso de los toreros mató seis novillos en un festival en Pamplona para dicha causa humanitaria y benéfica.
El nombre de Antonio Ferrera debe quedar esculpido con letras de molde, tanto en la Casa de la Misericordia como en la misma plaza de toros porque su gesto, por encima de todo, nos recordó al más generoso de los toreros que ha habido en la historia de la tauromaquia y que se llamó don Antonio Bienvenida que, por cierto, este año se cumple un siglo de su nacimiento. Si a lo largo del devenir de los años, todos los toreros en todas las épocas hubieran seguido la estela de Antonio Bienvenida, cientos de miles de pobres o desvalidos se hubieran remediado por completo.
Digamos que, en esta ocasión, Antonio Ferrera lo que ha hecho ha sido de alguna manera mitigar esos dos años sin toros en Pamplona, como en toda España, en la que la entidad benéfica pasó muy malos tragos por no tener los ingresos que cada año aportan las corridas de toros para que, dicha Casa de la Misericordia pueda hacer su caridad con altura de miras y sin tener que mendigar a nadie. Reitero, mi más fuerte ovación para el diestro pacense que, repito, su mayor labor en el día de ayer no fue en el ruedo que, como dije, estuvo lidiador por completo pero, su gran gesto como ser humano incluso eclipsó al Ferrera torero que lo dio todo en el ruedo pamplonica.