Es cierto que, ante todo, no quedan entradas para ver la corrida en la que Paco Ureña reinaugurará su plaza de toros de Lorca, es decir, el coso de Sutullena, destruido en el 2011 por culpa de aquel fatídico terremoto que asoló a la ciudad entera. Todo hace presagiar que, el próximo día 30 Lorca vivirá un acontecimiento singular, esperado por los lorquinos y deseado por todos los aficionados, que tan emblemático coso reabra sus puertas. Se trata de un coso con una historia de 134 años que, en su momento tenía un aforo de casi nueve mil localidades y que, por la restructuración que ha tenido por aquello de adaptarse a las normas de seguridad actuales, la plaza ha quedado con poco más de cuatro mil asientos.

Por tratarse de Lorca, como cualquiera pueda pensar, el cartel confeccionado es el más adecuado para la ciudad; podía haber sido un triunvirato pero, Paco Ureña, en un gesto que le honra ha querido asumir todo el peso que dicha responsabilidad conlleva; digamos que, matar la corrida en solitario. Así estaba todo previsto antes de la gran actuación de Paco Ureña en Valencia pero, desde este momento, su aureola ha crecido como la espuma; será el mismo Ureña que todos esperaban pero, con el aditivo de que hecho la faena de su vida en el coso de la calle de Játiva hace pocas fechas, justamente el día de San José en el cierre de la feria valenciana.

Me alegro por los lorquinos, por el diestro, por el toreo y por todo aquello que huela a justicia, aquella que se imparte a un torero determinado y, por dicha razón, Lorca vivirá una tarde memorable pero, cuidado, que no todo debe de quedar ahí, en la brillante reinauguración del coso citado; Paco Ureña debe de ir mucho más allá de todo lo previsto porque, de lo contrario, si le vuelven a putear como en años anteriores, ¿en qué queda todo esto en pura parodia y desprecio a los que triunfan? Ese ninguneo que sufrió el diestro no puede, no debe volver a suceder porque como confesó el diestro, él está convencido de que hizo la faena de su vida y, los aficionados así lo dijimos, pero, voy mucho más allá, diría que, una de las faenas cumbres que citaremos el final de la temporada será la esculpida por Ureña en Valencia frente al toro de Montalvo.

Cierto es que, Paco Ureña, en repetidas ocasiones ha dado la auténtica medida de su toreo singular y hermoso, pero, lo de Valencia nos ha marcado a todos los que amamos la pureza intrínseca del toreo que, en las manos de este hombre nos hizo llorar de emoción, tanto a los presentes como a los que estábamos ausentes, es decir, frente al televisor. Nada importa, nos llegó a todos de idéntica forma porque, el arte, la pasión de un torero en su labor, si ésta es inmaculada cala en todos los confines del mundo y, la de Ureña lo fue.

Como siempre digo, en el toreo se regalan pocas cosas pero, lo triste no es que no regalen, lo realmente duro es que te roben todo aquello que has ganado con tus éxitos. Y los triunfos de Paco Ureña antes de la pandemia fueron realmente apoteósicos y, para desdicha de todos, cuando se iba restableciendo la tauromaquia tras la desdicha que nos asoló a todos, íbamos comprobando que el nombre de Paco Ureña no aparecía por lado alguno, una canallada en toda regla. Por todo lo expuesto, entiendo que, ese golpe tan fuerte que ha dado el diestro en Valencia, confiemos para que los empresarios hagan un acto de reflexión y sepan corregir a tiempo para enmendar lo que para casi todos ha sido un error sin paragón.