Ese ser extraño y confuso parecido a una mujer que rige los destinos de Gijón, como alcaldesa ha logrado su propósito que no era otro que prohibir los toros en la ciudad asturiana, toda una feria de alto postín en la que, cada año, los gijoneses celebraban por todo lo alto sus festejos taurinos, al tiempo que, la ciudad, en la feria de nutría de visitantes que dejaban mucho dinero en Gijón, como ocurre en todas las ferias de España. Pero claro, hay un problema para todos los rojos apestosos, caso de la alcaldesa del PSOE que, como siempre hacen, lo que les gusta es destruir todo aquello que funciona y aporta beneficios a un pueblo. Es la norma de la izquierda que, coo se demuestra, disfrutan con la maldad, algo que nadie sensato podríamos comprender pero que es una enfermedad la que tienen que, para mayor desdicha no tiene cura.

Lo de Gijón no podía quedar como un teletipo como han dicho muchos por ahí al respecto, el asunto es de una magnitud inmensa en la que tenemos que enfatizar a sabiendas de que no lograremos nada pero, si al final de la contienda concienciamos a tres docenas de personas de la guarrada en cuestión para que tomen lección, sencillamente con eso ya habrá valido la pena. Es una actitud macabra, criminal, zafia, cobarde y con nocturnidad puesto que, ellos, los que dinamitan el ayuntamiento de Gijón con sus decisiones dicen que no han prohibido nada y, tienen razón, pero han utilizado el arma de la cobardía y la mezquindad no renovando el contrato a la empresa arrendataria y, de tal modo, muerto el perro se acabó la rabia.

Es lamentable que, decenas de plazas de toros de España estén muriendo por el mismo motivo, por ser patrimonio del ayuntamiento y, sus ediles, en vez de potenciar una fiesta que es de todos y para todos, con tal de mostrar todo el odio y rencor que llevan en sus cuerpos, clausurar plazas de toros les satisface por completo, hasta el punto de regodearse con su propia maldad. Qué pena la de esta España nuestra porque cuando ya creíamos, así lo pensábamos, que habíamos enterrado el hacha de guerra, los rojos, una vez más, pretenden darle vida a otra guerra civil que, en realidad, lo que ellos practican se asemeja mucho a la España de 1934 en que, todo empezó de la misma manera que ahora vivimos. ¿Cómo puede haber tanta maldad en la izquierda española? Nadie podría  entenderlo porque he conocido a socialistas que han sido aficionados y se han partido el pecho por defender esta fiesta tan ancestral como mágica, amén de ser catalogada como patrimonio de España por el bien cultural que la misma entraña.

Ellos la puta izquierda, lo único que les satisface es hacer daño porque ellos viven como auténtico reyes, no saben lo que cuesta una barra de pan, ni un café, ni un kilo de manzanas porque no pisan la calle puesto que, sus criados y adláteres les sirven todo a domicilio, de ahí el desconocimiento que tienen de la dura realidad del pueblo llano que, con sus acciones, a diario, demuestras que les importa una puta mierda. Cerrar plazas de toros, prohibir en todos los órdenes es algo que lo hacen a la perfección; claro que, si les prohibiera a ellos algo ardería Troya, quemarían contenedores, levantarían barricadas, romperían todo lo que en su camino encontrases porque a la izquierda no le manda nadie; ellos son los amos y los demás tenemos que ser borregos a su servicio que, en realidad, tienen algunos millones de ellos que, seguro estoy, ante el tema taurino, más de uno se habrá arrepentido para siempre del voto criminal que les dieron.

Gijón ha sido la última plaza que se ha sumado a la hecatombe que nos invade puesto que, como dije, son decenas de plazas de toros las que, regidas por estos gandules y seres malignos se han quedado sin toros. Prohibir los toros, al margen de la desdicha que ello supone para el sector, es un desastre económico para cualquier ciudad puesto que, hace pocos años, en una semana, al reclamo de José Tomás, la hostelería y la restauración de Alicante entraron en sus arcas nueve millones de de euros. O sea, palabras mayores. ¿Quién puede atentar contra la libertad y el progreso? Los mismos que provocaron la guerra Civil de España que, una vez más, con sus acciones, lo siguen intentado.