El destino suele ser cruel y traicionero ya que, como se ha demostrado, los hechos me han dado la razón respecto a Valdemorillo puesto que, en su día dije que el ayuntamiento, respecto a su plaza de toros, le estaban haciendo un traje a medida a Carlos Zúñiga y a Víctor Zabala de la Serna y, mira tú por donde he acertado; es decir, los hechos consumados me han dado la razón puesto que, días pasados, el ayuntamiento concedió el arriendo de su coso taurino a los personajes citados que, insisto, en su momento ya dije que todo olía muy mal, que el sastre estaba por allí para hacerles ese traje a medida y, para mi desdicha acerté. El sastre hizo un trabajo perfecto, sí señor.

Lo que no entiendo es cómo se pusieron tan nerviosos en el consistorio cuando publiqué lo que ahora es una realidad consumada puesto que, a tenor de todo lo que publiqué hicieron declaraciones a troche y moche poniéndome como si de un delincuente se tratare. Como digo, el destino suele ser muy cruel en ciertas ocasiones que, como la descrita, ha dejado a los políticos de Valdemorillo ante un ridículo espantoso, lo que viene a corroborar que los políticos, en su gran mayoría no tienen el menor atisbo de vergüenza puesto que, de tenerla, ahora me pedirían disculpas por todo lo que de mí dijeron, incluso tratándome como si fuera un truhan o un advenedizo que quería enmendarles la plana en sus actitudes “honradas”.

Dije que, a tenor de una denuncia que se interpuso para que la plaza no fuera entregada a “dedo” a Rafael García Garrido, es por ello que abortaron el plan e hicieron un nuevo pliego del que, como dije, allí estaban Carlos Zúñiga y Víctor Zabala al acecho, digamos que, esperando al “sastre” que, al final, les ha confeccionado el traje. Los citados empresarios lo harán mejor o peor, eso está por ver pero, de forma muy concreta, Carlos Zúñiga no tiene la menor catadura moral para presentarse ante ningún concurso dada su actitud ante lo que le ha hecho a su propio padre que, como el mundo sabe, se quedó con la empresa y le dejó en la miseria, palabras de don Carlos Zúñiga padre que, en repetidas ocasiones, con lágrimas en los ojos, así me lo contó.

¿Cómo barrunté yo que esa licitación iría a parar a las manos de tan siniestros personajes? Era muy fácil. Con la información que tenía en mi poder, tiré del hilo y muy pronto llegué al ovillo. Debo de confesar que me siento muy triste al respecto porque en honor a la verdad hubiera querido haberme equivocado, lo que habría dejado en buen lugar al consistorio madrileño pero, como la desdicha estaba servida y se coge antes a un mentiroso que a un cojo, ahí están las pruebas. Insisto en mi tristeza porque la misma viene a corroborar que en Valdemorillo no se han hecho las cosas con altura de miras que, de forma aparente, la tiene toda, pero los hechos consumados han demostrado todo lo contrario.

A tal licitación se presentaron otras tres empresas más de las que, tras la adjudicación a Pueblos del Torero, S.L., los demás no han dicho nada; es decir, o han aceptado la derrota como caballeros o eran meras comparsas ataviadas al efecto. Lo que resulta chocante es que, Pueblos del Toreo, la empresa que organizó la corrida de recortes en Valdemorillo en 2020, ha sido ahora la adjudicataria del coso taurino. ¿Curioso, verdad? Eso si hay un dato a favor del ayuntamiento de Valdemorillo que no es otro que el dineral que tienen en sus arcas, lo digo porque en esa corrida de recortes pagaron 30.250 euros por cinco toros. ¿Serían de Miura? Vamos que, si los recortadores cobraron en la proporción que costaron los toros, los chavales arreglaron el año pero, algo me dice que ellos sí se jugaron la vida por la cara.

El amiguismo, en política, suele ser ese mal endémico que corrompe a los políticos que, ellos sabrán sus razones, pero yo sí creo que cuando estas cosas ocurren, detrás de todo ello hay siempre un interés de cualquier tipo. En principio, dada la humildad de la plaza, de la misma no creo que pueda salir mucho dinero para remunerar a nadie por los servicios prestados pero, en los ayuntamientos, como se ha demostrado en Valdemorillo se hacen facturas que nadie puede descifrar y, lo que es peor, que nadie puede precisar hacía donde irá a parar ese dinero cuantificado en un papel llamado factura. La prueba es el montante que antes he mencionado.

Cuando uno analiza hechos como el citado muy pronto halla respuestas que parecen inexplicables. ¿Por qué Jesús Hijosa lleva cinco lustros de alcalde en Villaseca de la Sagra? Algo tendrá el agua cuando la bendicen, ¿verdad? Y estamos hablando de pueblos similares y, mientras en Valdemorillo les gusta salir en los papeles, para mal, claro, en Villaseca de la Sagra, su alcalde, el consistorio en pleno, organizan todos los años dos ciclos de novilladas y, para colmo, hasta pagan a los actuantes. Sobran las palabras.