El problema no es que haya fracasado de forma rotunda la ganadería de los Lozano, la sinrazón de la feria ha llegado en que, paradojas del destino, todas las corridas de las figuras han sido una parodia absoluta, por tanto, esperar el éxito era una quimera.

La pena es que, como es notorio, los Lozano han lidiado a lo largo de su historia toros muy nobles que, dada su bondad, han propiciado muchos éxitos a sus lidiadores pero, hoy no era el caso. Han traído a Sevilla una corrida anodina sin el menor atisbo de bravura, con bondad, es cierto, pero con menos casta que un caniche. Y con semejante material querían triunfar los toreros. Hay que ser ilusos, o cobardes, según se quiera ver porque los toros los han elegido ellos.

Lo que sí está claro es que, los Lozano le endilgaron a Sevilla el lote, dos corridas para Tomás Rufo y los de Alcurrucén, propiedad de la familia citada.

Cosa curiosa, en Sevilla, salvo en tres toros de ayer de La Quinta, en todo lo que han lidiado las figuras no ha aparecido el toro por ningún lado. ¿Casualidad o causalidad? Cada cual que elija lo que quiera, yo lo tengo clarísimo. Desde el otro extremo, las corridas lidiadas por toreros de menor renombre han sido exitosas, que se lo digan a Victorino Martin que, sin dudas, ha lidiado la corrida de la feria. Todo lo que ha sucedido en Sevilla nos muestra la podredumbre del mundo del toro porque, mientras las figuras pasean garbito por las ferias, el auténtico héroe de esta feria, Manolo Escribano, pese a estar machacado por las lesiones y la cornada, torea el domingo la de Miura, sin olvidarnos de que, el pasado sábado, herido y desmadejado, lidió el último toro de la tarde para llevar a cabo una faena épica e inolvidable. Para colmo, tras su proeza, que es una constante, tiene contratada una corrida dura en Madrid y, dando gracias porque el año pasado ni se le contrató. ¿Lo explico mejor? Creo que es imposible.

Feria negra la de Morante que, de forma irremediable tenemos que quedarnos con su rabo, el del año pasado. Lo digo porque, este año solo ha cosechado que amargura, tanto para él como para los que le esperábamos. Un fraude de ley lo de este hombre y sus compañeros al apuntarse a la farsa del burro medio muerto. Su primer enemigo ha salido casi muerto de toriles, mucha bondad pero sin el menor atisbo de casta, siendo así, aquello no tenía solución. En su segundo, Morante se quejaba al final porque decía que habían picado mucho al toro. O sea que, como siempre digo, a los toros no hay que picarlos, ¿para qué? Lo ha intentado, ha dado algún que otro muletazo bello pero, resultaba horrible ver al diestro frente a un toro moribundo.

Castella ha tenido un primer enemigo con cierta nobleza pero que se ha apagado pronto. Le ha enjaretado pases “castellanos”, es decir, su toreo superficial y anodino y, ahí acabó la historia. Algunos memos hasta le han pedido la oreja. En su segundo ha sido todo muy curioso. Ha salido el animal muy manso, vamos, que hasta la gente quería que lo devolvieran pero, como sabe todo el mundo, un toro no puede devolverse por manso. No se le ha picado pese a su salida alocada que ha provocado reacciones adversas de cara a los aficionados. Y ahí estaba la clave, en no picar al toro. El bicorne ha embestido con mucha nobleza tras las banderillas y, hasta que se ha cansado ha permitido a Castella hacer una fana limpia y pulcra. Nada de emocionarse nadie, por supuesto, pero pese a su mansedumbre, ha sido el toro que más ha durado en la muleta.

Tomás Rufo, como dije, entraba en el lote y no había otra solución. El diestro de Pepino ha tenido dos toros muy nobles, aborregados, como los que suele lidiar junto a las figuras y, en esta ocasión, nadie se ha tragado la bola. Pases anodinos, sin calidad alguna, pero con tremendo apoyo en los despachos y mucho más de la mano del que le apodera, Luis Manuel Lozano. Así se las ponían a Fernando VII y decía que le hacían trampas. De cualquier manera, Rufo seguirá toreando junto a las figuras y, dado su oficio, a poco que ese tipo de toro aborregado meta la cabeza, Rufo es capaz de darles fiesta a dichos ejemplares. Es la fiesta de la parodia porque la auténtica, estas gentes no la conocen.

Mañana se acaba el mundo. Torean Roca Rey, Juan Ortega y Pablo Aguado, con toros de Victoriano del Río. ¿Será mañana el día en que las figuras salvarán la feria? Lo dudo, pero como aficionado lo deseo.

En una tarde de notables banderilleros, no podemos olvidarnos de Joao Ferreira y Fernando Sánchez que han brillado muchísimo en sus respectivos pares.