La corrida de Garcigrande lidiada hoy en Sevilla ha sido un fracaso en toda regla. Tampoco nadie esperaba mucho, la prueba es que la han matado, además de Emilio de Justo, dos segundones del escalafón, lo que viene a demostrar que a las figuras no les gustaba y, para su suerte, estaban en lo cierto. Una reata de mansos sin sentido, con muy poca fuerza y, como siempre, los aditamentos lógicos en este tipo de corridas en las que nunca se les pica. Vamos, lo que faltaba, que les picaran. Si de este modo no han podido con su alma, de meterles la puya no quiero ni contarte.

Salvo el quinto toro que ha tenido ese punto de casta que debe tener un toro de lidia, lo demás ha sido una parodia como viene siendo habitual. Incluso el último, ha tenido una agresividad que nadie podía creer pero que, ha impedido a Marín realizar la obra con la que siempre sueña.

Nadie comprende los motivos por los cuales Cayetano está en todas las ferias y en los carteles postineros; es cierto que hoy le han tocado dos burros fofos, sin fuerzas, sin casta ni nada que pudiera sospechar que estábamos frente a un toro bravo; que no lo eran, por supuesto. Cayetano ha naufragado de mala manera pero, eso es lo habitual en este sujeto que, el taurinismo sabrá las razones por las que le contratan. Y pensar que un artista cabal, puro y auténtico como Curro Díaz, lo tienen aparcado, cualquier aficionado medianamente sensato le entra la rabia en sus entrañas. Vaya podredumbre de organización pero, Cayetano está en todas las ferias. Como diría José Mota, ahora vas y lo cascas. Eso sí, no podemos quitar el mérito a Cayetano de las grandes estocadas que receta a sus toros.

Yo sentía miedo de que De Justo pudiera fracasar con este toros pero, en su primero, un animal que los aficionados pedían que se devolviera por su falta de fuerzas, ya en la muleta se ha venido arriba y Emilio le ha hecho una bella faena, eso sí, con el agravante de que nos acordábamos, entre otras muchas, de la faena al toro de Pallarés que le hirió en Madrid y, en ese instante estábamos comprobando que, el toro que le hirió en Las Ventas era un tío con toda la barba mientras que, el de hoy, era una hermanita de la caridad puesto que, solo tenía bondad, pero sin el menor atisbo de casta y mucho menos peligro. De Justo ha estado sensacional pero, sin ese toro encastado este torero, como casi todos, se ridiculizan ellos mismos. Ha matado de una gran estocada y le han dado una oreja. En su segundo, el toro que ha salvado la tarde, tenía empuje, motor, casta, sensación de peligro, algo que caló muy pronto en los tendidos. Un animal al que De Justo ha sabido exprimir por el pitón derecho en varias series de un gran nivel; nada que ver con el pitón izquierdo que, como se ha demostrado, por ese lado el toro no quería nada y además era imposible. Ha estado muy torero De Justo en una faena vibrante, llena de matices en cuanto a los ayudados por abajo y otros pases de la firma. La casta de este ejemplar ha salvado, como antes decía, una hecatombe asegurada. Ha matado Emilio de una estocada trasera y, en este animal que merecía la oreja, por la tardanza en doblar el toro no se la han dado.

Ginés Marín ha pechado en su primero con una animal noble, pero tan soso como él, razón por la que no ha habido nada que reseñar. La voluntad y el tesón de este hombre son valores que nadie le discutirá. Con semejante bicorne era imposible el éxito. Aquello estaba muy deslavazado, lo que viene a demostrar que, los toros que piden figuras casis siempre son puro fracaso. Para que nada faltara, su segundo era, además de feo, muy agresivo en la muleta, un toro desagradable donde los hubiere con el que Marín ha estado entregadísimo, a sabiendas de que nada positivo conseguiría. Al final, seis toros, seis estocadas y, como decía, nos quedamos con el regusto de una faena de Emilio de Justo que no ha sido premiada mientras que, a su primero, el toro bobalicón del festejo, tras la estocada le han dado una generosa oreja que no venía a cuento.