Si hablamos de Paco Cañamero dentro del mundo de la información y crítica taurina, todos sabemos que se trata de un crítico extraordinario de Salamanca, la cuna del saber en qué, desde allí y junto al maestro Alfonso Navalón, Cañamero se convirtió en un periodista de élite, hasta el punto de la narración de innumerables libros, entre ellos, la biografía del que fuera su maestro, por cierto, una obra inenarrable en la que Paco Cañamero nos muestra la auténtica personalidad de Navalón sin tapujos, sin fisuras y con toda la verdad por delante. Una pena que, las ediciones que se hicieron de dicho libro se agotaron en el acto pero, ahí ha quedado, para la posteridad, esa obra irrepetible en la que Cañamero inmortaliza a Navalón.

En mi caso, metido ya en lo que denominaríamos la molicie del ocio, mi pasión sigue viva y no es otra que la lectura, razón por la que semanalmente devoro varios libros y, para dicha mía, me cupo la fortuna de que llegaran a mis manos los mejores libros de Paco Cañamero que, si como periodista y crítico de toros es realmente admirable, como literato es algo sublime.

No puedo hacer otra cosa que, siguiendo los dictados de mi corazón, plasmar en estas “cuartillas” las emociones que Cañamero hace sentir mediante su apasionante lectura. El autor salmantino no tendría suficiente dinero para comprar a un crítico porque, lo que siente el corazón es producto del amor, por tanto, sobra mentar el vil metal cuando de emociones hablamos.

Hace pocas fechas me vacié por completo tras la lectura de FADO ENTRE ENCINAS, una obra memorable la que narra las vicisitudes de aquellos trenes que chocaron por tierras salmantinas, lectura que me apasionó por completo; primero por la veracidad de unos hechos consumados y, más tarde, por la forma de “dibujar” en blancos folios aquella tragedia que, en las mano de Paco Cañamero alcanzó el rango de hecho fascinante, no por la narración de la tragedia, pero sí por la descripción de lugares, parajes, personajes; todo ello desgranado junto al entorno natural de las encinas salmantinas y, sin duda, rememorando el fado portugués por aquello de las víctimas lusitanas que perecieron en dicha tragedia.

Decantarnos por alguno de sus libros es una ardua tarea, tan difícil como pretender que su autor, Cañamero, se quede con una sola obra para salvar de la hoguera, algo muy difícil de exteriorizar. Si digo que, a medida que uno profundiza en la lectura de sus libros queda atrapado para siempre, caso de TRANSBORDO EN MEDINA, la bellísima novela que Cañamero ubica en Medina del Campo, ese lugar emblemático que une a tantos trenes, entre ellos, los que siguen rumbo a Portugal, la tierra hermana a la que tanto admiramos.

¿Qué tiene TRANSBORDO EN MEDINA que no tengan otras obras del autor? Entiendo que, la personalidad de todo lo narrado, con historia de amor al más alto nivel logra que el autor quede atrapado ante dicha narrativa. No existe crítica más bella para un libro que, el lector confiese que ha sido capaz de leer la novela de un solo “tirón”, el detonante más hermoso que pueda decirse de un libro escrito.

TRANSBORDO EN MEDINA es eso y mucho más. La historia, situada en la mágica ciudad vallisoletana nos cuenta las vivencias de un caballero legionario y una camarera portuguesa llegada a Medina del Campo huyendo de su propia existencia. En el devenir del libro se producen situaciones de un humanismo exacerbado pero, por encima de todo, la historia de amor entre Palmira y Agustín, la portuguesa y el legionario. La narración nos parece tan hermosa que, vaya usted a saber si estamos hablando de un hecho real o una historia creada por el autor pero, como fuere, estamos ante un libro extraordinario que cautivará a propios y extraños.

La gran realidad de cualquier libro no es otra que el autor llegue a enamorarse de los personajes, de sentirse cautivado por la lectura, por ser arte y parte del festín que siempre supone un libro que, escrito con amor, acaba arrebatando al lector.

Horas y horas podríamos estar hablando de este narrador fantástico que, repito, muy conocido en el mundo de los toros por sus grandes obras taurinas pero, al margen de ello, en su corazón y junto a su pluma, nos encontramos con un personaje de leyenda, la que ya se ha forjado para ser inmortal porque, como sabemos, solo mueren los que no dejan obra alguna en el mundo pero, en el caso de Paco Cañamero, se irá de este mundo cuando Dios lo disponga, pero vivirá eternamente porque sus obras le han hecho inmortal.

Dejamos más abajo el correo de Paco Cañamero para que, todo aquel lector que quiera sentirse atrapado en sus garras literarias, pueda comprar sus libros.

pacocanamero@yahoo.es