A partir del año 2016 la plaza de toros “México” ha tenido una nueva administración; la empresa denominada Tauroplaza México SA de CV, ha dirigido la Monumental hasta estos días tratando de captar nuevos aficionados o, por lo menos, tratando de atraer público con diferentes estrategias que no siempre han resultado efectivas. Han intentado de todo: cervezas al 2 x 1, tablao flamenco después de la corrida, servicio de restaurante y bar durante y después de la corrida, precios accesibles en las novilladas…

Durante la reapertura, después del confinamiento por la pandemia, replicaron “La Corrida de las Luces”, una bella tradición que se desarrolla en el Pueblo Mágico de Huamantla, en el estado de Tlaxcala,  y que consiste en una procesión en honor a la Virgen de la Caridad; después de la procesión se celebra una misa y posteriormente se da paso a la corrida. Iniciativas como esta han sido probadas con el fin de poblar los desiertos tendidos de la plaza.

Ahora han implementado un Casino después de la corrida… Y los puristas, los “entendidos”, los ortodoxos han puesto el grito en el cielo: ¡un Casino nooooo! ¡Respeto a la “Méxicooo”! Respeto a la “México” deberíamos gritar cuando las figuras, en fechas emblemáticas de la Temporada, exigen novillotes mansos y descastados para poder lucirse reduciendo el riesgo al máximo.

Eso es un fraude… Lo del Casino es una frivolidad; el que quiera ir a tirar su dinero después de la corrida, que lo haga; el que no quiera, que se vaya a su casa y se acabó. ¿Cuál es el problema? A nadie se le obliga; si la empresa quiere hacer un Casino, que lo haga… pero que de corridas con toros bravos, con la edad y con trapío. Que no trate de darnos gato por liebre -mejor dicho: novillos por toros-. Que de festejos con todas las de la ley… y que Dios reparta suerte.

Alberto Hernández Márquez, escultor taurino de México.

En las imágenes vemos la Monumental de México y la foto de nuestro colaborador, el artista que firma el ensayo.