Con este soberbio título nos sorprendió el socialista Eneko Andueza Lorenzo por atreverse a tratar un tema tan delicado como es este de los toros, y mucho más tratándose de un político de izquierdas. Parece una osadía que quien ostenta el cargo de Portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en el Parlamento Vasco, es el Secretario General del Partido Socialista de Euzkadi en Guipúzcoa y además miembro del Comité Federal del PSOE, se meta en un jardín del que nada bueno puede venirle excepto que los aficionados a los toros nos sintamos honrados por el buen tratado que ha puesto en nuestras manos.
Sobre una edición de magnífica factura, el autor ha vertido un derroche de información, anécdotas y amenidad en la redacción, abarcando desde un amplio intervalo de la historia taurina, y enseñándola desde la izquierda, demostrando por ese extremo que la Tauromaquia es desde ecologismo hasta lucha feminista, y por supuesto solidaridad, justicia social, economía y cultura, valores nada desdeñables que la izquierda intolerante que hay fuera de Eneko Andueza se empeña en no reconocer, haciendo además irreconocible a la izquierda del pasado, apegada firmemente a la corriente cultural de la Tauromaquia.
Tras lo anterior, el escritor cae en la tentación de asimilar que el pueblo es identitario con la izquierda, lo cual es un error de bulto. Resulta innegable que los de la base de la pirámide somos el sufrido pueblo, generación tras generación, despotismo tras república, franquismo tras democracia, y neocomunismo tras lo que venga después. Quisiera yo saber si a los ojos del autor, en ese representativo espectro democrático que es una plaza de toros, ¿la izquierda se ubicaría en los tendidos altos de Sol? ¿Acaso la derecha en las barreras de sombra?, porque ni lo uno ni lo otro dado que en eso estriba la libertad y el flexible concepto de Pueblo que es respetuoso con las libertades individuales. Claro que la base somos los de a pie y quienes además integramos el componente popular de una corrida de toros, pero sin que por ello se pueda hacer equiparaciones por razón del corte político de cada cual. Otra cosa es que los dirigentes de izquierdas hayan ido abominando de la Tauromaquia hasta llegar a este límite en el que parece que los aficionados a los toros estemos obligados a posicionarnos políticamente, a lo que yo me niego.
Quitándole importancia a algún liviano error documental, que no debería pasar de la Fe de Erratas y que en absoluto resta valor a esta importante obra, el libro de Eneko habla de libertad, y en todos sus pasajes históricos nos muestra que los toros han sido tanto una herramienta para la libertad como exigencia de la libertad misma. Sin embargo, ni siquiera hace una velada cita al modo lamentable en que su partido está tratando la dramática situación de esos otros miembros del Pueblo como son los toreros, los ganaderos, los empresarios y tantos aficionados que necesitamos los toros como él necesita a su partido.
Me quedo, por tanto, con las ganas de saber la opinión de Eneko Andueza sobre las prohibiciones promovidas desde las altas esferas de los gobiernos en los que participa el PSOE, su partido, o cuál es su punto de vista sobre la discriminación a la que el Gobierno de España está sometiendo a los ganaderos, a los trabajadores vinculados y a los empresarios del sector, tanto por la sequía presupuestaria como la cicatería en las prestaciones laborales y sociales.
En este último tramo de la faena, Eneko torea muy bien con la mano derecha, con la ayuda de la espada, pero el toreo de verdad es el que se hace con la izquierda, porque es el más limpio y el más difícil. Únicamente un trapillo rojo, dar el pecho y echar la pata pa`lante, como dijo Antoñete en la cita que el propio autor ha escogido para finalizar su trabajo, una obra de lectura indispensable.
José Luis Barrachina Susarte