Este es el sencillo slogan que resume todo lo que suscita la Feria de la capital del Marquesado, que como el Guadiana aparece y desaparece a capricho de los intolerantes o de los virus cabrones.

Cuando tuve el honor de recibir de manos del maestro Santiago Martín “El Viti” mi flamante titulación en Dirección de Espectáculos Taurinos, una verdadera chulería de estudios que se disfrutaban en la Universidad Nacional de Enseñanza a Distancia y que ya fenecieron no por causas epidemiológicas, aproveché para preguntarle al insigne padrino por qué razones nunca toreó  en Villena. Su sensata respuesta no argumentó otras razones que la coincidencia de fechas con los ciclos de Albacete y Murcia, continuando con su explicación para halagar al coso villenense recordando las hechuras de sus corridas por aquella época. Buenos encierros para Villena y buenos aficionados que todavía en la actualidad muestran enorme interés cada vez que hay toros. Atractivo que se traduce en los tendidos, que es donde verdaderamente se muestra el afecto.

El bloguero Torista de Francia realizó hace unos días una interesante encuesta usando como muestra un millar de aficionados a los toros y usuarios de diversas redes sociales, de la que obtuvo la nada desdeñable conclusión de que nueve de cada diez irían corriendo a los toros si mañana tuvieran la posibilidad de hacerlo, mientras que el uno restante lo evitaría porque el virus está aquí.

Este parámetro es el que en definitiva está definiendo el hecho de aquí o allá se organice un festejo o se continúe con la cabeza dentro del agujero para prevenir un fracaso en la taquilla, lo que viene a ser lo que siempre ha pasado, con el añadido de que ahora los ingresos por boletos están condicionados además por las restricciones coronavíricas, algo que muchos consideramos injustos a la vista de la relajación de facto que se observa en otros sectores, mientras que se mira con lupa al taurino.

Dentro del contexto planteado, resulta que Villena es uno de esos sitios donde el empresario tiene la confianza en un resultado económico satisfactorio, por eso es que Villena interesa y por eso es que el Ayuntamiento tiene sobre la mesa dos propuestas muy dispares para organizar una corrida de toros el próximo día 6 de septiembre, como puede apreciarse.

La empresa La Joya del Vinalopó -regentada por Manolo Carrillo- ya ha sido adjudicataria en ocasiones anteriores incluida la última edición, y en su propuesta para este complicado año baraja un cartel mixto montado sobre su poderdante Francisco José Palazón, con la presentación en su plaza del novillero con caballos Raúl Bravo y completado con la reaparición de Manuel Díaz “El Cordobés”, por ejemplo.

Por su parte, Gregorio de Jesús -al frente de la empresa Bous al Carrer- antes del confinamiento ya solicitó dar una novillada en la que el villenense Raúl Bravo hubiera sido la base del cartel y ahora para septiembre ofrece el bombazo de una corrida de Victorino para una terna que podría estar compuesta por Curro Díaz, Manuel Escribano y Rubén Pinar, lo que supondría un hecho sin precedentes en Villena y de alcance colosal.

El hecho de que exista más de una solicitud conlleva la constricción de sacar un pliego, pero como el Ayuntamiento siquiera tiene ganas de analizar las propuestas –antes de la pandemia también intentó por todos los medios quitarse los toros de encima- mucho menos va a iniciar el largo y cálido camino de una licitación en fechas como las que tenemos, por lo que habiendo una gran atención empresarial por dar toros, sumo rédito de la afición, así como el esperable beneficio económico para gran parte de la población, Villena se va a quedar con un palmo de narices y a verlas pasar. Como tantas veces anteriormente.

Iba a proponer una simpática apuesta a los lectores, pero sería como quitarle un caramelo a un niño chico.

José Luis Barrachina Susarte.