Hace un mes, dedicamos un artículo a Céret, la pequeña población francesa donde tienen a gala la defensa a ultranza del toro encastado. Dijimos aquello de cómo organizar festejos taurinos sin que hubiera un empresario de por medio. Allí, la «Association des Aficionados Céretans» se encarga de ello, trabajan durante todo el año y elaboran unos festejos de alto calibre; siempre con las ganaderías de mayor encaste, algunas de ellas a punto de extinción.

Y hablando al respecto, el compañero y gran amigo, Luis Pla Ventura, me contaba una anécdota referente a uno de los últimos presidentes de esta asociación francesa: Jean Louis Fourquet sintiéndose enfermo por aquello que denominamos como «cruel enfermedad», y a sabiendas que su vida tenía los tiempos contados, pidió al resto de asociados que se le permitiera pedir un deseo de corte taurino. Dicho deseo no fue otro, que proponer para la feria del siguiente año, la participación del mejor torero español.

Aquello me hundió en una terrible duda, y posteriormente en una reflexión de altos vuelos. ¿A quién se refería este hombre con aquello de «mejor torero español»?  En mi mente de aficionado, de inmediato apareció el mitificado José Tomás. Pero el torero madrileño, ya sabemos que juega en otra liga, y no compite con nadie, por tanto no se le puede atribuir semejante galardón. Luego, tiré de escalafón y realmente no sabía a quién elegir como el mejor. Lo cual me hizo ver que vivimos una época grisácea, donde hay gente que atesora una enorme carga esteticista, pero no tienen el poder ni la sustancia de ser los mejores.

Entonces, no teniendo grandes nombres a quien recurrir, ¿a quién se refería el presidente de la asociación de Céret?  Ahí lo tienen: Carlos Escolar «Frascuelo». El torero madrileño que tenía 66 años en 2014, cuando fue a torear a Céret, y sigue en activo, siendo un exponente del clasicismo, y especialmente influido por Antonio Chenel  «Antoñete». El francés sabía muy bien lo que decía, y aunque en España decir «Frascuelo» no diga mucho a los públicos, en la taurina Céret si le valoran en toda su dimensión. Aquella tarde, «Frascuelo» brindó uno de sus toros a Jean Louis, y a continuación dejamos un extracto de la crónica que hizo de aquel festejo, Andrew Moore:

Ceret, 14 de Julio de 2014.

-Pues sí señor, un torero de los pies a la cabeza, el colmo de afición al arte taurómaco que atesora y de amor a su profesión para la que vive por entero, cuya demostración en la francesa plaza de Cêret, santuario del toro bravo en su pureza de casta e integridad, para ejemplo al mundo taurino español, dejó perplejos a los entendidos espectadores con el despliegue de dominio, sabor y torería ante en encierro santacolomeño.

El veterano matador Carlos Escolar «Frascuelo» – con 66 años de edad – logró cortar una oreja a su segundo toro, un cinqueño de 550 kilos de la ganadería de Bartolomé Sanz (Hdros. de Felipe Bartolomé) en Ceret en el festejo de ayer domingo. Aprovechando su buen pitón izquierdo, deleitó al público con su añejo sentido de lidia con capa y muleta, y unas inolvidables series de naturales, llenas de elegancia, sencillez y torería.

Giovanni Tortosa