Probablemente fue uno de los primeros foros taurinos a través de Internet. Aunque ya pasaron muchos años de su desaparición, lo recuerdo como si fuera hoy; era sumamente gratificante, y también una especie de confesionario de nuestra afición. Aunque había para todos los gustos, desde apasionados irredentos de Morante, defensores y enemigos de Ponce, un manzanerista de altura como lo era Paco Espinosa, y un largo etc;  lo curioso es que el moderador y a la vez creador de aquello era un amante de las ganaderías encastadas, alejadas del sello comercial de todos conocido. Me refiero al castellonense Iván Colomer.

Aquél foro tertuliano tuvo grandes aficionados, algunos procedentes de los sectores «duros» de Las Ventas, otros que defendían desde sus provincias a toreros de sus preferencias y algún que otro profesional que aportaban su visión particular del espectáculo. En realidad habían grandes debates, acalorados, tensos, pero siempre existía un claro denominador común y que era la buena concordia entre los foreros. Habían grandes apasionados, pero no fanáticos; y esto viene a cuento de lo que sucede hoy en las famosas redes sociales: el fanatismo, la ignorancia, y una ausencia de educación están presentes en ellas.

El Albero dejó una huella profunda en quienes fuimos partícipes del evento cibernético. Veinte años después, ya que dicho foro se inició; -creo recordar por el 2000 aproximadamente-, la problemática acerca de la crisis en el mundo taurino sigue tan de actualidad como lo fuera en aquellos debates. Si bien, la figura de José Tomás tenía un claro protagonismo y era un tremendo foco de interés, la preocupación por el toro a lidiar era un debate sin fin, tal y como sucede ahora. La ausencia de casta y emoción en aquellas ganaderías elegidas por las figuras, venía a ser como la «piedra filosofal» del foro.

Después de su cierre, algunos tertulianos o foreros abrieron espacios taurinos en forma de blogs, llenos de interés y con una altísima calidad. Como ejemplo citaremos a «Oro Cárdeno» de Iván Colomer. Y como dice el tango, que veinte años no son nada, que las cosas siguen más o menos igual, que las soluciones a una tauromaquia en horas bajas siguen sin aparecer, pero eso sí, los aficionados seguimos en la eterna lucha.

Giovanni Tortosa

En la fotografía, el diestro José Tomás, el torero aludido por nuestro compañero.