Críticos taurinos han habido muchos y muy prestigiosos, pero él fue el único en salir por la puerta grande de «Las Ventas». Los aficionados quisieron rendir de esa manera, el merecido homenaje a un periodista que luchó contra los fraudes instalados en la tauromaquia de los años ochenta. Por eso mismo, Alfonso Navalón Grande lideró la crítica taurina de aquellos años. Puede que para los aficionados más jóvenes, Navalón no les suene a nada, pero en las décadas del ochenta y noventa este hombre nacido en Huelva y con unos inusitados conocimientos del mundo taurino, fue el faro-guía que iluminó a miles de aficionados.

Que el diario «Pueblo» vendiera en pleno San Isidro, un millón de ejemplares al día no era casualidad, ya que los aficionados querían comprobar si lo que habían vivido en «Las Ventas» la tarde anterior, se correspondía con la verdad del toreo, y por ello acudían a las crónicas de Navalón. Cuando el resto de cronistas hacían de palmeros con algunos de los toreros de mayor relevancia, Alfonso Navalón los colocaba en su sitio real. Muchos partidarios de Ojeda, Paquirri, Curro Romero o Manzanares odiaron con todas sus ansias a este periodista, quizá porque no entendían que sus crónicas desmontaran muchas de las faenas que éstos elaboraban en los ruedos.

Hoy, con el transcurrir de los años, analizamos esas críticas y nos parecen de lo más correcto; y lo que hacía controvertido y polémico a este hombre, era su manera peculiar de sazonar sus escritos, donde «salpimentaba» aquello con ciertas pinceladas acerca de lo personal de cada torero. Eran destellos de cierto morbo que podrían incidir sobre la vida íntima de alguno de ellos. Hoy, con las toneladas de basura que la prensa rosa arroja sobre la sociedad, los chascarrillos de Navalón nos parecen citas evangélicas.

Este humilde espacio literario llamado «Toros del sol», fue diseñado para hacer un guiño a «Viaje a los toros del sol»; posiblemente el libro de temática taurina más vendido de la historia, y cuyo autor no podría ser otro que Alfonso Navalón. Dicho libro trata sobre diversas ganaderías españolas y actualmente no se encuentra en el mercado. Aparte del mundo del toro, Alfonso escribió intensamente sobre otros aspectos donde saca a relucir su gran faceta humanista. Para suerte nuestra, los que hemos seguido la obra creativa de este singular personaje, el amigo Luis Pla Ventura recibió uno de los mejores regalos que jamás le hicieron: algo así como doscientos artículos de Alfonso Navalón, muchos de ellos inéditos. Ambos coincidieron en el diario «Pueblo», siendo grandes amigos, a la par que colegas.

Aquellos que le conocieron, como los nuevos aficionados, tienen hoy en la web de «Toros de Lidia» una hermosa oportunidad para conocer a uno de los personajes más controvertidos, odiado y admirado al unísono, pero también uno de los contados catedráticos que tuvo la Tauromaquia en toda su larga historia.

Valga la bella imagen del ayuntamiento de Fuentes de Oñoro, el pueblo donde vivió y murió el gran Alfonso Navalón.

Giovanni Tortosa