Justo Barba es un joven ganadero, que lleva la humildad por bandera, y la ilusión como mástil para sostener su nobel ganadería. Desde niño soñaba con los toros, con la fiesta brava, con triunfar como torero, vestido de luces en un gran plaza, los sueños se fueron truncando a medida que avanzaba por el escalafón, pero ese amor al campo le hizo un día que el azar le llevase hasta la ganadería de D. Antonio Doblas.

Esa primera visita marcó muy pronto el objetivo de su próxima meta, que no es otra, que ser ganadero de bravo. Poquito a poquito esas reses de casa de Don Antonio fueron a parar a su cercados, esa mezcla de encaste Veragua, Conde de la Corte y Carlos Núñez, fueron mitigando su espíritu al saber que su pequeña visión iba tomando forma.

Con el paso del tiempo de esas 19 vacas y un semental de D. Antonio Doblas se le unieron 11 puras “veraguas” de Javier Gallego, para rematar con una vaca preñada de su actual semental, Alimaña, marcada con el número 209.

Duros son los comienzos, aunque más duro es el camino a recorrer para tratar de hacerse un pequeño hueco en el circuito. Ya sus erales han disfrutado de la gloria de las plazas en distintos festivales, con resultados esperanzadores e ilusionantes.

Con una camada corta que cuenta con 4 utreros y 17 erales para la temporada 2020, el ganadero cordobés cada día está más asentado en los entresijos de las plazas, esperando destino para sus Veraguas y Núñez.

Con un esfuerzo memorable, que sale del sudor de su frente, de su trabajo diario, de afición por el campo bravo, y del cariño por el encaste minoritario, lucha cada día al lado de sus dos líneas, que lleva por separado. Por un lado 50 vacas de veragua, y por otro lado 33 vacas de encaste Núñez. Ya son varios los sementales que hacen de estas vacas su particular harén.

Con una selección exigente, basada en el caballo como punto principal, y con la humillación, codicia y recorrido en la muleta, la casta y bravura tienen que primar en las suertes de la tienta como superlativo. La raza, el son, la fijeza, y exigencia deben de formar el animal perfecto, para asegurar el futuro en bravo.

Cada día pensando cómo mejorar, como seguir avanzando en este camino pedregoso, para que la vida empiece a tener un bonito color, fabulando cuentos  y quimeras, donde sus toros ganan la vida en plazas. Todo esfuerzo es poco, para los tiempos que corren, cada cálculo, algoritmo para intentar preservar la pureza sin llegar a la consanguinidad. Mucho merito, al igual que valor tiene lo que hace este ganadero simplemente por pasión.

Por Juanje Herrero