Un ganadero modesto, según su propia definición. Tiene 120 vacas y una historia controvertida que explica con sencillez. Un hombre de campo que nació en la histórica finca El Soto donde pastaron los toros de la ganadería de D. Vicente Martínez. Eduardo Lalanda quien estaba a cargo de la finca le enseñó el mundo del toro bravo. También es un enamorado del caballo del que prepara ejemplares, especialmente para saltos. Se desenvuelve en el mundo de la ganadería de bravo, manso y caballos de distintos tipos.

 

Aurelio Hernando en la 41ª Tertulia de Jordán

La ganadería se formó en 1993 en una sociedad con la aportación de las reses bravas de Javier Gallego y las mansas que tenía Aurelio Hernando, manteniendo las dos líneas de negocio. En el 2002 se separaron los dos socios repartiéndose la ganadería de bravo.

Vueltas y revueltas de la punta de reses de Veragua de las que se deshizo Juan Pedro Domecq Díez en 1938 y que tras diversas ventas (ver la genealogía según el ganadero)  llegó a D. Enrique García y sus herederos, a Javier Gallego García, descendiente directo, quien las puso en la sociedad con Aurelio Hernando. Afirma Aurelio que en 1993 rescataron 17 vacas con pureza de encaste veragüeño y un semental, un hijo del cual les hizo la ganadería, que en la actualidad cuenta con 120 vacas después de la partición con Javier Gallego. Un rápido crecimiento en el que asegura que no ha tenido problemas de consanguinidad.

Un hombre de campo, campechano y cauteloso, de fácil trato y que denota capacidad

Más allá de las polémicas sobre la pureza del encaste, que saltaron cuando le contrataron para el Ciclo de encastes minoritarios en Madrid y la Unión (UCTL) y la Asociación (AGL), denunciando que estaba encastada en domecq, hablamos con Aurelio Hernando de las características del toro que le gusta. Habla de la humillación como característica principal de la bravura, pues la embestida humillada implica entrega del toro. Sus toros son de buen tamaño, tanto que la primera corrida la lidió en Fuenlabrada y la sacaron de una camada de solo siete machos. Dan espectáculo en el primer tercio y tienen la tendencia conocida de los veraguas de aplomarse en el último.

Espectacular estocada de Iván Fandiño a un toro de Aurelio Hernando en Ceret 2016

Curro Díaz gustándose en Ceret 2016 en la corrida de Aurelio Hernando

Nos halaga afirmando que valora las opiniones de los aficionados, pues cree que son los que entienden el espectáculo y como ganadero debe escucharlas. En su búsqueda del espectáculo de los toros de casta dice que en la tienta apura más en el caballo a los toros malos que a los buenos, para ver mejor el comportamiento en la muleta de estos últimos.

Cree que la bravura se define en el caballo y así han estado orientadas las tientas en los últimos doscientos años. Ahora mismo que tantos ganaderos afirman la importancia del comportamiento en la muleta, no pueden desdeñar la acometividad en el caballo, pues se echarían a perder las ganaderías. Para rematar asegura que si la cotización de los toros fuera por su comportamiento en el caballo, las corridas de toros tendrían un cambio sustancial.

El tercio de varas es el termómetro de la bravura

Movilidad y viveza tras las banderillas

La vista de un toro bien puesto de pitones llena la plaza y añade valor a la labor del torero, aunque ahora mismo los toros más armados los compran para las calles, donde afirma tener un buen mercado. Este año tiene, además, una novillada para Zaragoza, que le ha contratado el nuevo empresario Carlos Zuñiga Jr, del que afirma sin falso pudor que es amigo.

Firmando un recuerdo para la Tertulia de Jordán

 

Un ganadero modesto en el histórico Colmenar Viejo, un hombre de campo que pelea un puesto en el mundo de los toros con un sentido personal del espectáculo y su búsqueda a partir de unos toros de gran presencia y comportamiento singular y que coincide con las opiniones de muchos aficionados en la importancia del primer tercio.

Dos de los jaboneros de Aurelio Hernando lidiados en Ceret 2016 por Curro Díaz, Iván Fandiño y Pérez Mota

 

 

Por Andres de Miguel

Fotografia Andrew Moore