La Tauromaquia nace en España, y además es el puro reflejo del ser español. Por eso les molesta e irrita tanto a los separatistas como nacionalistas, por sus raíces profundamente españolas. La Tauromaquia es más antigua que la realeza; España podría vivir sin la realeza y si me apuras sin Iglesia, pero la tradición milenaria de los toros no podría saltar por los aires, porque forma parte inherente del pueblo. Una cultura arcaica que viene de lo agrario para convertirse en identidad cultural de un pueblo y los españoles tienen mucho de su esencia.

Juha Karlsson es finlandés, sociólogo, historiador y fisioterapeuta. Reside desde hace 24 años en Santander. Le interesa todo lo que se mueve, no es «anti» de nada, tal y como hoy se expresa una sociedad acomodada e infantil revestida con piel de terciopelo. Karlsson nos desvela en sus programas radiofónicos el «atrezzo bélico» que se mueve en Ucrania, en una solapada guerra entre norteamericanos y rusos, donde Ucrania pone el escenario y los muertos. De la escasa y diría que nula fiabilidad de los medios españoles, de la gran trama masónica de los globalistas con la ya famosa agenda 2030, del timo a escala universal de la «gripe china» con su gran festival falsario de noticias, videos, fotografías, etc., y de tantos engaños que día a día recibe esta sociedad infantiloide.

¿Qué relevancia tienen actualmente los toros en España respecto a otros espectáculos?

-Evidentemente el fútbol es el espectáculo que sigue reinando en España. Pero, ¡ojo, los toros llevan el doble de público a sus plazas que el cine y el teatro juntos! Este dato nos dice mucho del tirón enorme que tienen los toros y no olvidemos su repercusión económica en la hostelería y demás sectores de una ciudad donde se den grandes ferias. Creo recordar que fueron seis millones de espectadores en la última temporada.

Aun así, existe la creencia de ser un espectáculo financiado por las administraciones. ¿Qué piensa Juha de ello?

-Yo diría que es al revés. En principio es un espectáculo manejado por empresas privadas, y luego pasan cosas como en Madrid, donde la Comunidad madrileña recauda grandes cantidades por el alquiler de la plaza a un empresario. Creo que también eso ocurre en Valencia y alguna que otra plaza más. Por tanto, son algunas administraciones las que ganan dinero con este espectáculo y no al revés.

Un hombre de cultura universal, «davinciano», como es su caso, ¿qué opina acerca de la última religión pagana como es la Tauromaquia?

-Las corridas se pueden entender como arte, como aprecio de la belleza ante la vida y muerte. Nadie queda impasible ante eso. La muerte del toro ante el espectador es un acto sincero, cruel y hasta morboso. También en el espectador subyace el miedo por la fragilidad del torero ante el peligro de la fiera, el toro.

¿Podría explicar a los animalistas el trato que recibe el toro?

-Al toro se le mima y cuida mejor que cualquier otra especie. Los ganaderos son absolutamente escrupulosos en su crianza, y por ello viven en un universo placentero, adobado de bienestar y respeto. Paralelamente a esto, y especialmente en España, con los humanos sucede lo contrario: cuando alguien muere se le llena de indulgencias, de frases grandilocuentes llenas de admiración, aunque en vida les hayan ninguneado y despreciado.

Suponemos que Juha Karlsson tendrá bien definido ese escenario controvertido donde bailan al unísono tantos animalistas, antitaurinos y críticos con el maltrato animal.

-El gran problema de la Tauromaquia, y es por eso que recibe tantos palos, es que es muy visible. La muerte del animal se vivencia en público, mientras se da muerte cada día a miles de otros animales: corderos, cerdos, vacas, pollos, pescados; pero esto no se ve, y las nuevas generaciones desconocen el proceso de los alimentos derivados de esas especies; simplemente van al supermercado y adquieren esos productos sin más, sin plantearse cuestiones morales al respecto. El maltrato animal se ha dado siempre, incluso entre algunos profesionales de los toros, cuando un picador se excede en sus funciones o el matador no es certero con su técnica. Pero, todo esto se nos antoja menor cuando cada día vemos los desastres humanos provocados por guerras o las casi 1300 personas que suelen caer cada día en el mundo, víctimas de asesinatos. En esto nadie repara ni se manifiesta.

Y por último, Juha, ¿cómo ve el futuro del espectáculo taurino?

-Muy sencillo, yo lo comparo con las minas de carbón, donde ya existen ahí continuarán. Con esto quiero decir que en aquellos lugares donde la tradición taurina está fuertemente arraigada seguirá y en cambio en aquellos sitios que apenas tiene relevancia se irá perdiendo; en todo caso será la inercia de esas circunstancias, pero siempre de forma natural, no tiene que venir nadie a atacar esta tradición secular, que dice mucho del carácter de los españoles y forma parte de su idiosincrasia. No hay más que darse un paseo por Sevilla en día de toros para comprobar la autenticidad del ambiente, de la atmósfera que envuelve aquello: la forma de vestir de los espectadores, los aromas, el fino jerezano, la alegría contagiosa…. ¡Ahí no hay nada falso, es todo muy auténtico, aquello me entusiasmó!

Agradecemos a Juha, el habernos regalado el mayestático placer de participar de su sabiduría de hombre analista y totalmente desprejuiciado, especialmente hablando sobre una temática controversial como la taurina. Uno cae en la cuenta del enorme grado de respeto, de la convicción plena de un hombre tan distante cultural y racialmente de nuestro país. Por todo ello, mil gracias Juha.

Giovanni Tortosa