Por Mario Gómez

Tras la jornada de descanso, y haber aposentado lo que se ha vivido en los tres primeros capítulos de este XVIII Alfarero de Oro, llegaba el turno de la cuarta entrega del serial.

Muleta muy adelantada de Ángel Jimenez y gran importancia de todo lo realizado por bajo. Encajado y muy torero, fue sacando lo que tenía el animal. Muy buena obra entabló también por el izquierdo, pero el “lio” estaba en la otra orilla, así que volvió a la diestra. Siempre dando el pecho, parecía tener cortada al menos una oreja (de justicia), pero la falta de rúbrica de la faena se llevó el posible premio.

Ante el 4º, buscó labrar una faena de entrega y torería, pero la condición del animal no era la misma que la de su hermano. Hizo un esfuerzo Ángel por mostrar lo que lleva, pero no tuvo el eco merecido en el tendido y cosechó un silencio con leves palmas.

Tibo García se topó con un lote al que había que hacerle las cosas tal y como pedían y no como se antojase. En su primero dejó un trasteo voluntarioso, cargado de enganchones y en el que agobió en exceso al novillo. En el 5º, dejó un trincherazo destacable, pero poco más.

Completó la tarde Alejandro Gardel. Sorteó un asitifinismo utrero, escurrido por detrás y al que la cara tapaba la falta de remate. Brillante el tercio de banderillas en este tercero por parte de Raúl Cervantes e Ignacio Martín que se desmonteraron, al igual que volvió a hacer Ignacio Martín tras su actuación en el 6º.

En el que cerró plaza, un animal que sin ser brillante, tampoco se comía a nadie no lo quiso ver.  Tomó la faena y tras un inicio algo incierto y desajustado, recibió las protestas y pitos de parte del tendido. Miró hacia esa zona y sonrió. Acortó distancias y tras machetear por bajo al toro, fue a por la espada mientras las protestas subían. Se tiró certero y algo caída fue la estocada que acabó con el animal. Sonora bronca caía sobre el novillero.