Continuando con esta preparación en el campo bravo mexicano, nos concentramos en la ciudad mas taurina de México como lo es Aguascalientes y de ahí nos desplazábamos día con día a los diferentes tentaderos que gentilmente le habían corrido la invitación al matador Paco Ureña.

Hoy he reunido dos tentaderos el primero se llevo a cabo el martes 20 de este casi agónico mes de febrero en la ganadería de San Isidro donde fuimos recibidos por el ganadero Francisco Guerra hijo “Pancholin” como todo mundo le dice de cariño y el otro  el viernes 23 de este mes con Medina Ibarra del Arq. Jorge Medina que comparte su crianza con su hijo Jorge.

Salimos de Aguascalientes con rumbo a la Sierra Fría,  cruzar por grandes planicies y en el horizonte esos cerros  que con sus diferentes totalidades  parecen guardianes y le dan una gran  dimensión al inmenso espacio lo que le convierte en espectacular, los potreros perfectamente cercados forman un tablero, los aguajes desbordantes de agua donde las nubes se relejan acompañadas del azul del cielo, y en esa inmensidad veredas de trazos caprichosos que cruzan los ranchos, unos con ganado de engorda, otros con ovejas, caballos galopando con donaire y sus crines con el viento toman diferentes  movimientos creando una belleza sin igual, el vuelo de los cuervos, halcones  y  una que otra aguililla surcan el espacio.

Entre ambas se encuentra la  legendaria ganadería de Santa Rosa de Lima de Don Roberto Ibarra Q.E.P.D. y quien fuera suegro de Francisco Guerra y de Jorge Medina, así como cuñado de Alfonso Ramírez Calesero, al pasar por ahí y ver el viejo tentadero donde pasaron  las grandes figuras de aquel tiempo en que Calesero estaba en activo, dejo correr la imaginación y ………….

Pero vayamos a la labor de Paco donde tentó tres vacas en San isidro, dos  con Medina Ibarra y mato un novillo, las imágenes hablan por si solas de su labor tanto con el capote, como con la muleta, matando de un gran estocada al novillo.

Mañana la visita que hicimos a la ganadería de San Pablo que se encuentra en Jalisco y la de Santa Bárbara en tierras Zacatecanas.

 Por Oskar Ruizesparza