Agradable el clima esta noche en que se celebró la segunda novillada de este serial en la plaza de toros México. Pese a que había llovido minutos antes del inicio del festejo, tanto el viento como el agua nos la perdonaron.

Se lidiaron seis novillos de la ganadería de “La Playa”. En términos generales bien presentados, con gran bravura y acometividad, aunque con ciertas asperezas y agresividad sobre todo en la faena de muleta. Salvo el que cerró Plaza, todos tuvieron un juego muy parejo.

Hoy tengo que decir que fui muy feliz al ver toros bravos, novillos que pelearon en el caballo de manera épica, como hace mucho tiempo no tenía oportunidad de ver una novillada.

Sentir la adrenalina de cuando un toro empuja al caballo con los riñones y atisbando con toda su fiereza derrotar al Caballero, me devuelve el alma al cuerpo, ya que veo con mucha alegría que no todo está perdido y que hay ganaderías en México que todavía tienen casta, que todavía pueden dar mucho de qué hablar y rescatar, ésta, nuestra fiesta brava.

No quiero parecer grosera, ni hacer menos el esfuerzo que hicieron los tres coletas que esta noche pisaron el ruedo de la plaza más grande del mundo, pero tengo que resumirlo quizá de manera poco poética, ya que lamentablemente no hubo compaginación entre Novillos y novilleros, no hubo sinergia, empatía, entendimiento y personalmente considero qué no hubo el oficio que demanda un toro de esta naturaleza.

El joven Querencia, tuvo detalles por momentos que aparentan poder llegar a mas sin embargo ya decimos que no hubo compenetración, eso qué tanto se necesita para poder generar magia, y todo quedó en esos pequeños detalles que por algunos fueron festejados, ambos novillos se fueron al destazadero prácticamente enteros, cuando pedían a gritos que las orejas se arrancaron de su anatomía.

Me gustaría poder hacer énfasis en lo sucedido, y a pesar de qué siempre que estoy viendo los festejos hago mis anotaciones, puedo decir que no hay un solo momento que me llegue en este  instante a la mente, digno de plasmar en líneas.  Dos avisos en su primero, un novillo que aguantó con estámina y bravura en pie sin doblar a pesar que la muerte ya le abría las puertas. Ahogándose con su propia sangre pero orgulloso de su estirpe, dio su último aliento para recordarnos la importancia del toro de lidia y su valor en la arena. Silencio en el cuarto.

El segundo espada, Rodrigo Ortiz, tuvo en sus manos las posibilidad más grande de triunfo en esta noche, y podrá sonar un poco agresivo que la oreja fue inmerecida pero todo se suscitó de un malestar que ocurrió cuando algún aficionado reprochó tanto la actitud como la actuación al muchacho y éste, de manera explosiva, se entregó por unos instantes, por unos segundos para generar los cuatro muletazos más coreados de la noche. Y aun así yo sigo pensando que el novillo estuvo muy por encima de él, y que fue un poco la suerte y no tanto la técnica que tiene, porque para poder con un novillo así, hace falta algo más aparte de la actitud, que además, repito, duró solo unos segundos. Una estocada un tanto contraria pero eficiente ayudó a poder recibir ese apéndice, que también fue protestado por un sector del público que no estaba en lo más mínimo de acuerdo en que se otorgará una oreja después de qué dejó ir al ejemplar prácticamente habiéndole dado cuatro muletazos que valieron la pena.

No me gusta juzgar tan duramente a los novilleros pero si tengo que exigir que respeten la catedral del toreo en México porque al final del día, es la plaza más importante de nuestro país y merece un respeto, requiere de qué quien pise su arena, sea capaz de salir a morirse en ella y no sólo de pasar por ahí para quedar en la historia.

Y a eso me refiero con el no querer criticar a los novilleros, pero si ellos son capaces de verse anunciados en la plaza de toros que en México da y quita, entonces tendrían que cumplir con las expectativas de una plaza monumental y la más importante de América.

El novillero español Jorge Martínez que hizo su debut en La Plaza México, no tuvo la posibilidad siquiera de entender a sus ejemplares. Sabemos que en España la embestida del toro es muy diferente, aquí hay que aguantar mucho las embestidas, tirar de él, llevarlo muy templado y muy toreado para que pueda romper, de lo contrario solamente es pegar pases a lo ingenuo, considerando que va a modificar su embestida en pro del triunfo del torero y eso, nunca va a suceder.

Ya dijimos que prácticamente todos los novillos tuvieron bravura lo que por momentos les causó tal complicación a los noveles. Este chico, mostró ciertas cualidades, sobre todo su carisma, mismo que llegó a las alturas y que pudo cosechar algunas palmas en los momentos más destacados de su labor.

Lo malo de un novillo como éste es que si el torero se equivoca y logra templarlo puede mostrar las condiciones favorables que posee, como sucedió ayer prácticamente a los tres novilleros. Palmas tibias y un aviso en el que cerró plaza.

Yo me quedo con un gusto a miel y canela, un gusto a “Dom Perignon”, que me sigue deleitando el paladar disfrutando de ese sabor tan atractivo que genera un toro que es capaz de pelear a muerte y de empujar con toda su corpulencia ante el caballo.

Alexa Castillo

Foto Plaza México