El suceso editorial respecto al mundo de los toros en este año tan desdichado, no ha sido otro que la obra del maestro Carlos Crivell el que, con su sabiduría excelsa, ha sido capaz de mostrarnos la faz humana del diestro de Salteras y, como no podía ser de otro modo, la faceta artística de Manuel Jesús El Cid que, sin duda, conmueve por completo.

Como confesé en su momento, pocos libros de toros me han impactado tanto como la obra que cito, un compendio de virtudes al mayor nivel en que, tanto el periodista como el diestro, se vacían por completo para dejarnos un legado brillantísimo del que, pasados los años, como sucediera con otros libros como el de Juan Belmonte, matador de toros, se seguirá hablando en sucesivas ediciones de un texto memorable en todos los sentidos.

Dejemos que sea el propio Carlos Crivell, como feliz autor de tan magna obra taurina, el que nos aporte todos los detalles al respecto que, sin duda, son interesantísimos.

Gracias a la mágica pluma del doctor don Carlos Crivell, Manuel Jesús El Cid pudo saborear la gloria que le faltaba en el plano terrenal porque, repito, gracias a dicho señor, El Cid ya es inmortal. ¿Cómo surgió en su corazón la idea de inmortalizar al diestro de Salteras que, en realidad era lo único que le faltaba, leyenda?

Todo surgió cuando anunció que 2019 sería el de su retirada. Pensé que se iba del toreo alguien que había sido muy importante y que no había tenido todo el reconocimiento que su figura merecía. Lo tenía pensado de antes, se lo debía también al pueblo de Salteras, donde paso tres o cuatro meses al año, así que fui juntando datos y me percaté de que El Cid era un torero poco conocido, y también injustamente tratado en ocasiones. Pensé que las generaciones futuras debían conocer su trayectoria y su paso por los ruedos.

-Imagino que la tarea sería complicada, yo diría que muy ardua. ¿Cuántas veces se reunió usted con el diestro para darle forma al libro?

Ha sido un trabajo más de archivo y documentación, pero es cierto que me he reunido con Manuel seis o siete tardes a unas cinco horas en cada encuentro. Al final, en el libro solo aparece una parte, pero es lo fundamental. También ha sido muy importante la aportación de su familia. Son siete hermanos, vive su madre, su tío Pedro, todos me han aportado datos familiares de sus orígenes.

-Me hubiera gustado ver la cara de El Cid cuando usted le planteó contar su vida en un libro. ¿Cómo recuerda ese momento?

Es un hombre muy pragmático y sereno. Recuerdo que le pregunté si conocía el libro de Pepe Luis Vázquez que había escrito junto a Antonio Lorca. Me dijo que sí, que lo había leído. Le dije que podía escribir uno sobre su vida torera. Y se puso a mi disposición para lo que necesitara.

-¿Cómo entiende usted que la prensa y los empresarios no hayan sido totalmente justos con este diestro admirable?

En general, la prensa ha sido exigente con El Cid. Sin embargo, muchos compañeros de prensa nunca le escatimaron los elogios que su recorrido se merecía. Es cierto hubo sectores del periodismo taurino que siempre se pudieron en contra, incluso en tardes de triunfo. Esas tardes de éxitos grandes, siempre encontraban la forma de minimizar sus logros. Esta actitud le ha acompañado siempre. Alguna vez era como respuesta a que el torero no se hacía publicidad en algún medio. Era lógica su postura, porque cómo se iba a gastar el dinero en medios que lo maltrataban. Otras veces, esa postura de determinados críticos era incomprensible. Y lo ha soportado hasta el último año de su retirada.

Respecto a las empresas, pienso que en sus años de esplendor se le trató con justicia. Otra cosa fue en los años de su declive, tras los seis de Victorino en Madrid en 2015, que le dieron la espalda. Los años 2017 y 2018 fueron muy desagradables porque no lo llamaron de las plazas de sus grandes triunfos y casi todo lo hizo en plazas de tercera. El mismo año de la retirada, espléndido, no toreó en las plazas de Francia donde fue un ídolo. En fin, son las injusticias del toreo.

-Si yo me llamara Manuel Jesús Cid estaría muy contento con usted; yo diría que totalmente loco porque, como sabemos, dicho diestro lo consiguió todo menos que nadie se acordara de él al respecto de la leyenda. Sobre el tema del que hablamos, ¿por qué eligió usted a El Cid y no a otro torero?

Ya le digo que me pareció oportuno que fuera El Cid porque había anunciado su adiós en 2019 y era el momento de dar a conocer su categoría torera. Había otros motivos: Salteras, como nexo de unión de ambos; el conocimiento que tenía de su vida torera, y, como detalle fundamental, su calidad humana.

-Lo dije en su momento, lo repito ahora, que lo mejor que podía hacer usted era inmortalizar a tan importante diestro ¿Cree usted que existen muchos toreros como El Cid para contar su historia llena de triunfos y apoteosis todas?

La vida de un torero es siempre apasionante. Si triunfan, porque el camino es duro y sacrificado. Si no lo hacen, porque han entregado lo mejor de sus vidas para cumplir un sueño. Todo artista merece que los interesados en la materia, e incluso quienes no lo son, conozcan a fondo la peripecia de su durísimo camino, a veces a la gloria, a veces a la nada. Me decidí a escribir la historia de El Cid porque me temía que no lo hiciera nadie y dentro de unos años no quedara el rastro de su categoría torera. Pero hay muchos otros que también están pidiendo autores que les escriban.

-Por cierto, ¿cómo se aglutinan miles de datos que usted aporta en el libro, todo un compendio de mejor hacer y saber decir?

En este sentido puedo presumir de un buen archivo de los últimos 50 años del toreo. Ha sido prolijo, pero los datos estaban en mi casa y solo había que encontrarlos y ordenarlos.

-En torno a El Cid, maestro Crivell, creo que hay mucho paralelismo entre él y el gran Paco Ruíz Miguel que, sobre el tema, no ha tenido a nadie que le “confesara” siendo su carrera de idéntica similitud al maestro que usted inmortaliza. ¿Cuál cree usted que pueda ser el motivo por el que nadie se haya decantado por el torero de la Isla?

Por desgracia no hay muchos escritores de toros ni editoriales dispuestas a publicar temas taurinos. La de Ruiz Miguel es digna de un libro de más de un tomo. Por mi parte no me considero el indicado para hacerlo. Escribir un libro bien documentado no es fácil y requiere mucho tiempo. A mi me ha costado un año entero el de El Cid, con muchas horas de trabajo cada día. Ruiz Miguel debería tener su libro. Seguro que hay algún escritor que puede hacerlo, pero repito que no es fácil.

-Sin duda alguna, El Cid, sin su libro, se carrera hubiera quedado un tanto eclipsada habiendo sido grande entre los grandes. Usted, como autor, ¿Qué espera de dicho libro?

El que espera, desespera. Solo espero que haya aficionados que puedan conocer lo que es la vida de un torero desde sus comienzos a la gloria. Espero que, en el futuro, las nuevas generaciones que no lo han visto en directo puedan tener una idea sobre su figura. Espero que los aficionados lo lean y les guste. Espero que haya podido aportar un granito más a la gran cantidad de libros taurinos que se han escrito.

-La maldita pandemia, señor Crivell, se ha cebado con todo el mundo y, como usted me contaba, dada la situación por la que atraviesa España, no es recomendable hacer presentación de ningún libro. ¿Es ello otro hándicap que sufrimos los que nos dedicamos un poco a las letras?

Sí. En el caso del libro de El Cid, un torero al natural, no se ha podido presentar en ninguna de las poblaciones inicialmente previstas, que eran Sevilla, Madrid y Salteras. Ya se puede adelantar que, salvo catástrofe inesperada, en septiembre se presentará en Sevilla y Salteras. Mientras, se puede comprar en las librerías o en la web de la editorial El Paseo, que en cuestiones de libros taurinos no tiene ningún reparo en tirar adelante. También se puede pedir por otros conductos, como Amazon.

-Es cierto que, dada su categoría profesional, señor Crivell, me han contado que, por las redes sociales circula la noticia de su libro, como si se tratara de un tsunami editorial, lo cual dice todo de usted. ¿Qué opinión le merece las redes sociales?

Las redes sociales bien utilizadas son maravillosas. Por desgracia, no siempre es así. Si pudiera impediría toda cuenta de quienes no estuvieran identificados. Lo de esconderse en el anonimato es una vergüenza. En el caso del libro, puedo atestiguar que gracias a las redes sociales ha sido mejor conocido. Es verdad que son malos tiempos para muchas cosas, que también hay competencia entre publicaciones, pero las redes bien utilizadas son muy efectivas.

-Perdone mi atrevimiento, pero, sabedor de todo lo que usted ha hecho con Pepe Luís Vázquez y ahora con El Cid, ¿para cuándo su tarea para inmortalizar a Paco Ruíz Miguel?

Creo que lo he contestado antes. No sé si soy la persona indicada para escribir un libro sobre Ruiz Miguel. En estos momentos tengo dos proyectos que me tienen en fase de documentación que me ocupan mucho tiempo. Si Paco Ruiz Miguel me lo pide, lo dejo todo y me embarco en un libro sobre su vida en los ruedos. Insisto que es probable que haya autores que podrían hacerlo. Así que ánimo.

-Don Carlos Crivell, nuestra casa es la suya. Añada lo que su corazón le indique.

Me queda agradecer a mucha gente su aportación. A la editorial El Paseo; a la empresa Pagés que compró un lote de libros para regalarlo a los abonados. Como ha sucedido lo de la pandemia, seguirán con su distribución en la próxima temporada. Agradecimiento a los compañeros que se han hecho eco de la publicación. A los que no lo han hecho, los entiendo. Me consta que están a la espera de la presentación de la obra. Ha habido mucha generosidad y algunas ignorancias, pero eran la que se podían esperar. A usted, que ha escrito con el corazón, mi gratitud por su excesiva valoración de la obra. Somos incansables, ya sea en tribunas de renombre o en un rincón apartado. Aquí seguiremos. Gracias por todo a todos.

Un fuerte abrazo.

Pla Ventura