Desde Toros de Lidia, hemos tenido el honor de entrevistar a un ilustra te personaje de lauromaquia, con un apellido memorable y cargado de historia: don Eduardo Miura Martínez. Sobra, pues, cualquier carta de presentación acerca de este insigne ganadero… Simplemente, les deseamos que disfruten con la entrevista, tanto como nosotros compartiéndola con ustedes.

P: ¿Cómo concibe usted el Toro Bravo?
R: Creo que debe tener lo que hoy en día se le exige: en primer lugar, acometividad, dentro de esa, nobleza. Y en particular, últimamente como se cotiza mucho la faena de muleta, que tenga mucha duración, aparte de que vaya al caballo como debe, aunque, hoy en día, la puntuación de la muleta está por encima de la puntuación del caballo, que antes se exigía más.

P: ¿Ustedes en los tentaderos de vacas y de machos, si es que tientan ambos, exigen, en consecuencia, mejor comportamiento en la muleta que en el caballo?
R: Nosotros tentamos como si fuera una carrera: usted tiene que aprobar primero, segundo, tercero y cuarto curso; si usted saca buena nota en uno, y suspende el otro, no obtiene la carrera. Entonces, exigimos a nuestros animales que cumplan en todo. Siguiendo el símil: unos aprueban con aprobado y otros, con notable. Pero deben tener una nota mínima: si uno es muy bueno en el caballo, pero en la muleta no cumple cómo debe, no pasa, y viceversa. Debe reunir una nota media para poder considerar que nos interesa ese toro y esa vaca.

P: ¿Cree que ese criterio es el que comparten las demás casas ganaderas?
R: Verá usted, yo solo conozco cómo se tienta en lo mío. Sí es cierto que se suele buscar más que reúna cualidades en la muleta, y eso hace que prime más la muleta que el caballo. Aunque le reitero que eso no lo puedo afirmar con seguridad, pues solo conozco lo mío.

P: Referente al “monoencaste”, tan controvertido: ¿qué opinión tiene usted al respecto?
R: Si nos remontamos al origen de todas las ganaderías, existe un “monoencaste” total: prácticamente todo es del tronco de Vistahermosa, quitando varias ganaderías como lo de Prieto de la Cal, Partido de Resina y lo mío. Hay algunas ganaderías que han sido relegadas a un segundo término y, en cambio, hay otras. Sé que todo esto va por lo de Domecq, el encaste: hace unos cuarenta años todo era Núñez; otros treinta antes, los de Murube-Urquijo; y lo de Vicente Martínez, remontándome con un siglo de anterioridad. En definitiva, todo procede de Vistahermosa, solo que cada ganadero, al quedarse con la suya, le imprime sus caracteres y con matices propios: ¿qué se parece, morfológicamente, el actual toro de Jandilla con el de Juan Pedro (Domecq)? Pues se parecen relativamente poco, y son hermanos: Borja (Francisco de Borja Domecq Solís) tiene su propia visión y su hermano, Juan Pedro, tenía otra, aunque el objetivo sea el mismo, que logran con caminos distintos.

P: En relación con lo anterior: ¿cree en la distinción entre el torismo y el torerismo?
R: Eso son dos palabras que han salido ahora, yo antes no las oía. Son corridas de toros, cada una con sus características. El torero se pone delante, y según las aptitudes del toro y las facultades del torero, se puede desarrollar una faena de una forma u otra: el mismo toro toreado por distintos toreros, si se pudieran, pues tal vez se llegaría a un resultado totalmente diferente. Por tanto, se ha creado esto como compartimentos estancos: la crítica y los aficionados han categorizado a las ganaderías como para este tipo de toreros o este tipo de ganaderías de ser toreadas por este estilo de toreros. Y no me voy a remontar a “Nilo temporo”, sino a la época de Ordóñez en la que usted ve las crónicos y no se recurre a esa clasificación. Por tanto, los términos torista y torerista no se contemplaban. Yo pienso que un señor que es torero debe estar capacitado, con más o menos lucidez, a obrar una faena, según las características del toro y la personalidad del toreo, que puede marcarla en su toreo.

P: De la Fiesta: ¿hacia qué camino cree que evoluciona?
R: Se va hacia donde está demandando el público: el público está demandando un tipo de toro y de toreo, tal vez más perfecto, más estético. Para eso, hay que tener un toro como se está criando, que permite ese tipo de estética y de toreo. Sería imposible exigir este toreo con un animal de hace ochenta años. ¿Por qué? Porque las características del toro no son las que se necesitan.

P: ¿Corre peligro la Fiesta?
R: Hombre… peligro corremos todos. Actualmente, existe una sociedad más apartada del campo, menos agrícola, es más difícil que la juventud puedan fijarse en la Fiesta. Además, hay una mayor variedad de espectáculos que puedan resultar más atractivos para la gente joven. Aunque no es menos cierto que siempre se ha estado hablando de la crisis de la Fiesta, y hemos seguido avanzando. Lo que sí ahora es verdad es que estos señores, los “antis”, están más organizados y financiados. Por tanto, pueden articular una campaña mucho más dura. Entonces, resulta mucho más complicado seguir manteniendo el “tipo”, como yo digo. Tendremos problemas pero se irán superando.

P: ¿Qué necesita un torero para enfrentarse a un “miura”?
R: Que le eche decisión e intentar durar en la cara de él, yo creo que no tiene mayor incomodidad.

P: Usted ha dicho que en la actualidad se ejecuta el toreo con mayor perfección, ¿qué opina, entonces, sobre lo que se les critica a ciertos toreros del ventajismo?
R: Lo único que hago es irme a crónicas de hace cincuenta años, y leo lo que leo ahora, e incluso antes mucho más duras. Yo creo que siempre ha habido una crítica, que en momentos determinados se han creado tópicos: se ha acusado de ventajistas y, en especial, el público de Madrid incomoda un poco más.

P: Acerca de Miura: ¿cómo ha evolucionado su toro: acorde al tiempo o siempre han mantenido el mismo?
R: Nosotros intentamos mantener las características de nuestro toro; venimos de donde venimos. Sería un loco si quisiera ir a Madrid en una diligencia de caballos, ¿no? Pues nuestro toro, igual: manteniendo sus características, debe responder a las exigencias de hoy en día. El toro debe adaptarse a la lidia actual. En esta vida, el que no evoluciona se lo lleva la corriente; eso no quiere decir que uno renuncie a sus principios. Para ello, es necesario comparar con las ganaderías que hace cincuenta años que lidiaban mucho, ahora han desaparecido.

P: ¿Qué se siente al ser ganadero de Miura?
R: Responsabilidad. Eres responsable de unos señores que han criado un tipo de ganadería, y tanto mi hermano Antonio como yo somos los que estamos al frente, tenemos la responsabilidad de intentar continuarlo. De dejarla de dónde la hemos cogida: en el pelotón de cabeza, con eso nos conformamos.

P: La leyenda negra de Miura: ¿invención popular o resultado de la realidad?
R: Tiene una base, o sea, una serie de hechos que han tenido lugar, y no se puede renunciar a ellos. Dicho eso, nosotros siempre defendemos que nuestra bandera no es esa, sino la de los triunfos que nuestros toros han propiciado. Somos conscientes de que existe, de que está ahí, no renunciamos ni nos avergonzamos.

P: ¿Siente una especial admiración del público o cree que es tratado como los demás?
R: No. Hay plazas donde nos tratan con mayor cariño, aunque en otros con más indiferencia; es ley de vida. Nosotros respetamos al público, y gracias al público estamos aquí, después de tantos años; muchas veces, gracias a un tipo de público, ahora tal vez más minoritario. Nos debemos a él.

P: En relación con lo del tronco Vistahermosa, ¿al ser lo suyo único, han tenido problemas con la fijación de caracteres, la consanguinidad, etc., en definitiva, con refrescar la ganadería?
R: Nosotros no podemos refrescar la ganadería, y como dice mi hermano: son como bolas, y nosotros las vamos mezclando como mejor entendemos, y hasta ahora seguimos.
Hace unos años, todavía en tiempos de mi padre, estuvo en nuestra casa un experto en genética, y ya entonces le preguntó mi padre…Y al ser nuestra ganadería una especie de “subraza” dentro del toro de lidia, nos concede unas libertades que en otros casos no se permitirían.

P: ¿Qué conclusión obtiene acerca de las últimas temporadas?
R: Nosotros llevamos tantos años en esto que contemplamos el toro con frialdad: que la cosa sale bien, pues encantados; que sale mal, pues un disgusto y a seguir trabajando para retomar el rumbo que nosotros que deseamos. Ni tocamos las palmas porque ello vaya muy bien, ni nos derrumbamos porque vayan muy mal. Siempre intentamos estar en un término medio. Ni para bueno ni para malo nos expresamos demasiado.

P: Del 2016, en particular: ¿está usted satisfecho con el resultado de sus toros?
R: Ha sido una temporada normal: sin tener grandes alharacas. Lidiamos una corrida en Béziers que salió bastante buena: nos llevamos el premio al mejor toro, una vuelta al ruedo… En fin, todo eso te deja buen sabor de boca. Hay veces en que salen cosas así en un sitio de menor importancia, y puede dar la sensación que la temporada ha sido un poco más floja. No es lo mismo que embista un toro en una plaza importante de primera, en feria, que en un pueblo de cualquier sitio de España o Francia, con todos mis respetos: no tiene la misma repercusión. No estamos disgustados con la temporada, tampoco como para tocar las palmas, pero no nos disgustamos…

P: Para la próxima temporada, ¿cuántas corridas tienen?
R: Igual que este año anterior: ocho o nueve. Vamos a Sevilla, Pamplona, Madrid, a Arles, a Céret, Béziers… A las plazas donde solemos lidiar con frecuencia.

P: ¿Dos corridas de Miura en Madrid?
R: De momento, una sí. Ya le dijimos a don Simón (Casas) que, conforme se vaya desarrollando la temporada y nuestros compromisos, podamos llevar una corrida para octubre. Hasta entonces, fija solamente está la de San Isidro. Una corrida para Madrid no se saca de una chistera, así como así.

P: ¿Qué necesita un hombre para levantarse cada mañana con la ilusión y las fuerzas de ser ganadero?
R: Afición, con ella se superan todas las dificultades que puedan plantearse. Gracias a la afición se lleva esto, con absoluta entrega.