Tres cuartos de aforo hemos visto cubiertos en el día de hoy en que, con tres máximas figuras del toreo, en el peor de los casos, han llevado mucho más gente que lo hiciera ayer el genio y sus acólitos. Juego desigual por parte de los toros de Victoriano del Rio que, por supuesto, no han tenido el calificativo de borregos. Como digo, su juego ha sido variado, aunque la balanza se ha decantado hacia lo negativo, especialmente el lote de Diego Urdiales que no ha tenido posibilidad alguna.
Abría plaza Diego Urdiales frente a un encastado toro de Victorino del Río que ha tenido casta y bravura, elementos básicos para poder a prueba a un torero que, en este caso, Urdiales ha estado sensacional sin lograr la obra soñada, pero con unos momentos inenarrables en los que, además de combatir contra la casta, su peor enemigo ha sido el viento que le ha descubierto muchas veces, motivo por el que el arnedano no ha podido confiarse como hubiera deseado. Como digo, ha habido momentos de inmensa torería y de un gusto exquisito. Dos naturales han sido de auténtico escándalo. Sin duda, frente al toro y las circunstancias, Diego Urdiales se ha sobrepuesto con una torería inenarrable. Una estocada y tres descabellos han permitido que el público lo ovacionara con calor. En su segundo, un toro con apariencia de borrego, en definitiva tenía peores intenciones que Pablo Iglesias cuando estaba en el gobierno. Toro parado, agarrado al piso, esperando al torero que no ha permitido nada a Urdiales ni siquiera con el capote, menester en el que Diego es un auténtico erudito, tan grande como con la muleta. Fijémonos como era el toro que, al final de una serie ha sufrido una voltereta espeluznante de la que ha salido ileso porque Dios así lo ha querido, lo afirmo porque el dramatismo ha sido de época cuando estaba a merced del toro. Nada que objetarle al diestro que ha estado con una dignidad admirable a sabiendas de que no tenía opción alguna. No quisiera estar en la piel del diestro riojano porque, sin lugar a dudas, su cuerpo estará maltrecho. Se ha salvado de milagro y es su mejor éxito en el día de hoy.
Manzanares ha tenido un primer enemigo con cierto atisbo de raza y casta pero, la falta de fuerzas ha sido el detonante para que el diestro no lograra la faena soñada que, amén de todo, el viento le ha sacudido con auténtica fiereza, el enemigo que nadie esperaba pero que se ha hecho presente en este festejo. Ha tenido algún que otro pasaje estimable pero no ha redondeado nada. Dos pinchazos y ovación para el de Alicante. Si dicho toro, hubiera tenido las fuerzas lógicas que su apariencia merecían, todo hubiera sido distinto porque el animal tenía pocas fuerzas como limitación pero, sin ser el clásico borrego. Su segundo, con una bondad infinita pero con pocas fuerzas, Manzanares ha estado muy bien. Ya empezó con un ramillete de bellas verónicas para, más tarde, con la muleta, obtener pasajes de mucha belleza, entre ellos, algún natural y dos pases de pecho sensacionales con un cambio de mano majestuoso. Su faena sido ovacionada en distintos pasajes de la misma y, cuando ya tenía la oreja en su mano, ha entrado a matar en la suerte de recibir cuando el toro le pedía el volapié. Ha sido ovacionado con justicia porque ha luchado contra los elementos, en este caso contra Eolo al igual que sus compañeros. Sin ser nada del otro mundo, la tarde hoy si la comparamos con la de ayer podemos decir que hemos tocado el cielo con las manos.
Roca Rey ha tenido un primer enemigo con atisbos de amigo porque el animal ha tenido una nobleza fantástica, sin ser un borrego, pero con una bondad santificada. Con el capote le ha formado un lío de escándalo, a su manera, pero con la gente aplaudiéndole a rabiar. Su voluntad es su mejor arma que, unida al su valor, logran que el peruano conecte pronto con la gente. Con la muleta le ha dado muletazos de distinto calado, más mantazos que pases ortodoxos pero, insisto, sabe conectar con el público que, en definitiva es lo que importa. Con este diestro se ha demostrado que eso del arte que algunos anhelamos es un cuento chino, lo cree hasta Roberto Domínguez, su apoderado, el que era un torero artista y que apodera a los más vulgares artísticamente dicho. El dinero tiene más poder que el arte. Las espaldinas de Roca Rey son siempre su cohete final para que estalle la mecha. Mucho mérito el suyo porque estéticamente, Roca Rey, en todos los órdenes, es un diestro desagradable para la vista pero, su valor y su técnica le han llevado al lugar que ocupa. Ha cortado una oreja pueblerina de las que se cortan en Valencia que, ya le preparaba para salir de nuevo a hombros como siempre ha logrado en todas las actuaciones en Valencia. Este coso que tiene el rango de primera, en definitiva, a la hora de los trofeos es apenas una plaza de talanqueras. El último de la tarde ha tenido unos primeros tercios alocados, hasta el punto de que ha puesto en auténticos apuros a los banderilleros. Roca Rey ha empezado su faena de rodillas mostrando su valor y sus formas heterodoxas. Le ha embestido su enemigo en varios pasajes para que el diestro impusiera su ley que sigue siendo la de siempre, ese valor espartano con el que asusta a sus enemigos. Al final, el toro se la ha parado pero la obra estaba hecha, mejor o peor, pero era la suya. Ha perdido la oreja por culpa del descabello pero, su valor, afición, ganas y deseos por agradar han sido la constante en su tarde. La peor, que sea como la de hoy. ¿Dónde firmamos?