Hablar de Javier Villán son palabras mayores cuando nos referimos al periodismo y, como algo muy concreto a la crítica taurina de la que él resulto ser uno de los componentes de aquel terceto de la crítica que tanto nos encandilaron. Me refiero a ese cartel de “feria” que era inmenso, Javier Villán, Joaquín Vidal y Alfonso Navalón. ¿Se atrevería alguien en hacer otro cartel como el citado?

Villán es un hombre apasionado por la vida, por sus quehaceres y, pese a estar jubilado, como él nos confiesa, está totalmente activo, trabajando, entre otras obras importantes, en el libro sobre sus memorias que, quiera Dios las podamos ver muy pronto. Y lo decimos con conocimiento de causa por haber leído algunas de las obras del maestro Villán y, las mismas, mucho tiempo después, retumban en mi alma.

El maestro de Palencia es todo un referente para la crítica taurina, para el teatro, la poesía y, sin duda alguna, todo lo que tenga que ver con las letras, las que manejó y lo sigue haciendo con una sabiduría desmedida, razón que nos demuestra que sus éxitos, a lo largo de su vida no fueron producto de la casualidad, más bien de una cultura adquirida, la que encandiló en todas sus facetas a millones de lectores por todo el mundo.

-Puesto que su salud mental es realmente primorosa, usted que tanto nos ha cautivado con su letras, ¿en qué emplea ahora su tiempo?

En seguir escribiendo, leer, y hasta la pandemia, ver teatro actividad que compartí con la crítica taurina en EL MUNDO de Pedro Jota. Del Mundo actual me echaron.

-¿Tan complicado era usted que, como dice, hasta le echaron?

Eso debería de preguntárselo usted a los jerarcas actuales del diario El Mundo.

-Tras tantos años de darnos lecciones, ¿se siente ahora como nuestro viejo profesor?

Nunca pretendí dar lecciones, me limitaba a expresar mi opinión que, por fortuna, coincidía con muchos lectores.

-Toros, teatro, poesía, letras de toda índole son las que usted nos ha dejado como recuerdo en el mundo. Por todo ello, ¿tiene usted la certeza de que será inmortal puesto que, usted se marchará, como todos, pero nos ha dejado su obra bella?

Jajá, no seré inmortal. Dejo miles de artículos y varios libros que desearía perdurasen.

-De todas las materias que usted abordó, ¿con cuál de ellas se queda? Se lo pregunto en el sentido de ¿qué fue lo que más feliz le hizo al narrar?

Escribir, además de una profesión remunerada, mal pero remunerada, es una terapia. Naturalmente me quedo con mi poesía, que libera los demonios interiores. Y con la que intenté impregnar el rigor técnico de las crónicas

-Me han contado, maestro, que usted sufría cuando enjuiciaba a Antoñete en una tarde poco afortunada para el diestro. Y tiene su gracia la cosa porque usted, si de algo ha podido presumir es de imparcialidad. ¿Cómo era aquella cuestión?

Chenel era un amigo, cómplice de algunas cosas. Daba pocos motivos para la crítica adversa. Y como crítico del MUNDO, lo vi muy poco. Escribí una vez en una crítica a CURRO VAZQUEZ, un gran torero pero más irregular, y gran amigo. ´´Si esta temporada va a estar usted como ayer en Las Ventas, me va a hacer sufrir mucho. No es esto¨. Imparcialidad e independencia, son imprescindibles.  En este sentido el MUNDO de Pedro Jota,  exigía esa independencia y me permitía escribir también de teatro. 

-Al margen de la pandemia, maestro, ¿qué futuro cree usted que le espera a nuestra fiesta? Se lo pregunto porque los taurinos no se han dado cuenta que la fiesta necesita de un cambio radical en todos los órdenes. ¿Cómo haría usted ese cambio que pide la afición a gritos?

No lo sé, hace tiempo me retiré de esto. No veo corridas porque me aburren, me fui de esto por aburrimiento. Volvería por Diego Urdiales del que ROMERO dice que debía haber nacido en Triana, vi sus inicios. Rincón, escribí CESAR RINCON, DE MADRID AL CIELO, Espasa Calpe, me interesó mucho. Pero ya me dedico a la poesía y a mis memorias, JAVIER VILLAN UNA VIDA DE TEATRO. Respecto a los aficionados, supongo  están en lo de siempre, la integridad del toro, la casta, la bravura.

-Los toreros, en sus boludeces, hasta atribuyen a la crítica la causa de sus fracasos cuando, como es notorio, criticar no es otra cosa que informar que, sin duda, nada que ver con el devenir de la carrera de tal o cual diestro. Se lo digo con conocimiento de causa porque, El Cordobés, el hombre que tuvo las peores críticas como torero alcanzó la cima más alta. ¿Por qué razón cree usted que los toreros no comprenden que la crítica no tiene nada que ver con lo que ellos hagan en el ruedo?

Yo creo que el poder de la crítica ha sido siempre limitado.  Quizá pueda más el juicio de los aficionados. Yo, cuando El Cordobés, no había entrado en la crítica ni tenía intenciones. Pero comprendí pronto que era más que el salto de la rana, una muñeca derecha muy poderosa. Años más tarde le hice una entrevista en Villalobillos y mientras comíamos dos huevos fritos con chorizo y jamón me dijo, ¨Tú me habrías crujío, pero yo volví a llevar gente a las plazas que estaban vacías, volví a llenarlas. Eso es lo que cuenta. Y di trabajo a maestros  poniendo por delante a Antoñete, por ejemplo¨

NOTA, Chenel me lo confirmó y le tenía al PELOS inmensa gratitud.

La crítica adversa nos desagrada a todos, incluso a los poetas.  De ahí el mito del sobre, de los críticos comprados, En defensa de esos críticos comprados he decir algo. Los periódicos, PUEBLO por ejemplo, de Emilio Romero,  hasta que llegó Navalón, no pagaban. Alquilaban la página de toros y los periodistas tenían que pagar por ella. De algún sitio Carvajal,  tenía que sacar el dinero.

-Y de esto sabe usted mucho porque ese hombre llamado Miguel Abellán, porque no le gustó una de sus críticas quiso agredirle. ¿Cómo recuerda aquel amargo episodio?

Episodio pasado. Le demande, gané el juicio con indemnización que doné al alcalde Madrid, Álvarez del Manzano, para la escuela de Tauromaquia. En Pamplona, Sanfermines, me pidió disculpas  y asunto zanjado. Yo creo que nadie puede ser toda su vida, rehén  de un mal momento. Los gitanos dicen que todos tenemos una hora tonta. Lo mejor de aquello fue la multitudinaria reacción de la gente de Logroño a mi favor, de casi todos los periodistas, excepción de  Barquerito que dijo, ¨´dado el tono ofensivo de las críticas de Villán, esto se veía venir¨´. El presidente de la Comunidad de la RIOJA, el señor Sanz, presidió un homenaje al que asistieron casi 500 personas.

-Lo que siempre me dejó perplejo en torno a usted es la forma tan banal en la que terminó con el diario El Mundo, un diario que tenía al mejor de los críticos que, para colmo, ejercía como un auténtico literato y, como se demostró, no le guardaron el menor de los respetos. ¿Cómo se curó de aquella amarga “cornada”?

No tuve que curarme de ninguna cornada, ni siquiera fue una cornada envainada. El Mundo de Antonio Rossel, Antonio Lucas, y Jorge Bustos ya no era mi Mundo, ni el de Pedro Jota. Se limitaron a decirme, por teléfono,  por boca de Manu Llorente, con el que había colaborado en  cultura, teatro y toros  30 años, y después de unos 7000 artículos, ¨estás despedido¨. Sin más, claro y rotundo.

-Los toreros se mueren de gusto cuando lidian los toros de la rama Domecq que, como usted sabe, están llenos de “santidad”. ¿Será que esa misma dulzura a la que aludo es la que empalagó a los aficionados para que decidieran ausentarse en masa de las plazas de toros?

El toro artista los Juampedros del ganadero filósofo. Me divertí mucho con Juampedro Domecq. Quiso echarme del MUNDO, porque había titulado en Fallas, ¨ Juampedros, drogados y afeitados¨. Convinimos publicar su irritada carta en cartas al director.  Y a los ocho días en Castellón titulé, ¨Juampedro, apoteosis del borrego¨.

-Yo creo que ahora somos una sociedad mediocre en todos los sentidos y, en los toros no podíamos escapar de dicho maleficio. Se lo digo porque, ya ve, Morante ha anunciado que matará una corrida de Miura en su vida y, muchos lelos lo dan como una auténtica gesta. Si lo de Morante es una gesta –todavía no consumada- ¿cómo podríamos calificar a Joselito que, en un breve plazo de ocho años mató casi noventa corrida de don Eduardo?

La mediocridad es evidente, pero no sé si  mayor que otras épocas. Morante es un buen torero, torero con son, y con profundidad en el  capote,  acaso un grande de la verónica, pero no es Curro Romero al que pretendió suceder como ¨torero de Sevilla¨. En la sociedad de hoy, hay más propaganda que cultura.

-Según su saber, maestro, ¿quién le hace más daño a la fiesta los propios taurinos o los políticos desalmados que atacan a la fiesta sin piedad?

Hace años escribí ´´el cáncer está dentro¨ y por poco me lapidan. Los políticos que usted llama desalmados, Podemos, supongo se equivocan si pretenden acabar con la Fiesta, perderán votos. Y no creo que la economía española pueda prescindir de las divisas e ingresos que la Fiesta proporciona. Ni de su entramado laboral, desde el vaquero hasta el vendedor de refrescos.

-La fiesta, como los hechos demuestran ha ido –como diría Belmonte- degenerando a pasos agigantados. Siendo así, ¿le ve usted futuro a los toros en un plazo más o menos breve?

Los toros caerán por la inercia de los tiempos, porque la juventud no se interese por ellos, no por los antitaurinos

-Su estilo costumbrista, maestro, es el que nos llenaba por completo a los aficionados. Es decir, junto a usted, con su pluma, gozábamos de igual manera con su poesía, con sus críticas u opiniones sobre la fiesta de los toros. ¿Por qué la mayoría de los críticos actuales todos sigue cortados por el mismo patrón y no encontramos la creatividad con la que usted nos tenía acostumbrados?

El costumbrismo es una rama literaria, muy fecunda. Yo entiendo por costumbrismo la capacidad para identificarse con el lenguaje popular, pero no excluye un lenguaje más refinado y poético. Escribí en romance aconsonantado, varías crónicas. Y una, en Las Ventas en sonetos, uno por cada toro. Y al respecto de lo que usted me pregunta le diré que es muy difícil hablar en boca de los demás.

-Imagino que, en el peor de los casos y en la soledad de su despacho, algo grande estará tramando. ¿Está inmerso en algún que otro libro?

No sé si grande o pequeño. Pero siempre ¨tramo¨ algo. Un libro de Relatos en tiempos de Peste, mis memorias Javier Villán, una vida de teatro. Y de toros, claro

-El pasado año, maestro, todos sentimos una  dicha muy especial cuando le entregaron el Premio Nacional de Tauromaquia Joaquín Vidal. Dicha concesión, ¿era ello el refrendo para que todos admirásemos su maravillosa trayectoria?

Mi trayectoria ha sido honrada, apasionada, literaria, muy normalita y no creo tenga mucho de maravillosa. Me siento orgulloso de esa concesión, Premio Joaquín Vidal, lo quise como amigo y lo admiré como periodista. Me honra.

-Usted que escribió un libro sobre José Tomás, y lo hizo cuando el diestro de Galapagar era figura admirada por todos los públicos. ¿Qué cree usted que le sucedió a José Tomás para, de ser una figura admirada, a ser un oasis en el desierto del toreo por aquello de torear un festejo cada temporada? ¿Le podemos culpar al diestro de la ausencia del aficionado en las plazas?

Escribí y publiqué Claves rituales de un enigma. No creo que yo haya descifrado ese enigma. Dejando de lado filosofías, José Tomás, el genuino, el revolucionario que ocupaba terrenos inaccesibles a los demás, fue el de las tres primeras temporadas. Después, cambiaba revolcones por orejas y le fallaba el temple. Si vuelve, como dicen algunos, yo no lo creo, tendrá que competir en ferias, sin privilegios de ningún tipo. Entonces la gente volverá a seguirle. Supongo.

-Maestro Villán, añada cuanto quiera. Está usted en su casa.

Muchas gracias por la entrevista. Es un honor compartir mis ilusiones junto a ustedes.

Pla Ventura

En la primera foto que mostramos, el maestro Javier Villán, en la segunda, Villán posa junto al que dice ser su ídolo, Diego Urdiales.