Al respecto de la sección tan admirable con la que goza nuestro maestro en lides pictóricas, el señor Giovanni Tortosa, ha ocurrido lo que era inevitable de su parte, la inmortalización en sus manos y sentidos del torero más carismático que hemos conocido en nuestro peregrinar por la vida, nada más y nada menos que Rodolfo Rodríguez El Pana.

Son ya muchos los diestros a los que Giovanni Tortosa les ha dado «vida» con sus lienzos, algunos después de muertos, caso de Iván Fandiño y, como ahora, El Pana, diestros que no morirán jamás porque siempre serán recordados por artistas de toda índole, caso de la pintura o bien con las letras.

Creemos que, su obra más lograda -y todos ellas tienen un gran significado- hasta la fecha ha sido la que ahora mostramos del Brujo de Apizaco que, como se comprueba, Giovanni se ha recreado en la suerte nunca mejor dicho porque, lo que expone en su lienzo no es otra cosa que el singular trincherazo que interpretara El Pana, un pase que, intentado por muchos, a nadie le ha salido tan perfecto como al diestro de México.

Vimos a Rodolfo Rodríguez El Pana en aquella tarde irrepetible en La México, la corrida que iba a ser su despedida en los ruedos y, como caso único en la historia del toreo, en vez de despedirse Rodolfo tuvo una resurrección tan gloriosa que, solo Dios podía bendecirla de aquel modo. Tras aquella tarde en El Embudo de Insurgentes y con los toros de Pepe Garfias,  de repente cambió el sino de su vida y todavía le sobró tiempo para firmar innumerables faenas con su sello tan particular como imprevisible.

Allí, como decimos, bordó el toreo en muchos pasajes de la lidia pero, insistimos, aquel trincherazo monumental en que, tras el mismo, dejó caer la muleta en el hocico del toro, en aquel instante La México volvió a vibrar como en sus tardes más gloriosas. Era normal que la gente se sintiera arrebatada porque aquel caudal de creatividad y torería no era causa común en los ruedos en aquel entonces y, si se me apura, nunca en la vida de Dios.

Nos unimos al homenaje que Giovanni Tortosa le tributa a Rodolfo Rodríguez El Pana, sencillamente porque somos sabedores de que El Brujo de Apizaco, con toda seguridad, seguirá sonriendo, habano en la boca, a la vera de Dios.