Los pinceles de Giovanni Tortosa, en esta ocasión se han decantado hacia la figura y obra del que justamente en este día ponderábamos en nuestra página, sencillamente porque le hemos recordado en su condición de ídolo, lo que nos hace sospechar que, nuestro artista particular, siguiendo la estela de nuestro sentir ha querido sumarse a nuestra causa. Hablamos, como no podría ser de otro modo, de José Tomás, el mítico diestro que ostenta el galardón por aquello de haber sido el último icono del toreo, es decir, el ídolo que todos admiramos pero que, para nuestra desdicha, Tomás, se resiste a seguir ostentando el mencionado entorchado.

El destino nos dirá todo lo que le deparará a tan mítico diestro pero, inevitablemente, nadie podrá arrebatarle ese galardón que ostentó en su día para ser el mejor, en el peor de los casos, el más arrebatador que no es tarea baladí en el toreo. Sin José Tomás, como Giovanni Tortosa sabe, los aficionados podemos sentirnos pobres de verdad que, en definitiva es nuestra peor desgracia.

Toreará o no lo hará, será siempre una decisión personal de él la que siempre respetaremos; nos dolerá que no lo haga pero, no cabe otra opción que respetar a un hombre que está cosido a cornadas, al que se le ha dado la extremaunción en varias ocasiones, de forma muy concreta en la plaza de toros de Aguascalientes en México, amén de otras plazas, sencillamente porque nadie asumió el riesgo de la forma que él lo hizo, razón de peso por la que, como decimos, ha estado algunas veces al borde de la muerte, lo que le llevó al lugar de privilegio e idolatría que ostenta, el que nadie le arrebatará.