A Rodolfo, este encuentro con Ingrid, en tan poco tiempo ya se le había marcado muy hondo dentro su corazón. Ambos se sentían compañeros de ilusiones, en el camino de la esperanza, por lograr un mundo mejor. Respecto al éxito del Mago, se podría decir que ya casi lo consiguió; en cambio Ingrid, se quedó en el camino. A un hombre y a una mujer muchas veces los suele unir el amor, y en este caso no fue éste el que ofició de amalgama, sino que fue la bendita profesión de toreros la que los unió –por el alma– a estos dos seres entrañables, a quienes una grata sorpresa por su encuentro les tiene reservado el destino.

La situación personal que le había narrado Ingrid a Rodolfo desgarró, en sus entrañas, al Mago. Él sentía el dolor de ella, como propio. Nadie mejor que Rodolfo Martín para comprender cómo había sido la lucha de esta mujer. Rodolfo había corrido la legua –caminado sin cesar– durante muchos años en busca de la oportunidad que lo catapultara al éxito, y ésta le llegó en el otoño dorado de su vida. Algo es algo. Y en estos días también, Rodolfo había sentido un desgarro en el alma por su ruptura de amor con Judith. Esta joven cantante, se había enamorado de un personaje llamado ‘El Mago’, pero nunca le llegó a subyugar un hombre bueno llamado Rodolfo Martín. A Judith, pese a su fama como cantante, le sedujo ‘El Mago’ como personaje y toda la parafernalia que suponía su enorme popularidad.

Lo más doloroso fue que la estrella de la canción no se atrevió a decírselo en persona y, en su lugar, utilizó tan solo una fría llamada telefónica, que sirvió para darle a él la fatal noticia del desenlace. Según ella, se marchaba para una gira por Estados Unidos y en consecuencia, pensaba que lo mejor sería separarse. Probablemente, lo que Judith quiso con toda esta relación, fue lograr protagonismo junto al diestro y, ‘El Mago’, por los acontecimientos que le tocó vivir en Colombia, resultó ser todo un personaje que durante un tiempo alimentó el ego de Judith. Y fue este personaje el que encandiló a la cantante para, desdichadamente, usar al ser humano que vive detrás del mismo como si de un juguete se tratase.

La noticia le cayó a Rodolfo como un jarro de agua fría sobre su cabeza en pleno invierno; él no esperaba en absoluto este desenlace. Mientras Judith lo utilizó para sus fines propagandísticos, él se enamoró de ella. Una vez más se demuestra que, el amor –aún sin morir–, cambia de lugar. Desolado estaba ‘El Mago’ ante tan fea noticia. Como sea que el destino quiso que Ingrid fuera testigo de la conversación que ‘El Mago’ mantuvo con Judith, al terminar la charla telefónica, Morenita de Bogotá le preguntó al Mago:

–¿Qué te sucede, Mago? Te veo triste, te has quedado pálido. ¿Te puedo ayudar? ¿Quieres que te abrace? Hoy, ahora, me gustaría reconfortarte más que nunca; ya viste que, hace unas horas tú eras mi refugio, y ahora por lo que veo, seguro que necesitas mi apoyo. ¿Qué te pasó? ¡Vamos, cuéntame, hombre, por favor! ‘El Mago’ parecía ido. Sacudía la cabeza, de un lado a otro, diciendo «no» y con su mano diestra, la del anillo, se tapaba la boca, como queriendo ahogar un grito de ira o más bien, de tremendo dolor.

Así estuvo un rato, mientras Ingrid lo abrazaba de lado, un poco por debajo de los hombros, apretándolo fuertemente y estrechando el cuerpo de él contra ella, mientras seguía diciéndole: «Vamos, vamos, hombre, ¡cuéntame!». Los ojos de Rodolfo a punto estaban de estallar en llanto, se pusieron rojos y húmedos, pero luego se tornaron duros y ahí recién pudo recuperar el aliento como para volver a hablar, y así le contó a Ingrid, lo que le había sucedido. Ella, sin soltarlo, lo escuchó atenta.

–Verás, Ingrid. Como quiera que tú sabes de mi historia y de la forma en que llegué a Colombia, mientras estaba en el hospital vino a verme la cantante Judith Canales y, al poco tiempo, estábamos saliendo juntos. Nos enamoramos, ¿sabes? Hemos pasado un tiempo juntos que…, en realidad, ha sido una etapa maravillosa. Yo me enamoré perdidamente de ella, y ese fue mi error; enamorarme. Lo digo porque, evidentemente, ella no sentía lo mismo. Ahora comprendo, que he sido tan solo un mero objeto entre sus manos. Me ha llamado para decirme que lo nuestro se ha terminado, que se marcha de gira por Estados Unidos y que estima que ya no íbamos a poder seguir juntos; aunque, como excusa, me dijo que si quería podía marcharme con ella.

–¿Y por qué no te marchas? –le preguntó Ingrid.

–Porque entendí su mensaje; estaba clarísimo. Lo de irme con ella era tan solo una buena excusa para quitarme de en medio. ¿Qué puedo hacer yo en Estados Unidos? Eso ella lo sabe, de ahí su ofrecimiento. En un país que no huela a toros y al aroma del arte, yo me moriría de inmediato. Y vuelvo a repetirte, ¡ella, esto lo sabe! Y, por lo tanto, lo de la gira le vino de perlas para borrarme de su existencia. Fíjate que, hasta en mi subconsciente, le tengo fobia a dicho país; de allí era la gringa con la que me casé y de la que luego me divorcié, culminando de esta manera mi primer fracaso emocional. Razones de peso suficientes, por las que ella sabía que jamás accedería a su invitación.

–¡Dios, no lo puedo evitar! –exclamó ‘El Mago’–. Estoy triste, Ingrid.

Y una especie de sollozo escapó de la boca del Mago, quien, para que la torera no lo viera, hundió el rostro entre sus manos, intentando contenerse.

–Mago, por lo que más quieras, ¡arriba ese ánimo! No te vengas abajo; es más, no puedes hacerlo. ¡Vamos hombre! Si tú eres la grandeza personificada; tú eres el que me ha infundido la dosis más grande de bravura ante mi tragedia artística. ¡Te prohíbo, hombre, que por un mal de amores te dejes caer! Otro amor llegará a tu vida y si éste no se ha dado, no te atormentes, porque simplemente, no era para ti. Aceptemos nuestras realidades; la vida es como es y no como nosotros quisiéramos que fuera. ¡Vamos, que quiero verte fuerte y contento! Recuerda que nos quedan muchas cosas por hacer, y a ti, en especial y de forma concreta, si mal no recuerdo, te queda todavía la corrida de Bogotá que, seguro como ocurrió aquí en Cali, será otro importante acontecimiento para tu vida profesional y, sin duda, para tu estabilidad emocional. Estoy contigo, Mago. Desde ya, siente mi cariño y mi apoyo hacia tu lindo ser.

–¡Vamos amigo, arriba ese ánimo!

Pla Ventura